Río de Janeiro.- La violencia del narcotráfico, que ha dejado al menos 32 muertos en Río de Janeiro desde el sábado hasta hoy, también ha causado pánico en la ciudad y puesto en tela de juicio la seguridad en la urbe que albergará los Juegos Olímpicos de 2016.
En los enfrentamientos de esta tarde entre traficantes de drogas y la policía murieron alias "Leozinho dos Prazeres", supuesto jefe de una banda de narcotraficantes de la favela Morro dos Prazeres, y otros dos presuntos criminales de la barriada Morro Santo Amaro.
La policía también informó hoy de la detención de alias "Torrão", acusado de ser uno de los líderes del narcotráfico de la favela de Jacarezinho y uno de los responsables por la invasión del Morro dos Macacos el pasado sábado, que dio origen a la ola de violencia.
Ese día, narcotraficantes del Morro dos Macacos, pertenecientes a la organización criminal conocida como Amigos Dos Amigos (ADA), fueron atacados por rivales del Morro de Sao Joao, vinculados a la mafia Comando Vermelho (Comando Rojo), con el apoyo de pistoleros de Jacarezinho y Complejo del Alemán.
Los choques entre narcotraficantes por el control de los puntos de ventas de drogas, y entre estos y la policía son frecuentes en las favelas que se desparraman por los cerros de la ciudad, pero subieron de intensidad el sábado, cuando un helicóptero policial, con seis agentes a bordo, fue derribado por los delincuentes.
El ataque al helicóptero, que explotó tras hacer un aterrizaje de emergencia envuelto en llamas, causó la muerte a tres francotiradores y heridas a los otros tres tripulantes.
El aparato daba apoyo a agentes que intentaban poner fin a los tiroteos en el Morro dos Macacos.
Esa agresión desencadenó una intensa persecución policial a los delincuentes que se ha extendido a diez favelas de la ciudad, sin fecha para terminar, y en la que participan al menos 2.000 agentes, en su mayoría de la Policía Militar de Río de Janeiro.
De las 32 víctimas fatales que se han confirmado, tres son policías que iban en el helicóptero derribado, otros tres son jóvenes ajenos al conflicto que fueron tiroteados el domingo por los delincuentes cuando regresaban de una fiesta, y los 26 restantes son supuestos narcotraficantes, según las autoridades.
Las operaciones de hoy se concentraron en las favelas de Quieto, Matriz, Borel, Chácara do Ceu, Santo Amaro y los morros de Sao Joao y de los Macacos con el fin de capturar a Feliciano Atanasio da Silva, señalado por la policía como el hombre que el sábado ordenó el ataque a los rivales.
Las autoridades han ofrecido una recompensa de 5.000 reales (unos 2.850 dólares) por informaciones que conduzcan a la captura de Da Silva.
La intensidad de los tiroteos ha asustado a los habitantes de tradicionales barrios de clase media de la zona norte de Río, como Vila Isabel y Grajaú, vecinos de algunas de las favelas donde se llevan a cabo las operaciones policiales.
El pánico también ha llevado a centenares de habitantes de algunas favelas a abandonar sus viviendas esta semana, para refugiarse en casas de familiares o amigos en otros sitios de la ciudad, temerosos de un agravamiento de la situación, según Mario Lima, presidente de una asociación vecinal.
"Se regaron rumores sobre la presencia de personas extrañas (en las favelas), pero nada de eso fue confirmado", dijo el coronel Marcos Jardim, comandante policial del área metropolitana de Río de Janeiro, al explicar el motivo del éxodo.
La explosión de violencia en Río de Janeiro se produjo sólo dos semanas después de que la ciudad fuera escogida como sede de los Juegos Olímpicos de 2016, lo que ha generado críticas en la prensa nacional e internacional a la estrategia de seguridad ciudadana de la urbe brasileña.
El alcalde de Río, Eduardo Paes, que está de gira esta semana por varios países europeos, aseguró a Efe en Londres que la campaña por la sede olímpica nunca ocultó los problemas de violencia de la ciudad y prometió que en los Juegos la seguridad "no será un problema".
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, también prometió el pasado lunes "limpiar la suciedad" que afecta la imagen del país y de Río, aunque admitió que "llevará tiempo resolver la violencia que generan estas bandas de narcotraficantes".
Sin embargo, una comisión de la Cámara de Diputados decidió hoy convocar al ministro de Justicia, Tarso Genro, para que explique ante el Legislativo la escalada de violencia.
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