El hombre que se puede cargar la futura Europa se llama Vaclav Klaus. Es presidente de la República Checa y amigo del ex presidente José María Aznar. Comparten el negacionismo del cambio climático y algunas otras genialidades. Klaus ha encargado a diecisiete de sus senadores reventar el Tratado de Lisboa si los irlandeses votan sí el viernes.
Los checos no tienen mucha suerte con sus dirigentes. Si hace unos meses su ex primer ministro Mirek Topolanek se hizo famoso por pasear el pene por la casa de Berlusconi, la República que tiene como capital a la bellísima Praga va a saltar a la popularidad europea por su peculiar presidente, Vaclav Klaus. Un euroescéptico, aliado útil de los conservadores británicos de David Cameron, que ha cumplido su amenaza: está dispuesto a intentar torpedear el Tratado de Lisboa —apaño de la nonata Constitución Europea— sin firmarlo, si, por fin, los irlandeses dan el sí en el referéndum de este viernes.
Las intenciones del presidente Klaus, ya anunciadas y temidas por la mayoría de los Gobiernos europeos desde antes del verano, se confirmaron el martes, cuando un grupo de senadores checos del ODS —conservadores, euroescépticos y muy cercanos a Klaus— presentaron un recurso ante el Tribunal Constitucional en Praga. El gesto supone un obstáculo más para que el Tratado entre en vigor el 1 de enero, fecha en la que la presidencia europea de la UE es asumida por España. Zapatero lleva meses preparando ese semestre y en las últimas semanas ha intensificado sus contactos con los suecos, actuales responsable de la Unión.
¿Quién es este Vaclav Klaus, profundo euroescéptico, amigo de los líos de faldas y ultraconservador? Pues además de mirar en la Wikipedia, en España no nos es tan desconocido. Klaus es Vaclav para José María Aznar y viceversa, Aznar es José para el presidente checo. Comparten criterios e intereses, como la negación del cambio climático. No en vano, el ex presidente del Gobierno español fue el telonero de un libro del checo, publicado en España por FAES, la fundación del PP que preside Aznar.
El libro, titulado Planeta azul y no verde, de unas 150 páginas, denunciaba el alarmismo climático que se ha creado alrededor del calentamiento global del planeta. Planeta que no debe preocuparse tanto por "el aumento en unos grados de la temperatura global". El 22 de octubre del año pasado, el librito fue presentado en la Fundación por el amigo José.
El ex presidente español aprovechó el acto para lanzar su propio mitin: "En estos tiempos de enfriamiento global de la economía internacional y de amenaza de una nueva glaciación en la economía nacional, en uno de esos ciclos econo-climáticos que se suceden cada vez que un Gobierno socialista llega al poder en España, los abanderados del apocalipsis climático exigen dedicar cientos de miles de millones de euros" a causas "tan científicamente cuestionables en su viabilidad como ser capaces de mantener la temperatura del planeta Tierra dentro de un centenar de años..."
Lo del apocalipsis climático y el cientifismo sobre la Tierra dio tanto juego como las charlas del ex presidente con acento mexicano y los pies encima de la mesa, delante de Bush.
El presidente checo, que puede bloquear la UE practicando el "filibusterismo parlamentario" y cometer un "fraude de ley" con su posición, como denuncian europarlamentarios españoles, ya tenía otros conocidos y amigos en España, antes de Aznar. Por ejemplo, el economista español ultraliberal Pedro Schwartz, que prologa el libro de Klaus y que rápidamente se apuntó a las tesis negacioanistas del cambio climático.
Schwartz y el presidente checo son miembros de la Mont Pèlerin Society, cuna del ultraliberalismo y fundada por Friedirich Hayek, el economista austríaco, padre de estas teorías de liberalismo radical.
Ocurre, pues, para asombro y preocupación de los socialdemócratas y una parte de los verdes europeos que este presidente checo, al frente de uno de los países que ha entrado en la última hornada en la UE (2004), el amigo de Aznar y Schwartz, es quien se puede cargar definitivamente la futura nueva Constitución Europea.
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