Lewis Hamilton enmendó su error en la última vuelta del Gran Premio de Italia anotándose un cómodo triunfo en Singapur, seguido de Timo Glock y Fernando Alonso, que sube al podio por primera vez en la temporada. En la lucha por el mundial, Jenson Button consiguió aumentar en un punto su ventaja respecto a su compañero, Rubens Barrichello, que sigue segundo 15 puntos por debajo. Jaime Alguersuari tampoco tuvo suerte en carrera y encadenó un nuevo abandono por problemas en los frenos de su Toro Rosso.
Singapur ha sido una carrera de sentimientos encontrados. Aburrida, como corresponde a los circuitos urbanos de nueva generación, y dominada por tácticas y pantallas de tiempos más que por acciones en la pista. Igual que los partidos de fútbol que acaban con un resultado de 0-0. El problema es que no es la primera vez que ocurre algo así en 2009 porque, globalmente, hemos visto muy pocos goles...
En cabeza, el guión siguió, una por una, todas las pautas que se deducían de las lecturas de pesos tras la clasificación. Hamilton, más cargado que sus principales rivales, gozaba por ello de una importante superioridad táctica que sólo podría torcerse por una salida de pista, algo que no ocurrió. De este modo, el campeón mundial protagonizó un triunfo "from lights to flag" (de la salida a la bandera a cuadros), como se conoce en el argot, controlando en todo momento a Nico Rosberg y Sebastian Vettel, sus rivales más próximos, ambos eliminados por sendas penalizaciones. El primero cayó después de pisar la raya blanca al salir de los boxes de su primera parada; Vettel lo hizo en el segundo repostaje, precisamente por pasarse de la velocidad máxima en el pit lane. El "Drive through" con el que ambos fueron castigados les birló un podio "fácil".
Como habían previsto los expertos, Singapur volvió a tener su dosis de coche de seguridad, esta vez motivada por un incidente entre Adrian Sutil y Nick Heidfeld en el primer tercio de carrera. Sin embargo, no hubo suspicacia alguna respecto a posibles amaños o sabotajes (quien quiera hacer trampas en este sentido tendrá que estudiar un procedimiento alternativo). De hecho, la entrada en pista del Mercedes SL 63 AMG pilotado por Bernd Mäylander no tuvo siquiera damnificados en la clasificación, así que todos contentos... y a dormir.
Con Hamilton por delante y Vettel y Rosberg descartados, fueron Glock y Alonso quienes heredaron los puestos de cajón. Ambos plantearon una carrera simétrica, con un primer stint de 19 vueltas seguido por un segundo muy largo y un tercero casi exprés, planteado así para rodar el menor tiempo posible con neumáticos blandos. El trayecto hasta el podio no fue fácil para ninguno de los dos, pero sin errores ajenos, Fernando y Timo sólo habrían aspirado a acabar en cuarta y quinta plaza. En cualquier caso, el resultado es el que cuenta, y de sus consecuencias se deduce un gran balón de oxígeno para sus respectivos equipos. En Toyota, porque insufla un poco de esperanza en una atmósfera enrarecida (todos los mecánicos han recibido una carta que les invita a buscarse la vida para 2010). A Renault le permite enmendar en parte la situación más delicada que ha vivido como marca desde su estreno en la categoría reina.
El estreno de Bob Bell como jefe deportivo del equipo, pues, no podría ser mejor. Sin embargo, los flashes de hoy amagan temores de futuro animados por la sintomática huida de los dos patrocinadores principales del equipo, ING y Mutua Madrileña, desde esta misma carrera. Cierto es que iban a abandonar el barco en noviembre, coincidiendo con el momento en que el último operario del circuito de Abu Dhabi apagara la luz. Cierto es que ambas entidades seguirán abonando sus cuotas de esponsorización a las arcas de Renault hasta ese momento. Pero su huida de la carrocería del coche en Singapur deja un vacío que costará llenar, porque el daño a la imagen de la marca Renault ha sido muy severo, y nadie quiere estampar el logotipo de su empresa en un equipo castigado por tramposo.
Justo por detrás de los ocupantes del podio acabó Sebastian Vettel, piloto del único monoplaza de Red Bull que no sufrió problemas de frenos, y los dos Brawn GP, con Button por delante de Barrichello. Este resultado deja al alemán casi totalmente descartado de la lucha por el mundial (está a 25 puntos del líder, cuando sólo quedan 30 en juego), con lo que el futuro nos aboca a una batalla dirimida por un solo árbitro, Ross Brawn. En Singapur, el comentario más escuchado en el paddock aludía a un hipotético trato de favor del equipo a Jenson Button. Sin embargo, este mediodía, las circunstancias impidieron levantar sospechas. La entrada del coche de seguridad permitió al ingeniero de Button modificar la carga de combustible de su primer repostaje, aumentándola respecto a la de su compañero, que se había detenido unas vueltas antes, para así postergar su segundo paso por boxes y salir con ventaja a la caza de la bandera a cuadros. Y voilá, una carrera que olía a desastre para el bueno de Jenson se saldó con un saldo positivo de un punto de ventaja respecto a su vecino de box.
En cualquier caso, Button volvió a completar un fin de semana mediocre. Su rendimiento en la fase final del campeonato sigue sin ser digno de un aspirante al título (no veíamos nada igual desde 1983), como bien rubrica su mediocre clasificación del sábado. Barrichello, en cambio, dignifica con su esfuerzo en todas las sesiones la epopeya de Brawn GP. Lejos de desanimarse, el brasileño está completando, con 39 años, la mejor temporada de su carrera deportiva... aunque todo apunta a que acabará como las 16 precedentes. Si a principios de año critiqué la apuesta de Ross Brawn por Rubens en detrimento de una joven perla, Bruno Senna, este domingo lo olvidada por su poco exitoso salto a las carreras de resistencia. Visto lo visto, como diría el maestro Javier del Arco, me la envaino.
Por cierto, aunque no lo pareciera, Ferrari también estuvo en Singapur, y lo hizo con un solo piloto, Kimi Räikkönen (de Fisichella siguen sin tenerse noticias). Con el desarrollo técnico del F60 congelado y los abogados del equipo en el circuito peleándose con el mánager de Kimi para rescindir su contrato, no podíamos esperar más. Lo realmente triste es ver cómo un equipo con tanta historia se queda tirado, navegando a la deriva, en la fase final de este mundial de locos. Ahí están Domenicali y los suyos, condenados a atender las carreras de 2009 con la mente puesta en 2010, y dos pilotos con objetivos algo difusos. Kimi por motivos evidentes, Fisichella por el síndrome Ferrari, que ya había afectado con anterioridad a Michele Alboreto, Gianni Morbidelli e Ivan Capelli, y que impide hacer las cosas bien por el temido fantasma de la presión.
Por lo demás, Singapur sólo ha servido para cerrar ciclos y despertar luchas internas por la supervivencia. En esa selva de contratos, la rumorología apunta fundamentalmente a los nuevos equipos, Manor, Campos y USGP. El primero está cerca de contratar al reciente ganador de las World Series by Renault, Bertrand Baguette; Campos está cerca de firmar a Pedro Martínez de la Rosa, y USGP mantiene contactos con el austríaco Alex Wurz y busca un piloto de pago para su segundo asiento. En los demás, parece que Heikki Kovalainen tendrá acomodo en el asiento de Nico Rosberg, cuyo destino será McLaren o Brawn GP.
La próxima cita del campeonato será el Gran Premio de Japón, que volverá a Suzuka después de dos temporadas en el Monte Fuji. La carrera está programada para el próximo domingo, 4 de octubre.
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