Tegucigalpa.- Las esperanzas de un diálogo en el conflicto en Honduras se desvanecieron hoy, en una jornada en que el Gobierno de facto respondió a la condena del Consejo de Seguridad de la ONU a las intimidaciones contra la Embajada de Brasil con la afirmación de que el cerco policial es para proteger el edificio.
Las denuncias de Manuel Zelaya sobre ataques con gases tóxicos por parte de la Policía, negados por el Gobierno de facto, los matices del presidente depuesto sobre las conversaciones del día previo y las protestas de sus seguidores volvieron a relegar la posibilidad de un diálogo en Honduras.
"Nosotros solo estamos respondiendo a la petición que hizo el Gobierno del señor Lula da Silva al Gobierno de Honduras que quería garantizar la Embajada, el edificio y también la vida del que estaba dentro", dijo Micheletti en declaraciones a periodistas.
"Estamos comprometidos a garantizarle la parte de afuera al Gobierno de Brasil", insistió el presidente de facto, después de que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas condenara los "actos de intimidación" contra la Embajada de Brasil, donde se encuentra el presidente depuesto, Manuel Zelaya, desde el lunes.
Micheletti insistió en esa respuesta y al ser preguntado si iba a acatar la resolución de las Naciones Unidas, negó que se estén interfiriendo teléfonos o lanzando gases en ese edificio, y acusó de los cortes de luz y agua a los seguidores de Zelaya que acamparon en el lugar el lunes, antes de ser sacados por la fuerza.
El canciller de Brasil, Celso Amorim, explicó en el Consejo de Seguridad la crítica situación humanitaria que se vive en la Embajada, a la que se le han cortado los suministros de agua, luz, alimentos y comunicaciones.
Zelaya denunció que el edificio había sido objeto del lanzamiento de gases tóxicos que habían producido irritaciones de diverso tipo a las personas que se encontraban en su interior.
Un delegado del Comité de la Cruz Roja Internacional denunció a la televisión venezolana que hoy le fue negado el ingreso en la embajada a un grupo de médicos que pretendió atender a supuestas víctimas de gases tóxicos.
Los acontecimientos de hoy dejaron en agua de borrajas los contactos que tuvieron lugar el jueves, los primeros entre los candidatos a la presidencia en las elecciones de noviembre y Zelaya, derrocado y expulsado del país el 28 de junio pasado.
Los candidatos aseguraron tras reunirse con ambos que tanto Zelaya como Micheletti estaban dispuestos al diálogo.
Sin embargo, Zelaya matizó hoy que hasta el momento solo hay "enlaces informales" para iniciar conversaciones y recordó que él sigue rodeado de militares en la embajada de Brasil.
Además, llamó al Frente Nacional contra el golpe de Estado "a mantener la resistencia", mientras que a la comunidad internacional le pidió apoyo "para revertir" el golpe y "restituir la democracia" que le fue "robada al pueblo hondureño".
Miles de seguidores del presidente depuesto volvieron hoy a salir a las calles en una nueva marcha que pasó frente a la Embajada de Brasil, donde increparon a los militares y a Micheletti.
El dirigente campesino Rafael Alegría, uno de los líderes del Frente, indicó a Efe que esperan no solo declaraciones sino "acciones de Washington y la comunidad internacional".
Sobre el diálogo, dijo que "hay algunas señales" de que va "avanzando", y aseguró que "hay sectores de la iglesia, empresa privada y otros que antes eran golpistas pero que ahora están interesados en una salida y una solución, gracias a nuestro pueblo".
Por otro lado, Zelaya no pudo entrevistarse hoy con el obispo de Santa Rosa, Luis Alfonso Santos, y el candidato presidencial César Ham, del izquierdista Partido Unificación Democrática, porque los militares impidieron el acceso al interior de ambas figuras, afines al presidente depuesto.
"A lo mejor mañana es posible", dijo a Efe Ham, al indicar que Zelaya hizo las gestiones, pero "el Gobierno golpista de Micheletti no autorizó el permiso para pasar a la Embajada de Brasil".
Por su parte, el embajador de Estados Unidos en Tegucigalpa, Hugo Llorens, afirmó hoy que Washington ha revocado las visas a partidarios "clave" del régimen de facto y recordó la advertencia de que su Gobierno no aceptará la legitimidad de las elecciones de noviembre si se desarrollan bajo el amparo del régimen de facto.
"Creo que deberían tomarse esa declaración muy seriamente", indicó Llorens.
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