Pekín.- Once chinos de la etnia han (mayoritaria en China) han sido acusados hoy formalmente por su implicación en el linchamiento de uigures que desató las protestas raciales en Urumqi (sur de China) en julio pasado, saldadas con 200 muertos.
Según la agencia Xinhua, la acusación se produce tres meses después del linchamiento, el 26 de junio, en la Fábrica de Juguetes Xuri, en Shaoguan (provincia meridional de Cantón), donde murieron dos trabajadores uigures y cientos resultaron heridos.
Según informó la prensa china entonces, el linchamiento se produjo después de que un ex empleado chino, descontento con la llegada de los uigures, hiciera correr el rumor falso de que habían violado a una joven.
La impunidad de los protagonistas del linchamiento, obreros de la fábrica, provocó la ira de los uigures en Urumqi (capital de Xinjiang), que el 5 de julio protagonizaron una protesta que devino violenta y desató un conflicto étnico que ha dejado hasta hoy más de 200 muertos.
Según informó hoy el Fiscal Popular Municipal del distrito Wujiang de Shaoguan, un ciudadano llamado Xiao Jianhua y otros cuatro sospechosos están acusados de atacar intencionadamente a la gente en la fábrica de juguetes.
La acusación de la fiscalía no incluye muerte intencionada, según Xinhua.
Lu Xiaoqiang y otros cinco participaron supuestamente en una revuelta de grupo, señaló la fiscalía, que añadió que los once acusados "ignoraron la ley y causaron víctimas y pérdidas de propiedad graves".
Según Xinhua, "otros sospechosos de la revuelta, en la que murieron dos empleados uigures y cientos resultaron heridos, se enfrentan a una acusación inminente".
Se trata de la primera acusación contra chinos de la etnia han desde que estallaron las revueltas en Xinjiang, la región autónoma occidental china habitada desde hace siglos por uigures, una etnia de lengua turcomana y religión musulmana que hoy representa menos de la mitad de la población por la llegada de colonos chinos.
Según el diario "South China Morning Post", la situación en Shaoguan ha vuelto a la normalidad gracias a que las autoridades han separado por completo a los obreros uigures de los chinos.
Los 700 uigures de la planta fueron trasladados a otra en la ciudad de Baitu y viven recluidos y protegidos por la policía, pero se calcula que hay otros miles de obreros de esta etnia en otras ciudades como Huizhou o Zhaoqing cuya situación se desconoce.
Miles de uigures han sido trasladados al delta, donde se concentra la "fábrica del mundo", desde que en 2007 se puso en marcha un "programa de alivio de la pobreza del lejano oeste chino".
Sólo en el primer semestre de ese año, 900.000 obreros "exportados" de Xinjiang, uigures en su mayoría, ganaron un total de 1.300 millones de yuanes (190 millones de dólares), según datos publicados por Xinhua.
Los uigures critican esta política de disgregación y señalan que el objetivo último de la "exportación" de miembros de la etnia es diseminarlos y acabar con su cultura e identidad, que no tiene ningún punto de contacto con las chinas salvo por la Ruta de la Seda.
En este sentido y después del linchamiento de Shaoguan, expertos y uigures en el exilio han acusado al Gobierno chino de subestimar las diferencias culturales entre chinos y uigures, que ni siquiera hablan la misma lengua, ni comparten creencias ni dieta.
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