Pekín.- Tres uigures fueron condenados hoy a penas de hasta 15 años de cárcel por los ataques con jeringuillas contra los colonos chinos en la convulsa región occidental de Xinjiang, donde desde julio han muerto más de 200 personas por luchas étnicas.
El Tribunal Popular Intermedio de Urumqi (capital regional) condenó hoy a Yilipan Yilihamu, de 19 años, a 15 años de cárcel por "diseminar falsas sustancias peligrosas" mediante un alfiler que clavó en la nalga de una vendedora de fruta el 28 de agosto, según la sentencia difundida por la agencia oficial de noticias Xinhua.
Otros dos encausados, Muhutaerjiang Turdi, un hombre de 34 años, y Aimannisha Guli, una mujer de 22, fueron condenados a diez y siete años de cárcel, respectivamente, por robar a un taxista el equivalente a unos 100 dólares amenazándolo con una jeringuilla.
Aunque Xinhua no aclara la etnia de los condenados, que son heroinómanos, sus nombres apuntan a que son uigures.
Contra los autores de estos ataques, el Gobierno local prometió severos castigos hasta la pena de muerte, en un país donde el poder judicial no goza de independencia plena, pero ni la sentencia ni el gobierno indicaron qué relación tenían los condenados con grupos terroristas, como las autoridades indicaron estos días.
Se trata de tres de los cuatro únicos casos confirmados de ataques con jeringuillas hipodérmicas por parte de uigures que "ha disparado el miedo entre las masas" chinas en Urumqi, con nuevas protestas chinas exigiendo seguridad ciudadana y la dimisión del líder regional, Wang Lequan, protegido del presidente Hu Jintao.
Algunos delincuentes y drogadictos utilizan en China jeringuillas para cometer atracos o defenderse de la policía, aprovechando que la población cree que puedan transmitir enfermedades como el sida.
La policía local china señaló en un primer momento que hasta 500 personas fueron víctimas de estos misteriosos ataques, aunque sólo se han podido confirmar una decena y el resto han demostrado ser falsos, mientras que impiden el acceso de los periodistas a los hospitales para entrevistar a las supuestas víctimas.
Según la prensa desplazada a Urumqi, algunos de los chinos que acudieron a los hospitales mostraban picaduras de mosquito.
La semana pasada la policía informó de la detención de 45 sospechosos de ataques con jeringuillas, de los que 12 permanecían en custodia en Urumqi, y esta semana de otros ataques aislados en Hotan, Altay y Kashgar.
El 5 de julio estallaron las protestas étnicas entre uigures y chinos en la agitada región de Xinjiang, con casi 200 muertos ese día, en su mayoría chinos, mientras que dos días más tarde los chinos empezaron a vengarse perpetrando linchamientos.
Desde entonces, las autoridades impiden el envío de mensajes de móvil y han cortado el acceso a internet en Xinjiang, por lo que es terreno abonado para los rumores.
Los uigures, una etnia centroasiática de lengua turcomana y credo musulmán que habita la región desde hace siglos, suponen hoy menos de la mitad de los 20 millones de pobladores de Xinjiang debido a la llegada masiva de colonos chinos con el apoyo de Pekín.
En las nuevas protestas de este mes murieron por lo menos cinco personas en los linchamientos, y otras 14 resultaron heridas; y los uigures en el exilio denuncian al menos 3 muertos más de su etnia.
La prensa china, controlada por el Gobierno, informó solamente de la muerte de 12 uigures a manos del ejército tras los disturbios del 5 de julio y mantiene silencio sobre los linchamientos.
El economista uigur Ilham Tohti, encarcelado y liberado después del 5 de julio por supuesta instigación a la protesta, informa en su blog en internet (uighurbiz.net) del linchamiento del periodista y calígrafo de su etnia Kaynam Jappar, entre otros 14 heridos por grupos de chinos, incluidos dos niños.
Uno de los heridos murió, según este testimonio, mientras que Jappar fue golpeado el 3 de septiembre en un restaurante cercano a su casa de Urumqi por un grupo de seis o siete chinos y salvado por los vigilantes del local, aunque tiene huesos rotos y contusiones.
Según Tohti, los ataques con jeringuillas son inexistente y son producto de la imaginación colectiva local contra los uigures.
Otra famosa blogera china, la tibetana Woeser, asegura que el cantante uigur Mirzat Alim, de 43 años, murió el 2 de septiembre al ser linchado por un grupo de chinos cerca de su domicilio en Urumqi.
El gobierno local no ha confirmado ninguna de estas muertes.
El viernes, la líder uigur en el exilio Rebiya Kadeer, a quien Pekín acusa de instigar las protestas y de promover el independentismo y el terrorismo en la región, pidió en una visita a Praga a las naciones democráticas que presionen a China para que modifique sus políticas étnicas, responsables del conflicto.
Kadeer, que niega haber provocado las protestas, señaló que "China está acelerando la asimilación y destrucción de la cultura de las minorías étnicas en China", se ofreció de nuevo a dialogar con el Gobierno chino e instó también al diálogo con el Dalai Lama, otro líder étnico tibetano "demonizado" por Pekín.
Marga Zambrana
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