Secciones bajar

Rubén Pinar pasa como un ciclón en su debut en "La Ribera"

EFE
Actualizado 22-09-2009 21:19 CET

Logroño.-  El diestro Rubén Pinar cosechó un rotundo triunfo de tres orejas, y la correspondiente salida a hombros, hoy en su debut en el coso de "La Ribera", tercera función de la feria de San Mateo de Logroño.

FICHA DEL FESTEJO.- Un toro de Ángel Sánchez lidiado en primer lugar como sobrero para rejones y otro más de Fermín Bohórquez también en esta modalidad, desrazados ambos pero manejables. Y cuatro en lidia ordinaria de José Miguel Arroyo "Joselito", segundo y sexto con el hierro de "El Tajo", y tercero y quinto con el de "La Reina", en el límite de las fuerzas pero buenos en líneas generales.

El rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza: medio rejón perpendicular (silencio); y dos pinchazos y rejón (ovación).

José Antonio "Morante de la Puebla": media estocada y cuatro descabellos (silencio); y dos pinchazos huyendo (bronca).

Rubén Pinar: estocada (dos orejas); y estocada (oreja).

La plaza rozó el lleno en tarde espléndida, con la cubierta completamente abierta desde el inicio.

-------------------

PINAR, YA EN FIGURA

La poca entidad del primer toro de Fermín Bohórquez, flojo y sin codicia alguna, enfrió el ambiente. Muy protestado, hasta ser devuelto en el tercio de banderillas, que es como sacar el pañuelo verde en plena faena de muleta. Principal perjudicado, Pablo Hermoso de Mendoza, que no pudo remontar tanta contrariedad.

El caso es que Hermoso se esmeró mucho con el sobrero de Ángel Sánchez, que tampoco fue gran cosa. Galopes templados y medidos mientras clavó los dos rejones de castigo. Y banderillas atacando de frente y en corto. Todo con acierto, pero no reaccionó debidamente la plaza tras la muerte con el primer rejón.

Fue en el cuarto donde lo pudo arreglar Hermoso. Una faena espléndida por temple, arrojo y torería. Pero no fue un desquite total, pues faltó la rúbrica del rejón final.

Extraordinarias las evoluciones de "Chenel" en los quiebros y los galopes a dos pistas, a milímetros de las astas. Con "Ícaro" hubo un cara a cara tremendo de valor, atacando y clavando en corto, y todavía quedándose "ahí". Con "Pirata" dos cortas en un solo circulo, sin embargo, con este mismo caballo no mató hasta la tercera. De dos orejas casi seguras a una simple ovación.

En la lidia ordinaria se encontró "Morante" con un primer toro que fue muy poquita cosa, de medias y espaciadas arrancadas. A él le sirvió para escudar su falta de ambición. Sin llegar a estar a la defensiva, no pasó de las pinceladas sueltas. Acompañó a veces con la cintura pero fueron muletazos inacabados y sin hilván.

A "Morante no le gustó su segundo toro, quinto de la tarde, y menos aún a su picador Aurelio Cruz, que llevó un tremendo costalazo en el primer encuentro. El segundo puyazo, desproporcionado, con saña, marcó el final del duelo. El toro llegó a la muleta para el arrastre.

Ni en las probaturas pudo estar "Morante". El enfado de la plaza fue tremendo, mientras el torero de La Puebla se encogía de hombros, desinhibido. El arte de la desvergüenza, "de he-larte" sin el guión. La bronca, para qué decir, fenomenal.

El nombre de la tarde, Rubén Pinar, era el que menos sonaba antes de empezar. Magnífica oportunidad para él, una de las pocas al lado de dos figuras. Y al tener el festejo carácter mixto, todavía más categoría.

Su primer toro fue extraordinario. Quebrantado el animal en un volatín a principio de faena y posteriormente al meter otra vez los pitones en el suelo. Poco a poco se fue acoplando el joven torero a las buenas embestidas del astado, que iba y venía con mucha fijeza, gran son y magnífico temple.

Soberbia también la compostura de Pinar, llevándole con mimo, dosificándole. La clave fue medir la calidad del astado. Las series por la derecha tuvieron más continuidad, menos hilván en el toreo al natural, pero tanta rotundidad.

El final, también perfecto, con un parón de auténtico frenesí, milimétrico en las distancias, "los toques" y la absoluta limpieza que tuvo. Manoletinas para que no faltara de nada. Y tras la estocada, de efecto fulminante, las dos orejas.

Y una más del sexto, un toro de muy buena condición aunque con escasas fuerzas. Otra vez el secreto de la faena, la suavidad, la templanza, y en ocasiones también el buen gusto. Todo a media altura y sin violencias, conforme requería la situación.

Di lo que quieras

Aceptar

Si quieres firmar tus comentarios puedes iniciar sesión »

En este espacio aparecerán los comentarios a los que hagas referencia. Por ejemplo, si escribes "comentario nº 3" en la caja de la izquierda, podrás ver el contenido de ese comentario aquí. Así te aseguras de que tu referencia es la correcta. No se permite código HTML en los comentarios.

Di lo que quieras

Lo sentimos, no puedes comentar esta noticia si no eres un usuario registrado y has iniciado sesión.
Si ya lo estás registrado puedes iniciar sesión ahora.

Volver a actualidad Volver a portada
subir Subir al principio de la página