Cumbre tripartita en Nueva York en medio de profundas diferencias

Jerusalén.-  El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y el líder palestino, Mahmud Abás, viajan hoy a Nueva York para celebrar mañana una cumbre con el presidente de EEUU, Barack Obama, pese a las profundas diferencias que los separan.

La cita se producirá después de que el jefe del Ejecutivo israelí haya rechazado suspender la construcción en los asentamientos judíos en suelo palestino, condición fijada por la Autoridad Nacional Palestina (ANP) para reanudar el proceso de paz, bloqueado desde la ofensiva israelí contra Gaza de diciembre y enero pasados.

La reunión también tendrá lugar pese a que el enviado de la Casa Blanca para Oriente Medio, George Mitchell, no haya conseguido en una maratoniana semana de contactos arrancar ningún compromiso a las partes que pavimente el camino para un eventual proceso de paz o la normalización de Israel con los países árabes de la región.

Eso explica que el anuncio el sábado de que finalmente los dirigentes israelí y palestino se avienen a reunirse con Obama, que ejercerá de maestro de ceremonias antes del inicio del período de sesiones de la Asamblea General de la ONU, sorprendiera a muchos.

Analistas locales consideran la reunión a tres bandas un intento desesperado por salvar la imagen del presidente norteamericano en una foto que consagre, al menos, el primer acercamiento entre israelíes y palestinos bajo su administración.

El encuentro es el primero que mantendrán Netanyahu con Abás desde que el líder israelí asumió el poder en marzo y se producirá después de que Obama se reúna por separado con ambos, a los que tratará de influir personalmente con vistas a lograr una solución de compromiso que permita anunciar la reanudación el proceso de paz.

Los encuentros bilaterales precederán en apenas minutos a la cita a tres bandas, que está programada para las 11.00 de la mañana, hora local en Nueva York (15.00 GMT), en el hotel Waldorf-Astoria, adelantan los medios.

El encuentro tendrá lugar un día antes del debate de la Asamblea General de la ONU el miércoles, y en la víspera de la cumbre del G-20 en la ciudad estadounidense de Pittsburgh, foros en los que Obama aspira a presentar un proceso, aunque sea lento, en lugar de un estancamiento en Oriente Medio.

Tras conocerse el sábado la convocatoria de la cita, Israel y la ANP se apresuraron a señalar que ésta no implica necesariamente la reanudación del diálogo de paz.

Con todo, según subrayan expertos en protocolo, ninguna de las partes podía declinar la invitación cursada por el propio Obama.

Así las cosas, a los interlocutores no les ha quedado más opción que dar la bienvenida a la invitación, tanto la bilateral como la tripartita, aunque tanto Israel como la ANP no han ahorrado en matices y miramientos ante cualquier tipo de expectativa.

En un comunicado, la oficina de prensa del Gobierno israelí califica la entrevista tripartita de "encuentro preliminar" que permitirá sentar las bases de posteriores reuniones.

En la misma línea, Nabil Abu Rudeina, portavoz del presidente de la ANP, dejó claro que éste acudirá a la reunión para apoyar los esfuerzos del presidente estadounidense en pro de la paz en Oriente Medio, pero no con la intención de dar el pistoletazo de salida a la reanudación del diálogo político, estancado desde finales de 2008.

El jefe negociador de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Saeb Erekat, afirmó en un comunicado que "los palestinos siguen comprometidos con una solución de dos Estados" que incluya el "establecimiento de un Estado palestino viable y soberano basado en las fronteras de junio de 1967".

Esta posición choca frontalmente con el Estado palestino desmilitarizado y sin control del espacio aéreo que no descarta Netanyahu, quien asimismo rechaza en firme cualquier intento de que Israel suspenda la edificación de colonias.

A la luz de las profundas diferencias que separan a ambas partes lo único que puede darse por seguro es que el presidente estadounidense tendrá su foto; queda ver si algo más.