Me da un poco de vergüenza admitirlo pero estoy encariñado con el correo electrónico para comunicarme. La vergüenza seguramente se debe a que lo que está de moda es Twitter y Facebook, de los que, para más inri, hablo con bastante frecuencia. Lo único que trato de seguir asiduamente son los comentarios en Transnets, a los que respondo cuando tengo algo que añadir al post en cuestión.
Resulta que no soy el único y he leído con inmenso gusto que Danah Boyd procede exactamente de la misma manera. Explica con toda claridad que cada sistema novedoso implica una nueva forma de comunicarse, una nueva disciplina, nuevas prácticas... y que puede acabar por sobrepasarnos (nos remite, de paso, a una tesis doctoral (pdf) enteramente consagrada a este problema). Le da mucha rabia que le pase... es toda una luchadora.
El correo que mantengo desde Gmail presenta la ventaja de que es fácil de organizar. Requiere un único programa y un solo espacio. Puedo acceder incluso cuando no estoy conectado y desde mi iPhone. Las etiquetas son extremadamente cómodas y dar con mensajes antiguos es relativamente fácil.
Estoy lejos de defender que el correo sea la solución para todos. Lo importante es que cada uno de nosotros dé con la solución que más le convenga. Para que esta sea abierta, ha de tener variedad (no olvidéis que MixIsMax), pero pienso que en cualquier caso tiene que tener un eje principal; en mi caso, el correo.
Y vosotros, ¿cómo andáis en todo esto?
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