Desde hace años, los ricos españoles han puesto sus inversiones fuera del alcance del fisco. Su 'arma' secreta son las sociedades de inversión colectiva, o sicav, que con un capital mínimo de 2,40 millones de euros y otro mínimo de 100 accionistas, disfrutan de una tributación especial del 1% en el Impuesto de Sociedades, frente al 35% habitual. Sagas familiares como los Botín, Entrecanales, March, o Del Pino las usan desde hace décadas. Y todos ellos, y otros muchos ricos nacionales, saben que el Gobierno no se atreve a tocar sus fortunas por miedo a que las saquen del país. Con la subida de impuestos anunciada por Zapatero, los ahorradores españoles pagarán un 2% más (20%), mientras que los millonarios seguirán engordando sus bolsillos, haciendo bueno el dicho de que "dinero llama a dinero".
Esta teoría le va que ni pintada a la familia Botín, una saga de banqueros que en 2002 llegó a tener a tres de sus miembros al frente de tres de los cinco bancos más importantes del país: Santander, Banesto y Bankinter.
Emilio Botín es la tercera generación familiar que dirige el Santander —su padre y su abuelo le precedieron al frente de la entidad hoy en sus manos—. Aterrizó en el banco con 24 años, y asumió su presidencia en 1986. Con él al frente, el logo de la llama roja se ha convertido en el símbolo del mayor banco de la zona euro y el tercero mundial. Y es que, pese al recrudecimiento de la crisis, el Santander cerró el primer semestre de 2009 ganando 4.519 millones de euros, el mayor beneficio de la banca occidental. Su objetivo es repetir o superar el resultado del pasado ejercicio (8.876 millones).
Quizá por ello la sociedad le considere "el hombre más influyente de España", además de ser una de las grandes fortunas mundiales, que Forbes cifra en 1.100 millones de dólares (unos 760 millones de euros). Aunque su patrimonio vale mucho más, ya que la revista estadounidense sólo tiene en cuenta la información pública, y escapan a su análisis otro tipo de activos, como el palacio cántabro que la familia ha destinado a Fudación; los chalés de lujo en Madrid; las fincas en Cantabria, Ciudad Real y Jaén; los jets privados; la valiosísima pinacoteca (Greco, Zurbarán, Goya...); las joyas...
Influyente es también su primogénita, Ana Patricia, la mayor de seis hermanos y también la más conocida. Ella ha heredado del padre su ambición y pasión por la banca. Es consejera del Santander, preside la joya de la corona familiar: Banesto, y está considerada una de las mujeres más poderosas del mundo —ocupa el puesto 45 del ranking de Forbes—.
Su hermano menor, Francisco Javier, también forma parte del consejo de administración del Santander. Acaba de embolsarse 7,40 millones de euros por la venta de 700.000 acciones de la entidad a través de Inversiones Zulú. En la caja familiar han entrado, además, los 161,40 millones que Banesto y Santander les han proporcionado en forma de dividendos.
Lo de ser banquero no está tan presente en la sangre de su tío Jaime. Él representa la otra rama de los Botín. Heredó del imperio bancario familiar Bankinter, pero no la pasión de sus progenitores y su hermano por los números. Más amigo de las letras, abandonó la presidencia de la entidad en 2002 para dedicarse a "vivir la vida", y comenzó a estudiar Filosofía cerca ya de los 70. Es el rara avis de la saga, pero se lo puede permitir gracias a un patrimonio más que holgado, y a que sigue manteniendo sus participaciones en Bankinter (16,34%), y está presente en el consejo de administración de la entidad a través de sus hijos: Alfonso y Marcelino. Esta rama de los Botín se ha embolsado en dividendos este año casi tres millones de euros.
El próximo reto del principal banquero del país es conseguir que el piloto español de Fórmula 1 Fernando Alonso se sume a la escudería Ferrari, que comenzará a patrocinar el próximo 13 de septiembre, en el Gran Premio de Italia, en Monza. Lo de buscar un sucesor para el banco sigue en el aire. "En el Santander no hay límites de edad", ha dicho Emilio.
Otra familia de banqueros de pro son los March. La fortuna de esta saga mallorquina es difícil de calcular, pero proviene del conocido como "el último pirata del Mediterráneo", o el "Rockefeller español", Juan March Ordinas, y tiene al banco que lleva su nombre como matriz de una estructura empresarial cuyas plusvalías sumaban 1.337 millones de euros en el primer semestre, y con presencia en construcción, tecnología, acero y seguridad privada, entre otros. Hoy por hoy, los encargados del negocio son sus nietos: Juan (ingeniero) y Carlos (abogado) March Delgado —ya que sus hermanas, Leonor y Gloria, se han mantenido al margen—, pero ya están pensando en la sucesión.
Forbes cifró en 2004 la fortuna de ambos hermanos en 2.400 millones de dólares (unos 1.687 millones de euros), pero, desde entonces, sus nombres no han vuelto a aparecer en la lista de milmillonarios del planeta. Aunque no será por falta de capital. El pasado julio, la familia se hizo con un 10% de Indra, a través de su holding inversor Corporación Financiera Alba. Pagó por ella 246 millones de euros sin 'despeinarse', y en dos meses su participación vale 26 millones más.
Su inversión en el grupo constructor y de servicios ACS también les está dando buenos resultados. Su 23% en la compañía que preside Florentino Pérez les convierte en los principales accionistas, un porcentaje valorado a 31 de agosto en más de 2.605 millones de euros, aún a 337 millones de diferencia de lo que representaba antes de la crisis. Completan sus participaciones bursátiles un 24% en Acerinox, un 10% en Prosegur, un 17% en Clínica Baviera, y un 20,5% de Antevenio; además de porcentajes significativos en Ros Roca (16,8%) y Ocibar (21,7%), a través del fondo Deyá Capital. Y es que hay vida multimillonaria más allá de Forbes.
De rancio abolengo también viene el apellido Entrecanales, íntimamente ligado al negocio de la construcción y, más concretamente, a Acciona. La estirpe se remonta al abuelo del actual presidente del grupo, que fue cofundador en 1931 de la constructora Entrecanales y Távora, y se la legó a sus hijos, José María y Juan Manuel Entrecanales Azcárate allá por 1970. Algo más de tres décadas después, el mando de la compañía familiar pasaba a la tercera generación: los primos José Manuel Entrecanales Domecq (presidente) y Juan Ignacio Entrecanales Franco (vicepresidente).
Sobre ellos recayó la gran responsabilidad de prolongar y hacer crecer el enorme imperio que sus progenitores habían levantado. Y no defraudaron a la tradición familiar. El valor bursátil de Acciona pasó de los 50 euros por acción a los 194 en tan sólo tres años. Pero esos buenos tiempos en el parqué quedan ya muy lejos. El grupo de construcción y servicios vale hoy unos 5.678 millones de euros, cerca de 7.103 millones menos que en 2007. En la última junta de accionistas, el presidente ya advirtió de que "2009 será también un ejercicio de duro ajuste". Pese a todo, Acciona prevé cerrarlo con una deuda de 8.000 millones, frente a los casi 18.000 que pesaban en su endeudamiento a finales de 2008.
En lo que va de año, la familia Entrecanales, que tiene un 60% de Acciona, se ha embolsado unos 114 millones de euros en dividendos a cuenta de los resultados de 2008; que se suman a los 152 millones que cobró el ejercicio pasado por este concepto. Y como propietaria de una de las sicav más importantes del país: Bestinver, desde que empezó 2009 ha obtenido una rentabilidad del 32,25%, según VDOS Stochastics, pese a que su 10% en la firma de lujo Escada supone un quebradero de cabeza.
A los beneficios de su parte en el negocio, el presidente de Acciona puede sumar también los 9,60 millones de indemnización que se llevó al abandonar la presidencia de Endesa el pasado junio, aunque José Manuel se ha comprometido a destinarlo a la creación de una fundación para el desarrollo sostenible. Porque este madrileño de 46 años, además de un empresario de referencia en nuestro país, es un fanático del medio ambiente, y el desarrollo sostenible es para él casi una religión. De hecho, Greenpeace ha llegado a 'colgarle' el calificativo de "ecoempresario".
Y si Acciona es el reino de los Entrecanales, otra empresa del ladrillo, Ferrovial, lo es de otra gran saga de ricos españoles: los Del Pino. O al menos lo era hasta que hace un par de años los conflictos familiares trascendieron al terreno empresarial, separando los caminos de los cinco hermanos y alejando su apellido de la lista de Forbes, en la que ha aparecido ininterrumpidamente desde 1999 hasta 2008. Entonces, su patrimonio conjunto se cifraba en 5.300 millones de dólares (unos 3.700 millones de euros), tres veces más que cuando el fundador entró en el ranking a los 78 años de edad.
La dinastía se remonta al padre del actual presidente de la compañía, Rafael del Pino Moreno —fallecido en junio del año pasado—, quien fundó Ferrovial en los 50. Hoy está al frente de la empresa el hijo que lleva su nombre: Rafael del Pino y Calvo-Sotelo, ayudado en sus funciones por sus hermanos María y Leopoldo. Mientras que los otros dos vástagos, Fernando y Joaquín, se dedican a las inversiones.
De momento, los tres hermanos que aún son accionistas de Ferrovial a través de la sociedad Portman Baela se han embolsado este año más de 168 millones de euros en dividendos con cargo al ejercicio de 2008. Además, su participación en la tercera constructora española, que alcanza el 60%, vale hoy 2.154,50 millones de euros.
Tampoco le va mal a la familia con sus otras sociedades inversoras. Casa Grande de Cartagena, que tiene participaciones en Indra (5%), Ebro Puleva (6,2%), Banco Pastor (5%), Gamesa (5%), o Acerinox (5%), entre otras, ha proporcionado a los Del Pino más de 16 millones de euros este año sólo en dividendos. Mientras que Pactio Gestión administra un patrimonio que supera los 700 millones de euros.
Las grandes fortunas saben muy bien qué hacer y, sobre todo, qué esperan de su dinero. Tanto es así que el uso de las sicav y sus gestoras (o family office) se ha vuelto una moneda de cambio habitual entre algunas de las principales fortunas españolas. Y es que hay quien llega a afirmar que "los beneficios de las sicav son tan importantes como los de un paraíso fiscal", dice Manuel Romera, director del sector financiero de la IE Business School.
En estos momentos están dadas de alta en los registros de la CNMV 3.347 sicav, que invierten principalmente en acciones, deuda pública y obligaciones emitidas por empresas. En conjunto, manejan un patrimonio total de 24.943 millones de euros que tributan sólo al 1%. ¿Te animas a rentabilizar tus ahorros al estilo de los ricos?
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