Mogadiscio.- El agente francés que hoy escapó de sus secuestradores en Mogadiscio, mató a tres de sus captores para poder huir junto con un periodista, cuyo paradero se desconoce, que también estaba en poder de un grupo radical islámico, informaron a Efe fuentes oficiales en Mogadiscio.
El agente, un funcionario galo cuyo nombre no ha sido revelado y que trabajaba como consejero de seguridad para el Gobierno de Somalia, fue secuestrado el pasado 14 de julio junto con otro compañero y hoy se presentó en "Villa Somalia", la residencia del presidente, Sharif Sheikh Ahmed, "con una pistola en la mano".
El portavoz presidencial, Abdulkader Barnamij, dijo a Efe que "es un suceso increíble. El hombre entró en la residencia del presidente con una pistola en la mano" y explicó que había huido con un periodista occidental, pero que no sabía donde estaba y "suponemos que se ha perdido en la ciudad".
Un responsable del grupo radical islámico Al Shabab, al que EEUU vincula con Al Qaeda y que tenía en su poder al rehén galo y al periodista, confirmó a Efe la huida de ambos y la muerte de sus tres miembros.
A continuación amenazó con vengarse en los secuestrados que aún retienen.
Una periodista canadiense, Amanda Lindhout, y otro australiano, Nigel Brenan, fueron secuestrados el 23 de agosto del pasado año por una milicia no identificada en las afueras de Mogasdicio y, hasta ahora, se desconoce su paradero.
Otra fuente del Gobierno somalí dijo a Efe que el ciudadano francés se encuentra bien de salud y que será entregado a diplomáticos galos hoy mismo.
El Ministerio francés de Asuntos Exteriores confirmó hoy en París que uno de los dos agentes de seguridad franceses secuestrados en Somalia desde mediados del mes pasado está "bajo la protección del Gobierno Federal de Transición somalí".
Según la versión del Ministerio galo, que utiliza en su nota oficial el término "liberación", ésta " ha tenido lugar sin violencia, frente a ciertas informaciones difundidas localmente".
Los dos agentes franceses fueron sacados de sus habitaciones del hotel "Sahafi", en el sur de la capital somalí, por un grupo de hombres armados, uniformados como policías, que se hicieron pasar por funcionarios gubernamentales.
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