Santiago de Chile.- La Fiscalía del distrito de Columbia pidió a principios de la década de 1990 al Gobierno de Estados Unidos la extradición del ex dictador Augusto Pinochet (1973-1990) para que fuera juzgado por el asesinato del ex canciller Orlando Letelier, ocurrido en Washington en 1976.
Así lo informó a Efe una fuente calificada que pidió reserva y que leyó en aquella época el documento elaborado por la Fiscalía.
Esta fuente informó además de que al ser consultada en aquel momento la Embajada de Estados Unidos en Chile, ésta recomendó no solicitar la extradición al considerar que ello podría desestabilizar el naciente proceso de transición democrática en Chile.
En esa misma época, exactamente en 1991, ya con Chile en democracia, el químico y agente secreto de la Dirección Nacional de Inteligencia (DINA) Eugenio Berríos fue sacado de Chile hacia Uruguay para que no declarara en el juicio por el homicidio de Letelier.
Berríos fue mantenido secuestrado desde fines de 1991 en un departamento de Montevideo por una unidad de la Dirección de Inteligencia del Ejército chileno (DINE) con la colaboración de militares uruguayos.
Hoy, además, su ex custodio Román Vargas ha revelado que desde allí Berríos escuchaba diariamente a través una radio de onda corta los acontecimientos que a comienzos de los años 90 se desarrollaban en Chile en el juicio por el crimen de Letelier.
En una audiencia probatoria del juicio que lleva el juez Alejandro Madrid, Vargas explicó este lunes que Berríos instalaba para ello una antena en el balcón del departamento con el fin de potenciar la audición de su radio.
La última vez que el juez Adolfo Bañados, quien entonces instruía en Santiago el juicio por el crimen de Letelier, citó a declarar a Berríos fue el 2 de octubre de 1991.
A las dos citaciones anteriores el químico no concurrió y a esta última tampoco.
Veinticuatro días después la Dirección de Inteligencia del Ejército (DINE) lo sacó clandestinamente de Chile por orden del ex dictador Augusto Pinochet, que hasta 1998 se mantuvo como comandante en jefe del Ejército.
La operación ocurrió a tiempo, porque el 8 de noviembre de ese año el juez Bañados dictó en su contra una orden de arresto.
A finales de 1992 Berríos confesó su verdadera identidad a su custodio en el departamento de Montevideo, el suboficial de la DINE Nelson Román Vargas, toda vez que allá vivía con el nombre falso de Tulio Orellana.
Le dijo además que él estaba ahí por "el caso Letelier", y que por ello seguía los acontecimientos del juicio por radio.
El químico, quien ha sido señalado como el responsable de fabricar en Chile gas sarín que la policía secreta de la dictadura usó para eliminar opositores, ya meditaba volver a Chile a declarar lo que sabía del crimen.
El cadáver de Berríos apareció el 15 de abril de 1995 escondido en la playa El Pinar, cerca de Montevideo.
Las declaraciones de Vargas apuntan a que Berríos fue secuestrado y asesinado para evitar que contara lo que sabía sobre ese atentado.
A finales de los años 70, Estados Unidos pidió la extradición del entonces jefe de la DINA, Manuel Contreras, y de los militares Pedro Espinoza y Armando Fernández Larios para juzgarlos por el caso Letelier, pero la Justicia chilena denegó esa solicitud.
En los años 90, tras un juicio por este caso celebrado ya en democracia, Contreras cumplió una condena de siete años de prisión y Espinoza, de seis, como autores intelectuales del asesinato de Letelier.
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