Santiago de Chile.- Los ex oficiales uruguayos que permanecen bajo arraigo en Chile por el crimen del químico de la DINA Eugenio Berríos negaron hoy las declaraciones que los involucran en la muerte del profesional en 1992.
Los coroneles retirados de la contra inteligencia uruguaya Tomás Casella Santos, Eduardo Radaelli Coppola y Wellington Sarli Pose negaron haber tomado parte en algunos episodios de esta operación y dijeron que solo prestaron "ayuda" a los agentes de la inteligencia del Ejército chileno, sin saber quién era realmente Berríos.
Los uruguayos que fueron extraditados a Chile en 2006 y procesados por el delito de asociación ilícita se encuentran en libertad provisional, pero sujetos a una orden de arraigo que les impide abandonar el territorio chileno a solicitud del abogado defensor Carlos Neira.
"La salida de Chile de Berríos y el real objetivo de ella solo estuvo reservada a las altas esferas chilenas y uruguayas", dijo Sarli ante el juez Alejandro Madrid, que instruye el proceso por el secuestro y posterior asesinato de Berríos en Uruguay.
En agosto pasado ex agentes de la Dirección de Inteligencia del Ejército chileno (DINE), cuya Unidad de Operaciones Especiales sacó en octubre de 1991 al químico clandestinamente de Chile a Argentina y luego a Uruguay, declararon en el proceso que el contacto que llevaban para operar en Montevideo con respecto a Berríos era el entonces capitán Eduardo Radaelli.
"Yo nunca llamé a ninguno de ellos, ni ellos me llamaron a mí durante todo ese tiempo", afirmó Radaelli al magistrado, aunque reconoció que fue por orden de Casella que sacó a Berríos de Montevideo y lo llevó a su casa de veraneo en el balneario Parque del Plata, a una hora y media de la capital uruguaya.
"Pero yo nunca supe quién era realmente Berríos, y más aun, lo conocí como Tulio Orellana. Yo lo llevé porque Casella me dijo que él y otro chileno a quien conocí como Carlos Ramírez eran conocidos suyos", manifestó Radaelli.
Sin embargo, los tres uruguayos reconocieron que el 15 de noviembre de 1992, día en el que Berríos eludió a sus custodios chilenos de la DINE y fue a refugiarse en el cuartel policial de Parque del Plata diciendo que lo querían matar por orden del dictador Augusto Pinochet, ellos llegaron para sacarlo.
Dijeron que la presencia de los tres ese día al cuartel policial fue solo una "coincidencia" y que no se concertaron para ello.
Esa fue la última vez que al químico de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), el organismo represivo creado por Pinochet, se le vio con vida.
El coronel (R) Wellington Sarli también desmintió al ex agente chileno Arturo Sanhueza, quien declaró en la causa que el día de la fuga de Berríos en la casa de Parque del Plata se reunieron Radaelli, Sarli y los agentes chilenos Arturo Silva y Jaime Torres para recriminarse por lo sucedido con Berríos.
Sarli mantenía a Sanhueza y su familia alojado en su casa de veraneo de Parque del Plata, vecina a la de Radaelli.
Sanhueza también fue sacado en 1991 de Chile por la inteligencia del Ejército para, al igual que Berríos, evitar que declarara en procesos que se habían abierto por violaciones a los derechos humanos durante la dictadura.
Tanto los tres militares uruguayos como los otros 16 ex agentes chilenos procesados y formalmente acusados por el juez Madrid, arriesgan altas penas de cárcel por el crimen de Berríos.
Se espera que la sentencia sea dictada antes de que finalice 2009.
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