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Los comunistas pierden el control del Parlamento a medida que avanza el escrutinio

EFE
Actualizado 30-07-2009 03:32 CET

Moscú.-  Los comunistas parecen perder el control del Parlamento de Moldavia a medida que avanza el escrutinio tras los comicios extraordinarios celebrados el miércoles en ese pequeño país ex soviético enclavado entre Rumanía y Ucrania.

Con el 35 por ciento de las papeletas escrutadas, el gobernante Partido de los Comunistas obtiene un 48,4 por ciento de los votos, informó el presidente de la Comisión Electoral Central (CEC) moldava, Yurie Ciocan, a la agencia rusa Interfax.

Además del PC, al Legislativo acceden cuatro partidos de la oposición liberal y centrista, partidarios del acercamiento a Occidente, que juntos obtienen un 47,1 por ciento de los votos.

Son los partidos Democrático Liberal (PDL, que recibe un 14,7 por ciento), el Democrático (PD, 13,3 por ciento), Liberal (PL, 11,8 por ciento) y la Alianza Nuestra Moldavia (ANM, 7,3 por ciento), indicó el funcionario, citado por las agencias rusas.

Estas cifras difieren sustancialmente de los primeros resultados del escrutinio, según los cuales el PC obtenía un 58 por ciento contra un 38,4 de la oposición, y se acercan a los de un sondeo a pie de urna que dio a los comunistas un 41,2 por ciento frente a un 53,6 de sus oponentes.

"Contabilizado un tercio de las papeletas, los comunistas ya han bajado un diez por ciento. Significa que seguirán perdiendo votos a medida que avanza el escrutinio y también perderán el control del Parlamento", comentó el experto electoral moldavo Ígor Botan.

Para formar Gobierno se necesitan 52 escaños, mientras que para elegir al presidente del país -lo que en Moldavia es prerrogativa del Legislativo- se requieren los votos de 61 diputados, tres quintas partes del total.

Según analistas, la correlación definitiva de fuerzas en el nuevo Parlamento puede quedar en manos del Partido Democrático, encabezado por el antiguo comunista y ex presidente del Legislativo Marian Lupu después de que abandonara hace varias semanas las filas del PC.

Tanto los partidos opositores como el comunista necesitan el apoyo del PD para obtener los votos imprescindibles para controlar la Cámara, formar Gobierno e incluso intentar elegir al presidente del país.

Si el nuevo Legislativo resulta incapaz de elegir al jefe de Estado, deberá ser disuelto, como ocurrió con la Cámara anterior elegida en abril en medio de violentos disturbios.

Y en tal caso, según la Constitución moldava, otras elecciones extraordinarias solo se podrán celebrar dentro de un año, plazo durante el cual Moldavía seguiría siendo gobernada por el presidente saliente y líder comunista, Vladímir Voronin.

El presidente rechazó los resultados del sondeo a pie de urna, que tachó de "pagado" supuestamente por la oposición para "engañar a la gente", al tiempo que expresó la esperanza de que no se repitan las denuncias de fraude y las violentas protestas de abril pasado.

También la diputada española y vicepresidenta de la OSCE, Isabel Pozuelo, expresó a Efe desde Moldavia la esperanza de que las elecciones no den pie para que se repitan los violentos desordenes registrados en abril en la capital moldava, Chisinau.

Voronin confirmó la disposición del PC para formar una "amplia coalición" con los partidos opositores para poner fin a las batallas políticas y hacer frente a la crisis económica global, a pesar de que sus oponentes rechazaron tal alianza en el Parlamento anterior.

El presidente tuvo que disolver la Cámara elegida el 5 de abril y convocar estos comicios extraordinarios después de la oposición impidiera en dos ocasiones que el PC eligiera a su candidata, la primera ministra Zinaida Greceanai, como nueva jefa de Estado.

Precisamente la promoción de Greceanai como candidata motivó la ruptura con los comunistas del actual líder del PD, Lupu, quien aspiraba asimismo a la Presidencia.

Tras los comicios de abril la oposición denunció fraude y llamó a sus partidarios a manifestarse en la capital, Chisinau, protestas que degeneraron en violentos choques con la Policía y el saqueo de las sedes del Parlamento y la Presidencia.

Voronin responsabilizó a la oposición y a Bucarest de aquel "golpe anticonstitucional", puesto que muchos manifestantes exigían la reunificación con Rumanía y portaban sus banderas, expulsó al embajador del país vecino e impuso visados a sus ciudadanos.

El dirigente de Moldavia, el país más pobre de Europa que depende económicamente de Rusia, aboga por el ingreso en la Unión Europea (UE), pero da prioridad a la amistad con Moscú y rechaza la adhesión a la OTAN.

La oposición liberal, marcadamente pro-occidental y respaldada por la población urbana y la juventud, denuncia el autoritarismo, los abusos y la corrupción de los comunistas, reclama cambios y promueve una política de decidida integración euro-atlántica.

Los comunistas, apoyados por el campo, los sectores más pobres y la gente de tercera edad nostálgica de la URSS, durante la campaña acusaron a la oposición de buscar la desaparición del Estado moldavo mediante su reunificación con Rumanía, de la que Moldavia formó parte hasta 1940 y con la que comparte idioma.

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