Moscú.- El presidente saliente de Moldavia, el comunista Vladímir Voronin, presentó hoy su dimisión para asumir su escaño como diputado del Parlamento de esa antigua república soviética enclavada entre Rumanía y Ucrania.
La carta de renuncia del jefe del Estado llegó esta mañana al secretariado del Legislativo, informó desde Chisinau, la capital moldava, la agencia rusa Interfax.
Según la legislación moldava, la renuncia se considera efectiva desde el mismo momento de su recepción por el Parlamento.
Voronin, líder del Partido de los Comunistas de Moldavia y en el poder desde 2001, anunció que dejaría la Presidencia y asumiría su escaño después de la derrota de su formación en las elecciones de julio, en las que perdió la mayoría parlamentaria.
Hasta la elección del nuevo jefe del Estado, que en Moldavia es prerrogativa del Parlamento, sus funciones serán ejercidas por el presidente del Legislativo, el liberal Mihai Ghimpu.
La renuncia de Voronin, de 68 años, se produce tres días después de que el Tribunal Constitucional rechazara un recurso presentado por los comunistas contra la elección de Ghimpu como presidente del Parlamento.
Ghimpu fue elegido el pasado 28 de agosto con el respaldo de los 53 diputados de la Alianza para la Integración Europea (AIE) que agrupa a cuatro partidos: el Liberal, el Demócrata, el Liberal Demócrata y Nuestra Moldavia.
El grupo parlamentario comunista, que cuenta con 48 de los 101 escaños del Legislativo, se negó a participar en esa votación.
Aunque la AIE controla el Parlamento, no cuenta con la mayoría cualificada de tres quintos -61 votos- necesaria para elegir al jefe del Estado, que en Moldavia es prerrogativa del Parlamento.
Este empate técnico puede llevar a la disolución del Parlamento y a la celebración de nuevas elecciones legislativas, ya que según la Constitución así debe procederse en caso de que el jefe del Estado no sea elegido en el curso de dos votaciones.
Esta situación fue la que condujo a la elecciones de julio, ya que los comunistas, que en la anterior legislatura contaban con 60 escaños, no pudieron elegir a su candidata, la primera ministra Zinaida Greceanii, como jefa del Estado.
Ahora es a la inversa: los antiguos opositores no pueden elegir al presidente, por lo que parece inevitable la celebración de nuevas elecciones, que tendrán que realizarse en 2010, porque la ley moldava no permite más de dos comicios legislativos en un mismo año.
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