Un caso extrañamente rápido de reconocimiento de un error

Rayan, el hijo de la primera víctima de gripe A en España, murió por "un terrorífico error profesional". Ni siquiera habían pasado cuatro horas desde que se produjera la noticia y el hospital Gregorio Marañón de Madrid, el centro donde fallecieron madre e hijo, ya había convocado una rueda de prensa para entonar el mea culpa y admitir la "gravísima negligencia" médica que se había producido. Su director gerente, Antonio Barba Ruíz de Gauna, lideró la extraordinaria convocatoria y explicó al detalle lo ocurrido. Y decimos extraordinaria porque en España no es frecuente que los centros admitan errores en casos como éste. "Si el centro lo ha asumido tan pronto es por la historia que hay detrás y porque ha sido tal el error que no hay forma de taparlo", dice convencido Santiago Díez, abogado del Defensor del Paciente.

De principio a fin, la historia de Rayan es una historia excepcional. Desde su nacimiento hasta la forma de anunciar su muerte. Porque Rayan nació el 29 de junio después de que a su madre en coma le practicasen una cesárea a la 28 semana de gestación, justo un día antes de su fallecimiento. Su marido Mohamed, de 21 años, anunció entonces su intención de denunciar al hospital porque Dalila había acudido en diversas ocasiones a éste y otros centros y la habían enviado a casa.

Después, tras practicarle las pruebas pertinentes, se descartó que el bebé tuviese gripe A. Rayan "estaba evolucionando bien" hasta que el domingo, a las nueve de la noche se produjo el fatal error. La enfermera, para la que ése era su primer día de trabajo en el departamento de Neonatología, confundió "la vía de administración de una fórmula láctea específica para niños prematuros y la introdujo en vena, cuando debía ir por la vía nasogástrica", ha explicado Antonio Barba. Aunque se detectó el error a las 22:10 horas y los sanitarios "se pusieron a trabajar con el niño", no se pudo hacer nada. Rayan falleció esta mañana y, como decíamos antes, el centro médico se apresuró en dar a conocer todos los detalles de la noticia.

"En 20 años de profesión, es la primera vez que veo un caso como éste, en el que el hospital asume el error" antes siquiera de haberse realizado una denuncia, continúa Santiago Díez. Para él, se trata de "un hecho muy, muy excepcional", no sólo por cómo se dio a conocer la noticia, sino también por el tipo de error cometido. Está convencido de que "si no llega a ser porque Rayan era el hijo de la primera víctima de gripe A, aquí nadie hubiese asumido ninguna responsabilidad". "Si le hubiese pasado al niño de al lado, la familia tendría que haber abierto una investigación" que determinase que se produjo una negligencia médica. "Éste es el gran drama", insiste Díez para el que al dolor de la muerte —o las consecuencias derivadas de un error médico—, hay que sumarle el sufrimiento que acarrea realizar este tipo de demandas y estar inmerso en un proceso judicial. "Es lo que ocurre en el 99,99% de los casos de negligencia", que en 2008 se elevaron a 12.276, de los cuales 508 fueron con resultado de muerte, según la memoria del Defensor del Paciente (PDF).

Parecida a las casi 12.300 demandas que se produjeron durante el año pasado, es la que supuestamente interpondrá Mohamed por la muerte de su mujer Dalila. "Lo ideal sería que cundiese el ejemplo" porque "aquí nadie reconoce que mete la pata". En algunos casos se ha reconocido "una responsabilidad después de que se haya interpuesto una denuncia" pero "nunca de esa forma, en rueda de prensa".

Se busca responsable

'¿Quién pagará la negligencia?' es la pregunta que todos tenemos en mente. La familia de Rayan, que será enterrado en los próximos días junto a su madre, en la localidad marroquí de Mdiq, está estudiando posibles acciones legales contra el hospital Gregorio Marañón por la muerte del pequeño y esto, por lo pronto, les asegurará el cobro de la indemnización derivada del error. Este pago está todavía por determinar porque cada caso es un mundo. Pero por analogía se establece como criterio de valoración los baremos que se aplican en casos de accidentes de tráfico.

No es el centro médico el que debe asumir estas consecuencias económicas sino "el Servicio Público de Salud de la Comunidad de Madrid y la compañía de seguros contratada por éste" ya que "un hospital público no tiene personalidad jurídica", asegura Santiago Díez.

Aunque el hospital no tiene claramente una responsabilidad, sí la tienen las trabajadoras que en ese momento estaban en Neonatología. Las dos enfermeras relacionadas con el fallecimiento que han sido apartadas de forma cautelar del servicio en el hospital Gregorio Marañón. "Estamos ante un caso claro de homicidio por imprudencia profesional, de los de libro" y por tanto debe ser tratado "por la vía penal". Además, este procedimiento es gratis en España y mucho más rápido.

¿Qué puede significar? El artículo 142.3 del Código Penal dice "cuando el homicidio fuere cometido por imprudencia profesional se impondrá además la pena de inhabilitación especial para el ejercicio de la profesión, oficio o cargo por un período de tres a seis años". Esto dependerá de lo que determine el juez. Pero el Código Penal va más allá. Según el punto uno de ese mismo artículo "el que por imprudencia grave causare la muerte de otro, será castigado, como reo de homicidio imprudente, con la pena de prisión de uno a cuatro años".

Y en este punto entra en juego el hospital que ha asumido "toda la responsabilidad posible tanto humana como patrimonial", como ha dicho su director gerente. Reconociendo la culpa, puede atenuar la pena de sus funcionarias. Así, el artículo 21.4 del Código Penal dice que "son circunstancias atenuantes, la de haber procedido el culpable, antes de conocer que el procedimiento judicial se dirige contra él, a confesar la infracción a las autoridades". La Comunidad de Madrid también ha salido en defensa del personal sanitario y ha ordenado que se realice una investigación en profundidad.