Canarias deja de ser la capital de las pateras

Poco antes de las seis de la tarde del lunes, unos 60 inmigrantes subsaharianos desembarcaban en el Puerto de Arguineguín, en la isla de Gran Canaria. Menos de 24 horas antes, otras 68 personas llegaban en cayuco al puerto de La Estaca, en la isla de El Hierro. La estampa habría sido habitual en las islas hace cuatro años pero, en los últimos meses, los canarios han perdido el terrible hábito de ver cómo decenas de personas llegan a sus costas después de haberse jugado la vida en el mar.

Cuando empezó el fenómeno de las pateras, las embarcaciones cruzaban el estrecho de Gibraltar por sus puntos más cercanos: de punta Cires (Marruecos) a punta de Oliveros (Cádiz). Poco más de 14 kilómetros fácilmente salvables cuando apenas había vigilancia en la costa. Después, cuando la llegada de embarcaciones y los naufragios se hicieron más habituales, empezaron a ponerse en marcha medidas que pretendían frenar la llegada de las barcazas a la zona y éstas se dirigieron a otros puntos del sur. Como los medios cada vez eran mayores, las pateras empezaron a utilizar otras rutas y Canarias se convirtió en el principal destino de esas barcas que se habían transformado en cayucos para aguantar mejor un viaje que ahora era más largo.

"Es como el juego del ratón y el gato. Siempre intentan nuevas rutas hasta que los encargados de la vigilancia las descubren y se empiezan a poner en marcha medidas para interceptar las embarcaciones. Entonces se buscan alternativas. Después de muchos años, la vigilancia en Canarias está muy reforzada y es más sencillo interceptar los cayucos. Tal vez por eso hemos dejado de escuchar noticias sobre las llegadas de pateras a las islas y los inmigrantes vuelven a utilizar otras", explica José Antonio Díaz, presidente de la ONG Movimiento por la Paz, el Desarme y la Libertad en Canarias (MPDL).

Si echamos mano de los periódicos, veremos que lo que apunta Díaz es cierto: mientras que los medios nos hacíamos eco de la llegada de pateras a las costas andaluzas, Canarias apenas ha visto desembarcar inmigrantes en lo que va de año. Según un informe de MPDLC (con datos del INE) en los seis primeros meses de 2009, el número de personas que han llegado de manera ilegal por mar a las islas (1.599) se ha reducido un 60% respecto al año pasado. De hecho, durante los meses de mayo y junio no llegó ninguna embarcación.

Sin embargo se han producido más muertes. Dos de los integrantes de la patera que llegó a El Hierro fallecieron, elevando el balance de 2009 a 30 mientras que en la primera mitad de 2008 fueron 15. ¿Cuál es la explicación? La tragedia de Teguise (Lanzarote) cuando 25 personas se ahogaron antes de llegar a la costa.

"El buen resultado que están dando las políticas del Frontex (la Agencia Europea de control de Fronteras) es la principal razón de este descenso", explica José Antonio Díaz. Otras organizaciones como Canarias Acoge también apuntan a que los esfuerzos de la UE y del gobierno español en la zona han conseguido reducir la llegada de pateras.

El ritmo no para en el sur

Mientras los servicios de vigilancia y rescate canarios tenían menos trabajo y los centros de internamiento se vaciaban —algunos incluso han llegado a cerrar y los que permanecen abiertos apenas tienen ocupantes— el ritmo se ha mantenido constante en la costa andaluza. 1.624 personas llegaron de manera irregular en estas embarcaciones al sur de la península en los seis primeros meses lo que hace que las prever que la cifra total de este año superará la de 2008, cuando llegaron 3.017 personas.

¿Por qué no se repite la tendencia? Además de ese juego del gato y el ratón al que nos referíamos antes —que lleva a buscar las fisuras en el sistema de vigilancia de fronteras— hay otros factores que ayudan a entender lo que está pasando. Por ejemplo, el tiempo. "La climatología es un elemento clave y hay momentos puntuales en los que se intensifican las pateras. En Canarias suelen ser durante los meses de septiembre, octubre y noviembre", apunta el director de MPDLC.

La crisis internacional también podría estar influyendo de distintas maneras. "Ahora, muchos de ellos necesitarán más tiempo para conseguir el dinero necesario del pasaje", dice José Miguel Morales, secretario general de Andalucía Acoge. Desde Canarias Acoge nos dan otra pista. "Canarias es la comunidad con más paro y, como el objetivo es conseguir trabajo, es más 'útil' dirigirse a la Península, como puerta de entrada no sólo a España sino a toda Europa".

Pero también hay lecturas mucho más negativas de esta reducción de pateras. Como explica José Antonio Díaz, "el refuerzo de las políticas de control de fronteras, incluso en los países de origen de las embarcaciones, hace que se busquen otras rutas y que los puntos de partida cada vez estén más lejos, por lo que los viajes son más largos y difíciles y no sabemos cuánta gente se está quedando en el mar. Además, también podrían estar explorándose rutas terrestres, lo que tiene que ser una auténtica odisea. Lo que está claro es que siempre van a buscar una alternativa".

Ése es un punto en el que están de acuerdo las organizaciones que tratan con inmigrantes irregulares en España, que piden que se potencie el trabajo y la inversión en desarrollo de los países de origen. "En Andalucía se instaló el primer dispositivo del SIVE hace años pero a pesar de la inversión de cientos de millones de euros, la llegada no se ha detenido", dice José Miguel Morales, de Andalucía Acoge. Desde Canarias, el mensaje es parecido. Como dice Jośe Antonio Díaz: "Si algo hemos aprendido durante años, es que siempre van a buscar una manera de llegar, aunque sea más peligrosa. No se pueden poner puertas al campo".