Teherán.- El presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, volvió hoy a atacar a su colega estadounidense, Barack Obama, y le advirtió de que su postura respecto a las controvertidas elecciones en Irán cuestiona la veracidad de sus intenciones de cambio.
En declaraciones ante un grupo de responsables judiciales, el mandatario insistió en que Washington ha interferido en los asuntos internos de Irán al comentar lo ocurrido tras conocerse el resultado de los pasados comicios presidenciales, que la oposición iraní ha denunciado como fraudulentos.
Según Ahmadineyad, las últimas palabras de Obama revelan cual es cariz real de sus intenciones.
"No decía que buscaba un cambio, se preguntó hoy de forma retórica el presidente iraní.
"Si continúa con esa actitud intervencionista, la nación iraní responderá con aplastamiento y rechazo total", amenazó.
El viernes, Obama negó una vez más que su país haya intervenido en los asuntos iraníes e instó a Ahmadineyad a que dé explicaciones a las familias de aquellos que han resultado muertos, heridos o arrestados durante las dos últimas semanas de protestas en Irán.
El mandatario norteamericano describió como "vergonzosa" la violencia con la que se han empleado las fuerzas de Seguridad y las milicias islámica "Basij" y advirtió que el mundo miraba y condenaba estas acciones.
Irán es escenario de protestas y disturbios desde que hace dos semanas se conocieran los resultados de los comicios presidenciales, que la oposición ha denunciando como fraudulentos.
En la represión han muerto al menos una veintena de personas -según cifras oficiales- y centenares han sido arrestadas o están en paradero desconocido.
El régimen de Teherán ha acusado a Occidente, y en especial a Estados Unidos, el Reino Unido, Francia y Alemania de espolear los disturbios y buscar con ello causar lo que ha denominado como una revolución de terciopelo.
El vicepresidente primero de Irán, Parviz Davudi, incluso afirmó hoy que los países occidentales han decidido orquestar los disturbios pos electorales para "vengarse" del triunfo hace treinta años de la Revolución Islámica, que desalojó del poder al último Sha de Persia, el pro occidental Mohamad Reza Pahleví.
Desde el triunfo de aquel alzamiento, Estados Unidos e Irán mantienen rotos sus lazos diplomáticos.
Nada más llegar a la Casa Blanca, Obama expresó su deseo de cambiar la dinámica de los lazos con Teherán si el régimen de los ayatolá abría el puño, pero hasta la fecha sus gestos de apertura se han topado con la reticencia del sector más conservador.
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