Teherán.- El tribunal revolucionario y general de Teherán ha acusado hoy de conspiración a varios dirigentes del movimiento reformista durante la cuarta vista oral del juicio, que se celebra en Teherán contra más de centenar de personas procesadas por instigar los disturbios postelectorales.
Según la agencia de noticias laboral Ilna, la Fiscalía General los acusó de difundir "falsas alegaciones de fraude electoral" con el objetivo único y final de desencadenar lo que denomina una "revolución de terciopelo".
Entre los siete encausados sobresale Said Hayarian, antiguo asesor del ex presidente iraní Mohamad Jatamí, que se encuentra paralítico desde que fuera tiroteado en 1999 frente a la sede del Ayuntamiento de Teherán.
Ante el tribunal también comparecieron otras figuras aperturistas como Mohsen Mirdamadi, del "Frente de Participación", o Abdulá Ramezanzadeh, vicepresidente del "Partido de los que trabajan para la Reconstrucción" y ex portavoz del Gobierno reformista.
Igualmente declararon el ex viceministro de Interior Mustafa Tayzadeh y el periodista Mohamad Ghuchani, detalló ILNA.
De acuerdo con la fuente, el fiscal denunció que los acusados habían difundido rumores sobre un presunto fraude electoral con objetivos espurios.
"A pesar de los avisos por parte de las autoridades, el Frente de Participación, la Organización de los Muyahedin de la Revolución y el partido de los Trabajadores de la Reconstrucción insistieron en su pretensión de que había habido fraude", afirmó la fiscalía.
El acta de acusación señaló asimismo a la televisión pública británica BBC, a la que responsabilizó del estallido de los disturbios al posicionarse "a favor de uno de los candidatos que fracasaron".
"El hecho de sacar la gente a las calles no fue el resultado del fracaso electoral sino una estrategia de estos partidos instigadores", argumentó el ministerio público.
El objetivo final era provocar "un golpe de estado de terciopelo contra la República Islámica de Irán aprovechando y abusando del ambiente electoral", concluyó.
Cientos de miles de personas salieron a la calles de Irán para protestar nada más anunciarse el controvertido triunfo electoral del presidente, Mahmud Ahmadineyad, que la oposición denunció como fraudulento.
En los disturbios posteriores, alrededor de una treintena de personas murieron -según cifras oficiales- y cerca de 4.000 fueron detenidas.
Irán ha acusado a un centenar de ellas de conspirar para derrocar el régimen con ayuda de occidente, y en particular de Estados Unidos, el Reino Unido, Francia y Alemania.
En la primera sesión del juicio contra ellos, celebrada a principios de agosto, ya se escuchó el testimonio de ex altos cargos del régimen iraní, como el antiguo vicepresidente reformista, Mohaamd Ali Abtahi, acusados de los mismos cargos.
En la segunda comparecieron la ciudadana francesa Clotilde Reiis y dos empleados locales de las embajadas de Reino Unido y Francia, acusados de espiar, participar en los disturbios y colaborar con potencias extranjeras para propiciar lo que Teherán denomina una "revolución de terciopelo".
Durante la tercera sesión, el fiscal leyó los cargos contra una quincena de personas acusadas de actos de terrorismo y vínculos con grupos de oposición iraní en el exilio, a los que Teherán considera terroristas.
La oposición, que no acepta los resultados electorales, ha tildado el juicio de "farsa" destinada a acallar las voces aperturistas.
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