San Sebastián.- Los pescadores de la cornisa Cantábrica consideran que existen argumentos "de peso" para abrir la pesquería de la anchoa "sin poner en riesgo" el futuro de esta especie, para lo que han elaborado "un plan de gestión" junto a sus colegas franceses que ya está en manos de la Comisión Europea.
De ello han hablado hoy en una rueda de prensa en San Sebastián responsables de la Federación de Cofradías de Pescadores de Guipúzcoa, quienes han dicho que el dictamen que ha emitido el Consejo Internacional para la Exploración del Mar (CIEM) desaconsejando la apertura de la pesquería les ha sorprendido "sobremanera".
Ese informe servirá a la Comisión Europea para decidir, el 30 de junio o el 1 de julio, si mantiene o abre esta pesquería.
Leandro Azkue, responsables de Recursos Pesqueros de la Federación, ha asegurado que se habían hecho "ilusiones" sobre la posibilidad de que se autorizase la captura de la anchoa tras cuatro años de prohibición por el riesgo de desaparición de la especie.
Ha señalado que los últimos informes del Instituto de Investigación Pesquera (Azti) y del de investigación francés Ifremer hablaban de una biomasa de anchoa de 28.000 y 35.000 toneladas, respectivamente, que el CIEM ha reducido en su dictamen provisional a 22.100 y que en el definitivo podría aumentar en unas mil toneladas.
Ha atribuido este baile de cifras a los diferentes sistemas de medir la población de la especie y ha precisado que, en el caso del CIEM, a su decisión se añade la gran importancia que dan a los ejemplares de "edad 1", que entienden que no se han reproducido lo suficiente y cuyas capturas antes estaban autorizadas.
Azkue no ha puesto en cuestión los estudios científicos, en los que cree que prima el "principio de precaución", pero ha señalado que habría que contar también con "el conocimiento y la opinión del sector pesquero".
Ha explicado que los pescadores que participan en otras campañas han constatado que, aunque ven poca anchoa, sí observan que hay "suficiente" para "una pequeña apertura" con rentabilidad económica.
Por ello, los pescadores de la cornisa Cantábrica han preparado con sus colegas franceses, con quienes han estado "tradicionalmente enfrentados", un plan de gestión que propone abrir la pesquería con 7.000 toneladas a partir de una biomasa de 24.000, de las cuales 5.500 corresponderían a los españoles y 1.500 a los galos.
Plantean establecer vedas temporales, con la prohibición de la pesca durante diciembre, enero y febrero, y del arrastre en marzo, abril y mayo.
Así mismo, se establecería un aumento de la talla mínima, de manera que sólo capturarían ejemplares de edad 2 y 3, además de controles estrictos tanto en mar como en tierra, con una comunicación diaria de las capturas.
Azkue ha afirmado que la Comisión Europea "ha incumplido su palabra" de presentar un plan de gestión, por lo que han tenido que hacerlo los pescadores. "No ha hecho los deberes", ha dicho.
"Somos nosotros quienes tenemos mayor interés en la supervivencia de la anchoa. Queremos hoy y mañana también seguir viviendo de la pesca de la anchoa, no queremos lanzar piedras contra nuestro propio tejado", ha advertido.
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