Imposible de creer. Cuando aún nos estábamos reponiendo de la desaparición de la melena más sexy de América, de nuestra ángel de Charlie favorita, nos llegaba la triste noticia del fallecimiento de Michael Jackson, que el próximo agosto iba a cumplir 51 años.
Para muchos Michael era sólo un friki que vivía en un rancho con atracciones y un zoo. Que se paseaba con mascarilla por la calle, que hacía cosas absurdas para la prensa, que colgaba a sus hijos por el balcón y que le gustaban demasiado los niños. Para otros, los que amamos la música, Michael era un genio, alguien que supo revolucionar el negocio y que hizo que el espectáculo diera pasos de gigantes.
Según el diario Los Angeles Times, los servicios de urgencia recibieron una llamada que informaba que el cantante había sufrido una parada cardíaca y cuando llegaron los servicios médicos no respiraba, por lo que fue rápidamente evacuado a un hospital.
Desde pequeño formó parte del espectáculo junto a sus hermanos en un grupo formado por su padre. Severo y duro, les hacía ensayar a todas horas y les castigaba físicamente cuando no cumplían sus expectativas. Michael, el más pequeño, pronto resaltó por encima de sus hermanos y se convirtió en bailarín destacado. No tuvo infancia. Siempre trabajando y grabando discos. Su vida de niño no fue normal así que ¿cómo iba a serlo de mayor? Michael era un niño artista especial, como Liz Taylor, como Judy Garland. Juguetes rotos antes de alcanzar la pubertad.
Amadrinados por Diana Ross —impagable la presentación que hace la diva en su programa de televisión y cómo engancha al pequeño Michael de la mano y lo retira del primer plano del escenario cuando ve que el mocoso le está robando el protagonismo— su etapa como Jackson 5 fue fructífera para la discográfica Motown.
Su cambio de discográfica fue problemático. Por problemas legales tuvieron que cambiar de nombre a The Jacksons y a mediados de los 70 saben madurar y hacer una perfecta transición musical con los tiempos que corren. Del soul clásico de la Motown pasan al funky sucio de Enjoy yourself o Goin’ places y la explosión de la disco music la afrontan con gran valentía y números uno como 'Blame it to the boggie', 'Shake your body' o 'Can you feel it'. Triunfadores natos para los que ningún estilo musical es terreno vedado.
1979 sirve para que se independice definitivamente de sus hermanos, aunque de pequeño ya había grabado en solitario. Un título tan explícito como 'Off the wall' es el comienzo de su unión con el productor Quincy Jones. 'Rock whit you' o 'Don’t stop ‘til you get enough' son grandes números uno. En solitario, la magia de Michael sigue intacta.
'Thriller' marca un antes y un después en el concepto de disco y promoción. El vídeo del single que daba título al LP es una obra maestra y logra que se emita en programas americanos de entretenimiento donde hasta ese momento sólo emitían actuaciones en plató y los clips eran rechazados. La suma de millones de discos vendidos y los éxitos que reporta a Michael Jackson ese disco es el comienzo de la pesadilla. Aislado en su propio mundo, Michael va evadiéndose cada vez más y más de la realidad. ¿Acaso alguien como él puede llevar una vida normal? Es imposible, aunque a veces lo intente disfrazándose para poder salir a la calle tranquilamente.
Las giras de 'Bad' y 'Dangerous', el mono Bubbles y la serpiente Muscles. La llama, el parque de atracciones, el rancho Neverland, las acusaciones de pederastia, los cotilleos de un intento de blanqueamiento de piel de Michael por un supuesto rechazo a su raza y que hubiese sido mejor callarlas de inmediato demostrando su enfermedad y no dejando que los rumores se extendieran hasta límites enfermizos...
Que si quiere comprar el esqueleto del hombre elefante —al final Michael se había convertido para el gran público en un fenómeno de feria como el propio John Merrick—, que si está arruinado, que si vive rodeado de maniquies de niños a los que habla... Las fotografías que se difundieron del interior de su rancho Neverland cuando la policía lo registró buscando pruebas de los supuestos abusos a menores eran espeluznantes. El trono del salón donde se sentaba, la basura que llenaba varias habitaciones y los famosos maniquies infantiles, eran demoledoras.
Su boda con la hija de Elvis Presley, sus hijos inseminados artificialmente con una madre de alquiler, el sacarlos a pasear con máscaras, su intención de irse a vivir a un país árabe, el sacar a subasta sus objetos personales, el manifestarse para recuperar sus derechos discográficos y acusar al pope de la industria Tommy Mottola de ser El Diablo, entre muchas de sus excentricidades, hizo que la gran mayoría olvidara las decenas de excelentes canciones que Michael grabó para que todos disfrutáramos. El personaje había devorado al artista.
En el momento de su fallecimiento Michael daba los últimos retoques a su nueva gira, 'This is it', su vuelta a los escenarios largamente esperada y que debía arrancar el próximo 8 de julio. Lo que en un principio se había anunciado como diez conciertos en el London Arena, tuvo que ampliarse a cincuenta por la gran demanda de entradas de fans y admiradores. La gira, presentada vía satélite el pasado 5 de marzo, dio comienzo a la euforia de la venta de entradas que llegaron a agotarse en pocas horas. De haber realizado estos cincuenta conciertos programados en el mismo local, más de un millón de personas habrían asistido como público al regreso a los escenarios del Rey del Pop.
Por desgracia, esto no podrá celebrarse. Supongo que los que estarán contentos serán los buitres de las casas de apuestas inglesas que habían lanzado porras para que la gente apostase cuantos conciertos sería capaz de celebrar antes de suspender la gira. ¿Alguien habría apostado que ninguno?
Hoy, al enterarme de la noticia del fallecimiento de Michael Jackson no han venido a mi cabeza todos sus frikismos y sus últimos años, no. Me ha venido lo bien que me lo pasé sudando en segunda fila de su concierto madrileño de la gira 'Dangerous' con mi amiga Patricia (¿Puede alguien ser más superfan de Michael que ella?), de cuando de pequeño veía los fines de semana en televisión la serie de dibujos animados de los Jackson 5, la Nochevieja que se estrenó el video de 'Thriller' en Televisión Española y, sobre todo, me ha venido a la mente una canción.
'Who’s loving you'. Compuesta por Smokey Robinson y grabada por los Jackson 5 en su primer disco de 1969 'Diana Ross presents Jackson 5' y sirvió de cara B al gran éxito 'I want you back'. No sé por qué me he acordado de esa canción, una de las que más me gusta del repertorio de los Jackson. También me he acordado de otra de sus canciones de su exitosa etapa en solitario., 'Leave me alone', una canción que habla sobre una ruptura y como el chico le pide a la chica que le deje en paz y le olvide pero que en realidad era un grito interior de Michael contra los chismes del mundo exterior.
Espero que ahora volvamos a acordarnos sólo de lo bueno. Hay discos de los Jacksons y de Michael para parar un tren. Vete a la tienda, bájatelos, róbalos, cómpralos, lo que quieras; pero descubre toda la obra musical de uno de los grandes genios del pop del siglo XX. Su trabajo se merece que te tomes ese esfuerzo de ver más allá del fenómeno de feria.
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