Sebastian Vettel y Mark Webber han dado a Red Bull el segundo doblete de la temporada en el Gran Premio de Gran Bretaña, relegando al mejor de los Brawn GP, Rubens Barrichello, a la tercera posición. El líder del mundial, Jenson Button, sólo ha podido ser sexto, mientras que Fernando Alonso ha concluido en el 14º puesto, su peor resultado del año.
Adrian Newey ha desactivado el ingenio de Ross Brawn. De este duelo tecnológico, tanto o más intenso que el que libran en la pista Sebastian Vettel y Jenson Button, dependerá en gran medida el futuro del mundial 2009. Silverstone marcará un antes y un después en este sentido, porque los Brawn GP nunca ganaron igual de sobrados que hoy Vettel y Webber…
La carrera de hoy arrancó sin sobresaltos en cabeza. Vettel mantuvo con comodidad la posición de privilegio y trazó el viraje de Copse en cabeza del pelotón, seguido de Barrichello, Webber y Kimi Räikkönen, que aprovechó las virtudes del KERS (los Ferrari fueron los únicos monoplazas que lo llevaban) para adelantar cuatro posiciones. Uno de los que más problemas tuvo en la arrancada fue Fernando Alonso, que cedió dos plazas al salir algo largo del primer viraje. El asturiano, que, junto a los Williams y Robert Kubica, fue el único en optar por el compuesto duro de neumáticos, clasificó ayer con la satisfacción de saberse muy cargado de gasolina... justo para descubrir, unas horas después que su R29 era el segundo monoplaza menos cargado de la parrilla.
La historia de esta carrera podría resumirse trazando un vuelta a vuelta comparativo entre Sebastian Vettel y Rubens Barrichello. Mientras el monoplaza dominador hasta ahora sufría para contener los ataques de Mark Webber, Vettel se escapaba a un ritmo delirante. En 10 vueltas, el alemán acumulaba ya 12 segundos de margen… ¡y eso que el Red Bull era el coche más cargado de todos! Es más, el comparativo de mejores cronos personales revelaba que el líder había sido capaz de marcar un estratosférico 1'20''8, mientras Rubinho, el segundo en la estadística, debía conformarse con un 1'21''8. Queda claro, pues, que el alerón delantero estrenado por la escudería de la bebida energética ha dado a sus pilotos algo más que alas.
La salsa del GP la ponía por entonces el duelo por la 12ª plaza entre Fernando Alonso y Nick Heidfeld. El asturiano volvía a hacer frente a su pesadilla de 2007, que, igual que entonces, volvió a arruinarle la carrera. El alemán, notablemente más lento que sus predecesores, tapaba los huecos al bicampeón con maestría de sabio kartista, dejando en la cuneta toda esperanza de ver al español en la zona de puntos. En adelante, su carrera se desarrollaría en las profundidades de la clasificación, algo muy parecido a lo que ya le ocurriera en esta misma pista la temporada 2004.
Los primeros repostajes apenas variaron el escenario. Los Red Bull mantuvieron su apuesta por las gomas blandas y Ross Brawn quiso jugar unas cartas distintas alargando el segundo stint de Barrichello, que afrontaría con neumáticos duros. Sin embargo, esta apuesta no sirvió más que para ceder el segundo puesto a Mark Webber, que se vio con campo libre por delante para escaparse del primer Brawn GP y sentenciar el doblete.
Por detrás del trío de cabeza encontrábamos a Felipe Massa, Nico Rosberg, hipercompetitivo con el Williams, y un desdibujado Jenson Button, que, contra lo acostumbrado, estuvo a años luz de su compañero. El inglés no lograba llevar a la temperatura correcta a sus neumáticos, mal que los Brawn ya habían demostrado en carreras anteriores y que el frío asfalto de Silverstone no hizo más que agravar. Ross Brawn deberá tomar buena nota de lo ocurrido y apresurarse en el rediseño del frontal del vehículo, especialmente en lo que concierne a la suspensión.
El dominio de los Red Bull desplazó el interés de la realización de la carrera a las plazas más rezagadas, donde encontrábamos enconadas batallas entre Alonso, Hamilton y los BMW. Sin embargo, una vez más quedaron patentes las dificultades de unos y otros para adelantar más allá del aprovechamiento de los errores ajenos. En otras palabras, que la cacareada efectividad de la reducción aerodinámica pregonada por el reglamento no ha mejorado en nada este sentido, como por otra parte ya podíamos imaginar…
Con dos coches escapándose de los demás incluso rodando a ritmo conservador, sin adelantamientos y ni siquiera accidentes (los únicos abandonos de hoy fueron los de Sébastien Bourdais y Heikki Kovalainen, que impactaron el uno con el otro mientras luchaban por la 18ª posición), el GP inglés se instaló en el sopor general. De hecho, el tramo final apenas registró la incógnita de desvelar si Sebastian Vettel alzaría el primer Grand Chelem de su carrera deportiva, título que se concede al piloto que alza la pole, la vuelta rápida, el triunfo y lidera todas las vueltas de una carrera. Al final, la estrategia de Red Bull se lo impidió. Los estrategas del equipo británico adelantaron al giro 49 el segundo repostaje del líder para cubrir su posición en caso de entrada imprevista del coche de seguridad, circunstancia que permitió a Webber liderar el GP un par de vueltas. En consecuencia, Vettel tendrá que conformarse con un "simple" Hat Trick (que en F-1 equivale a triunfo, pole y vuelta rápida).
Por detrás del vendaval Vettel-Webber, a 41 segundos ni más ni menos, acabaron Barrichello, Massa, Rosberg y un acelerado Jenson Button, que, aunque algo tarde, despertó en el último tramo de carrera y empezó a recortar distancias respecto a sus predecesores. Sin embargo, el momento en que logró colocarse a la estela del primer Williams coincidió con la bandera a cuadros. Su sexto puesto le mantiene, claro, en cabeza del campeonato con 64 puntos, pero las diferencias se acortan. En la actualidad, el británico conserva 23 puntos de margen respecto a su compañero y 24 sobre el ganador de hoy.
El porvenir de este mundial se dilucidará en una mesa de dibujo. Red Bull ya ha tomado la delantera técnica en el campeonato en detrimento de Brawn GP, y Ferrari está cada vez más cerca del podio. Ahora será Ross Brawn quien se verá obligado a copiar soluciones ajenas o bien desarrollar unas nuevas, aunque la escasez de recursos de su equipo no juega especialmente a su favor. Los BGP 001 han sido hegemónicos mientras la competencia no tocaba la tecla adecuada. Ahora que Ferrari y, especialmente, Red Bull, ya han descubierto cómo hacer rápidos a los monoplazas de 2009, empieza el verdadero mundial. No, esto no está sentenciado… afortunadamente.
Parecida incertidumbre para la atmósfera política que ha envuelto a la F-1 este fin de semana. Bernie Ecclestone ha mostrado cierta sintonía con los equipos abogando por eliminar el límite presupuestario, aunque Mosley, que sigue sin plantearse la dimisión, quiere volver a iniciar una nueva ronda de negociaciones con la FOTA. Eso sí, de la inflexible intención de presentar la lista definitiva de inscritos para el próximo mundial, nada. La presión se trasladará, pues, del paddock a la sede de los equipos y de la FIA.
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