Difícil encontrar una muestra más heterogénea que la de esta semana. 'Corazón de tinta', 'Ejecutiva en apuros', 'Obsesionada', 'Tres monos' y 'El cumpleaños de Laila' traen aventura, comedia, thriller, drama y alegría de vivir a nuestras pantallas, respectivamente.
Hay quienes verán el cartel por la calle y, resacosos de aquellos 15 minutos de lucidez friki que se sacó de la manga Brendan Fraser hace ya más de una década con 'George de la jungla', picarán en el anzuelo. A mí me resulta un actor incómodo. Su gesto no es armónico. Vale para estar quieto de perfil y poner cara de hacer una multiplicación complicada, como Joey el de 'Friends', pero no para correr, divertir o reír. Cuando ríe —como un amigo feo que yo tenía que, pese a los consejos de todos, nunca se quedaba serio en las fotos— la cara se le distorsiona como un churretón de rimmel tras acalorada ruptura sentimental. Brendan Fraser, fichado para ser figurín aquí, fracasa porque la comedia es un género que no se adapta a su fisonomía.
Lo que hoy nos trae este Nicolas Cage de segunda es una bienintencionada aventura infantil (inspirada por la novela de Cornelia Funke) que reivindica el amor a la literatura. Su hija (la de Fraser, no la de Cage ni la de Funke), rubita y marisabidilla como sólo saben serlo las lectoras de más de mil y un libros de muy corta edad, intenta insuflar a su torpe padre la valentía que necesita desde que mamá desapareciera en extrañas circunstancias hace muchos años. Pese a la frontal animadversión y urticaria que nublan mi juicio con la injustamente millonaria cabeza de cartel, reconozco la agradable presencia de los notables Andy Serkis, Helen Mirren y Jim Broadbent —y ese ensueño en forma de cameo a cargo de una Jennifer Connelly sin frase— en una película amable que debería encontrar cómodo aposento en un 'target' que no es el mío.
Valoración: 6/10
¿Quién será esa persona que viene a sustituir al último encargado de la planta? En la versión original basta con ver a Renée Zellweger corriendo por la playa. El título español, 'Ejecutiva en apuros', desvela el enigma de inmediato. A la apartada, helada Minnesota, un destierro forzado por no callar la boca cuando en una reunión se dice "voluntario".
Nada más aterrizar nos enteramos, además de que hace un frío de narices, de que Renée ha caído en el amable integrismo profundo norteamericano. "¿Has encontrado a Jesús?". "No sabía que estaba perdido". Chiste viejo, pero tiene todavía algún sabor: un chicle masticado. Sigue otro: "¿Quieres que te enseñemos a encender la chimenea?". "Soy de ciudad, no tonta. ¿Dónde está el interruptor?".
Mujer moderna: libre mercado, competencia, autoafirmación; y los viejos valores, en alza especialmente por lo que se refiere a la persona —atractivo, viril— de su antagonista, el Sindicato.
De principio a final, inesperada toda.
Valoración: 2/10
Existe un cine negro que nada tiene que ver con oscuras tramas policiacas. Es uno que se centra en temáticas raciales propias de los afroamericanos, un público con enorme peso específico en el box office yanqui. Ellos se lo guisan y se lo comen. Tienen su propio star system y no necesitan la ayuda de otro público para encaramarse a los puestos más altos de las recaudaciones. La gente de color va mucho al cine, ya lo avisaba Pau (Brunet).
¿Es 'Obsesionada' una cinta ''negra"? Pues "depende", como diría Pau (Donés), porque sí que cuenta con materia prima extraída del star system negro —con Beyoncé e Idris Elba a la cabeza— además de financiación de la cantante y del ex baloncestista 'Magic' Johnson, pero ya. Hay peros a la hora de adherir lo nuevo de Steve Shill a la etiqueta en cuestión porque, para empezar, Elba no es afroamericano, sino angloafricano, y poco importa que su negro culo sea el que corre peligro en este thriller con reminiscencias de 'Atracción fatal' aunque con desarrollo mucho más cándido y propio de telefilme que la cinta de Lyne. No hay reivindicación racial por ningún sitio en ese aspecto. Además, el 'acalorado' (en teoría, no esperéis ver ni un triste pezón en este "thriller erótico") trío lo completa la chica más blanca de América, Ali Larter, la pesada que siempre parece que abandonará 'Héroes' y sin embargo vuelve vez tras vez. No es acicate suficiente, es tan guapa que parece fea.
Valoración: 4/10
No ver, no oír, no hablar. Fábula intensa con alucinaciones. Drama turco.
Cuatro protagonistas: Eyüp, el padre; Hacer, la madre; Servet, el político, de quien Eyüp es chófer; e Ismail, hijo de Eyüp y de Hacer. Empleado del mes, Eyüp ingresa en la cárcel por cuenta de Servet. Hacer, consecuentemente, sufre prisión por Eyüp y por Ismail. Servet aún quiere más. Hacer empieza a saber qué es lo que quiere ella. Ismail comprende que lo que él quería no era eso. A Eyüp le va a dar igual qué quiera o no: como nos pasa a todos, eligió su camino y el camino lleva hasta donde lleva, que no es nunca donde uno piensa ir. Servet se dice, tarde, que a ver qué va a ser esto. Luego la historia gira sobre sí misma.
Cierto que la comunicación entre los personajes no es fácil pero, también, dígame usted cómo podría serlo. Premio al mejor director en Cannes 2008, rescata la semana hasta para aquellos a los que la intensidad sin pizca de humor nos resulta, más que nada, risible.
Valoración: 7/10
¿Liviana? Quizá, juzgad vosotros cuando la veáis, pero vedla (por favor) si no sois de esos a los que les molestan los subtítulos sobreimpresos en la pantalla (porque no encontraréis ni rastro de este estreno en el centro comercial de vuestra zona). 'El cumpleaños de Laila', de la directora palestina Rashid Masarawi, recrea la jornada laboral de un recto taxista, antes juez, el día del cumpleaños de su hija pequeña. Cada pasajero es un gag y cada carrera, un cúmulo de divertidos despropósitos.
El conflicto con los israelíes no es tratado más que de rebote, pero sirve de mucho para destapar la verdadera esencia de un personaje admirable que se va convirtiendo con la sucesión de las horas en un descendiente lejano del Michael Douglas de 'Un día de furia'. Para muchos fue una de las frivolidades del pasado festival de San Sebastián por su aparente poco peso, pero el cine, en ocasiones, sólo pretende contar fábulas, y ésta, como tal, es sólida como el cemento.
Valoración: 8/10
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