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¿Seguro que Rajoy es el rey?

  • Los tres puntos de ventaja en las europeas no satisfacen al sector crítico del PP
  • El equipo del líder da por neutralizados a "los enemigos internos"
  • Algunos mantienen la esperanza de que un nuevo candidato surja del Congreso de 2011
Por PILAR PORTERO (SOITU.ES)
Actualizado 16-06-2009 11:49 CET

Una semana después de las elecciones europeas y unos días antes del autohomenaje que Rajoy y Camps se regalarán el próximo sábado en Valencia, no está tan claro que el líder del PP haya logrado desmoralizar a los críticos. Por mucho que su irreconciliable rival, Esperanza Aguirre, le haya reconocido como el rey, la decisión del Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) de remitir a los aforados Bárcenas, Merino y Galeote al Supremo puede pasarle factura en caso de que se confirme su implicación en el caso Gürtel. Los críticos tienen hasta el Congreso que debe celebrarse en 2011 para buscar una alternativa.

"La mayoría de nuestro electorado no entiende la reacción del partido; muchos de nosotros, tampoco. Si hay indicios razonables de cohecho, lo lógico es que los acusados rindan cuentas, no que se haga una lectura en clave de absolución en las urnas. Eso es lo que hizo el PSOE con el GAL: usar la estrategia victimista. Puede dar resultados a corto plazo pero, en caso de una condena judicial, produce un efecto boomerang". Un diputado popular, cercano al círculo de Aznar, resume así la sensación del sector crítico del partido ante la campaña de apoyo a algunos de los encausados en el caso Gürtel.

Mientras Rajoy aseguraba ayer tras la reunión de la Junta Directiva Nacional que la "etapa de demonización del PP" se había acabado, los teletipos escupían la noticia de que una de sus peores pesadillas seguía el curso legal previsto. El caso Gürtel era remitido al Tribunal Supremo por el TSJM, al que ha pedido "con carácter urgente" que llame a declarar a Luis Bárcenas —tesorero del PP—, Jesús Merino y Gerardo Galeote. Este hecho no parece haber resquebrajado la fe de Rajoy en la "honorabilidad" —palabra fetiche del líder del partido— de los acusados, a los que piensa continuar defendiendo en esta cruzada personal de la que Francisco Camps se revela como auténtico motor. "Si no estuviera Paco Camps implicado, Rajoy no pondría la mano en el fuego como lo está haciendo. Pero claro, éste es el precio del apoyo que el valenciano le brindó hace un año. La relación con Esperanza es irrecuperable, así que sólo le queda jugársela por nuestro otro feudo. En estas elecciones se ha vuelto a comprobar que son Madrid y Valencia las locomotoras", explica un diputado popular que tampoco comulga con la estrategia de la dirección.

El núcleo de colaboradores del presidente envía otro mensaje, teñido de triunfalismo y autocomplacencia, y basado en la evidencia de que ni los más optimistas habrían sido capaces de aventurar hace un año un panorama como el actual. "A la vista de la actitud de nuestros enemigos internos, se deduce que no sólo se saben derrotados sino que se plantean incluso enterrar el hacha de guerra. La desmoralización es absoluta, les falta motivación y se saben con tiempo todavía para salvarse individualmente… O sea, que no tienen demasiado futuro y carecen de ganas para improvisar un plan B. Sólo si cometemos algún error garrafal cabría la posibilidad de que se reactivara el frente crítico, pero al día de hoy creo que no será así. El rey será el rey; sobre todo después de que la propia 'Espe' reconociera que ella no es ajedrecista…". Ésta es la reflexión de uno de los hombres de Rajoy, muy próximo a la dirección y con escaño en el Congreso. Por lo pronto, la maquinaría de propaganda interna prepara con ahínco los actos del sábado 19 en Valencia, en los que se conmemora un año de la coronación.

Aunque los casos de corrupción que se juzgan en los tribunales no hayan pasado factura en las urnas, la euforia que generaron los resultados de las gallegas se ha desinflado. El equipo está satisfecho, pero también inquieto. "Rajoy ha repetido hasta la saciedad que, si se prueban los hechos, actuará en consecuencia. La única preocupación es el desgaste que supondría haber apostado equivocadamente. Hasta entonces prima la presunción de inocencia, y ése un principio en el que creemos todos", apostilla otro diputado popular.

Esta visión contrasta con la del ala que todavía no ha perdido la esperanza en que un nuevo líder tome el relevo. "No hay duda de que los resultados afianzan a Rajoy. Desde el Congreso de Valencia no ha estado cuestionado porque no ha existido alternativa. Puede haber opiniones sobre si su estrategia de oposición es la correcta, pero no ha habido nadie que capitanease esas críticas y las convirtiese en otra opción. Si se cumplen los estatutos del partido, en 2011, antes de las generales, debe celebrarse otro congreso en el que habría oportunidad de plantear otras candidaturas", explica el diputado de la órbita aznarista. Los críticos echan mano de los números y buscan ejemplos del pasado reciente para reclamar una reflexión postelectoral más profunda. "En 1994 el PP ganó por 11 puntos al PSOE las europeas. Y en el 96 el PP le sacó en las generales un punto y pico. Con esa aritmética, si ahora has sacado tres puntos, no será posible imponerse en unas hipotéticas generales". Al rey continúan sublevándosele los súbditos.

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