Tres mítines con Camps y cuatro con Mayor Oreja en lo que va de campaña. Rajoy tiene un objetivo y no es precisamente el cabeza de lista a las elecciones europeas del próximo 7 de junio. El veterano político popular que aspira a repetir como eurodiputado y que ha convertido la 'decencia' en lema de campaña, va por libre. El ex ministro de Interior, que tuvo que inmolar a Gerardo Galeote para evitar que las acusaciones contra este eurodiputado implicado también en el caso Gürtel centraran la ofensiva socialista, no parece comulgar con la cruzada emprendida por Rajoy.
"Jaime fue partidario de apartar a Galeote por el bien del partido y ahora tiene que aguantar todo este circo", comenta un diputado del sector crítico. Lo cierto es que la vehemencia con la que el jefe defiende al que un día se consideró su delfín queda patente en cada acto al que acude. Salvar el honor de Camps se ha convertido en una empresa personal. Quienes pensaban que Rajoy era un tipo apático y carente de pasión, que se mostraba inseguro ante los constantes golpes que su propia gente le propinó en el periodo postelectoral, desconocían esta nueva faceta.
Como un apostol encargado de revelar la palabra de Dios aun a costa de poner en peligro su integridad, Rajoy no duda. "Querido Paco: Una de las cosas mejores que le pueden pasar a uno en la vida es decir lo que piensa, y decirlo con mucha gente delante: Yo creo en ti, creo en lo que haces; te he visto actuar muchas veces, creo en ti", ha confesado en Valencia con un énfasis especial. No le importa que hasta en su núcleo de confianza la fe se tambalee. "No le doy más de un año de vida política. Está fuera de la sucesión", asegura una fuente cercana a la presidencia.
Los chistes que corren entre los afines sobre el fondo de armario de Camps evidencian que no todos comparten su batalla. Por mucho que Mayor Oreja declare que "frente a la mentira y la calumnia tiene que ganar la honorabilidad de Paco Camps", en el partido no es un secreto que habría preferido otro tipo de campaña. El cabeza de lista, que tiene a gala evitar las comparaciones con Obama, ha tenido que escuchar como José Manuel García-Margallo, candidato a las europeas por Valencia, presumía de haberse adelantado a la estrategia electoral del presidente de Estados Unidos: "Los primeros que dijimos 'sí podemos' fuimos nosotros en 1996".
Claro que Mayor Oreja no pasa por su mejor momento. Con su defensa del cardenal Antonio Cañizares se ha convertido en el mayor aliado del PSOE. El prefecto de la Congregación por el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos dijo que "no es comparable lo que haya podido pasar en unos cuantos colegios —refiriéndose a los casos de pederastía en escuelas irlandesas entre los años 50 y 80— con los millones de vidas destruidas por el aborto". En el PSOE todavía están celebrando las palabras del candidato popular cuando la semana pasada quiso explicar que Cañizares sólo pretendía establecer "una cierta ordenación dentro de la aberración de ambas cosas". La campaña contra la crisis moral que asola los valores y principios de este país, se le ha ido de las manos. El mismo Rajoy le citó lo mínimo en el mitín en Esplugues de Llobregat (Barcelona) durante el pasado fin de semana. Y es que sólo Camps despierta el fervor del líder.
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