Bruce Springsteen ha sido una de las sorpresas del cartel de Glastonbury, pero lo suyo le ha costado a la organización convencerle de actuar allí. Y no ha sido una cuestión de caché. No, hoy no hablaremos de eso. El festival antes ha tenido que currarse un dossier explicando al mánager del Boss qué es Glastonbury: no tenía ni idea.
Las celebridades suelen pedir muchos caprichos que comer o beber en su camerino. Pero champagne y M&M's separados por colores aparte, las estrategias para persuadir a un artista de cara a tu festival pueden ser muchas y muy variadas. Emily Eavis, organizadora de Glastonbury, ha revelado a la prensa inglesa que cuando contactó con el mánager de Bruce Springsteen para que éste tocara en el festival, uno de los más importantes del mundo, si no el que más, su respuesta fue: "¿Glaston-qué?".
La misión de Emily esta vez no ha sido, por tanto, regatear 50.000 euros o buscar un vuelo o un hotel mejor. Se ha tenido que dedicar a elaborar un documento exclusivo en el que le cuenta a Springsteen la relevancia social del festival, lo bien organizado que está o las labores benéficas de que participa. Bruce nunca antes había participado en un evento de estas características (él gana más pasta actuando por su cuenta), por lo que han llenado el documento de citas de otros músicos que han tocado en otras ediciones. Y Emily debió de aplicarse mucho, porque el "sí" fue inmediato.
Hace unas semanas, una interesante entrevista en el fanzine Commonpeoplemusic con uno de los organizadores del Primavera Sound, que se celebra este fin de semana en Barcelona, revelaba datos parecidos. Abel Suárez contaba que es habitual invitar a un artista de gran relevancia para la historia de la música a la edición de un año como público, de cara a convencerle de que él actúe en la edición siguiente. "Les decimos esto: te pagamos el viaje y decides si el año que viene quieres tocar". Una pena que esta táctica no les haya servido para traer a The Feelies, pero ha sido una bonita forma de intentarlo.
Morrissey y el Festival de Benicàssim han vivido una larga historia de amor. Después de años intentando traerle, él canceló, en el último minuto, su actuación prevista para 2004, aunque finalmente sí apareció en 2006 y 2008. Mucho se dijo en su momento sobre el caché del ex cantante de los Smiths, pero lo claro nos lo recuerda Gustavo Navedo, responsable de prensa del festival: la única manera de convencerle de tocar en tu festival es prometerle que no se cocinará carne en 300 metros a la redonda del escenario en el que tiene que actuar. Si no, pasa lo que pasa.
Gustavo también recuerda la alfombra persa a colocar sobre el escenario que hubo que ir a buscar a Valencia para contentar a Lou Reed o la promesa a Björk de que la asistiría un maquillador y un peluquero en 1998.
Otros, como Javier Estalella, promotor de la Sala Razzmatazz y de minifestivales como el Dancing Queen y más conocido como Buenavista DJ, han optado por el cuerpo a cuerpo para atraer a sus cabezas de cartel. "Para llegar a Amanda Lepore me tuve que meter en una "panty party" en Mr Black en Manhattan. El alcohol hizo el resto. A Samantha Fox la tuve que invitar a cenar en Londres —no fue barata precisamente— y comerle la cabeza con lo que la admiramos los indies en el Razz". Y es que a veces una cucamona y un discurso pueden valer tanto o más que un maletín lleno de billetes de 500.
Si quieres firmar tus comentarios puedes iniciar sesión »
En este espacio aparecerán los comentarios a los que hagas referencia. Por ejemplo, si escribes "comentario nº 3" en la caja de la izquierda, podrás ver el contenido de ese comentario aquí. Así te aseguras de que tu referencia es la correcta. No se permite código HTML en los comentarios.
Lo sentimos, no puedes comentar esta noticia si no eres un usuario registrado y has iniciado sesión.
Si ya lo estás registrado puedes iniciar sesión ahora.