Para Etxea y Volpini las 'Presencias extrañas' en el cine eran ellos. Remake de la surcoreana 'Dos hermanas' (2003). El dedo que señala hacia otro sitio.
La única presencia que me extraña ante esta película es la del espectador asustado. En inglés llaman "uninvited" (título original) a alguien que se presenta sin que nadie le haya dado vela en este entierro.
¿Son extrañas las ausencias o las presencias? En esta película que han dirigido los hermanos Charles y Thomas Guard hay muchos fuegos de artificio, sin que al final estalle la traca. Uno adivina enseguida de qué van las hermanas —Emily Browning y Arielle Kebbel—. Desde el principio, el espectador ya sabe lo que ocurre. Y no es necesario que uno haya visto la película asiática de la que ésta es un 'remake'. Lo que ocurre con 'Presencias extrañas' es que está llevada de una manera tan facilona que a uno le deja de interesar. No le faltan diseño, paisajes maravillosos y presupuesto de alto nivel acorde con el medio en el que habitan los personajes. Como para poner los dientes largos a todos los que no somos agraciados con un entorno tan envidiable. Y sin embargo resulta tan tediosa la vida que nos muestran que uno se la regalaría con gusto, si tuviera oportunidad de rechazarlo.
Yo creo que esta producción cien por cien del Hollywood más industrial —por más que los vecinos canadienses hayan puesto algunos dólares— copia no sólo a la original coreana sino a tantas otras que van de espíritus que se aparecen a los vivos y les torturan. Hay unas cuantas de este pelaje, pero pocas que merezcan la pena. Hacemos honrosa excepción de 'Los otros' y 'El sexto sentido'. Ésta no es una de ellas.
Los actores son correctos, pero les ha tocado una historia de las de no creerse. Yo elijo a la madrastra. Ése sí que es un papel y además, a diferencia de otras del género, la que se quiere quedar con papá —David Strathairn— es Elizabeth Banks . Lo tiene todo, además de mala, bien guapa que es la chica. Ni por ella volvería a verla. Como mucho me busco una copia de 'Dos hermanas', la original, la de Ji-woon Kim.
Valoración: 2/10
'Presencias extrañas'; aplicándonos al individuo: "los que desconocen su pasado están condenados a repetirlo". Si es verdad, podría ser la justificación de que se perpetren estas cosas. Aunque, del contenido al continente, se diría que es justo lo contrario: basta con conocer el pasado para hacerlo otra vez. En ocasiones se busca a un público que tampoco conoce el pasado del cine y cree que 'eso' es nuevo o está tratado de una manera novedosa, que equivale a "mejor" ('El tren de las 3 y 10', 'Soy leyenda', 'The Women'); con más frecuencia, sobre todo cuando el pasado es inmediato, se busca el público que gusta sólo de ver lo que ya ha visto, porque lo reconoce. Ése era el secreto, por ejemplo, de 'El equipo A', que es el secreto, al menos en España, del pueblo en elecciones. Y muchas veces, sencillamente, se va a lo que es más fácil.
La muñeca cortada vuelve del siquiátrico en el que la tenía recluida la muerte de su madre, a la que ella asistió. Una explosión, y nada.
Igual, la primera vez que se contó, el desenlace de la historia sorprendía (aunque ni en la literatura ni en el cine era la primera vez que esa historia —o una historia parecida— se contaba). Éste, todo efectismo, no es el caso. Personajes sin relieve, sustos rutinarios, escamoteos infantiles.
El cine es una experiencia gratificante. Pongamos, dentro del cine de género, 'Appaloosa', 'Escondidos en Brujas' o, en un registro algo —no mucho— más cercano al de 'Presencias extrañas', 'Déjame entrar'. El placer que proporciona una buena película redime de lo mal que se pasa en otras ocasiones. Yo sí que he visto cosas que vosotros no creeríais. ¿A tanto llega 'Presencias extrañas'? Ni siquiera. Una explosión, y nada.
Valoración: 5/10
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