Seúl.- Corea del Norte realizó hoy una segunda prueba nuclear "exitosa" para "fortalecer su poder nuclear disuasorio", según anunció, lo que ha motivado la dura condena internacional y la convocatoria del Consejo de Seguridad de la ONU.
Las agencias meteorológicas surcoreana, japonesa y estadounidense detectaron pocos minutos antes de las 10 de la mañana (01.00 GMT) un temblor de entre 4,5 y 4,7 grados en la escala Richter, cerca de la localidad norcoreana de Kilju (noreste del país), a 15 kilómetros del lugar del ensayo nuclear de 2006.
Poco después, Corea del Norte confirmó a través de la agencia oficial KCNA que había realizado una prueba nuclear subterránea con éxito y de forma segura, en alusión a que no ha detectado fugas radiactivas.
Ni Seúl, ni Tokio ni Washington pudieron confirmar la prueba -algo que llevó varios días tras el primer test de 2006-, aunque el temblor se detectó en una zona de baja actividad sísmica. Tan sólo Moscú dio por hecho la explosión atómica.
Pyongyang afirmó que ha mejorado su poder nuclear y superado anteriores problemas técnicos con este nuevo test subterráneo, que aseguró ha sido de un "mayor nivel en términos explosivos y tecnológicos" al llevado a cabo el 9 de octubre de 2006.
El Ministerio de Defensa ruso dijo que la detonación parece haber alcanzado una potencia de unos 20 kilotones, mientras que la explosión de 2006 pudo llegar a los 15 kilotones, ligeramente superior a la intensidad de la bomba de Hiroshima.
Según la agencia surcoreana Yonhap, Pyongyang informó antes de la explosión subterránea a China, su principal aliado y que después expresó su "firme oposición" a la prueba norcoreana.
Seúl puso en alerta a sus 655.000 efectivos militares, debido a que Corea del Norte disparó también varios misiles tierra-aire de corto alcance desde la costa de oriental del país, cerca del lugar de la prueba, según la agencia surcoreana Yonhap.
Corea del Sur y Japón criticaron al unísono la "grave amenaza" y el "gran desafío" a la no proliferación nuclear de este nuevo y sorpresivo ensayo, del que el régimen comunista norcoreano no avisó con anterioridad, como hizo una semana antes de la prueba de 2006.
Japón pidió a Rusia, que desempeña la presidencia mensual del Consejo de Seguridad, una reunión urgente con el objetivo de alcanzar una nueva resolución, después del lanzamiento de un cohete de largo alcance el pasado 5 de abril, también duramente criticado por Seúl, Tokio y Washington.
Precisamente la declaración presidencial de condena aprobada por el Consejo de Seguridad el 13 de abril elevó aún más las críticas de Pyongyang, que el 29 de ese mes amenazó con ampliar su poder nuclear disuasorio si Naciones Unidas no pedía disculpas.
La actual situación cuestiona la utilidad del diálogo a seis bandas para el desarme de Corea del Norte (formado por las dos Coreas, Rusia, China, Estados Unidos y Japón) iniciado en 2003 y la efectividad de las resoluciones del Consejo de Seguridad, que no han conseguido doblegar a Pyongyang.
Desde el lanzamiento de abril y la posterior condena internacional, el régimen norcoreano ha aumentado la tensión con sus vecinos, lo que podría motivar una nueva resolución más firme como piden Estados Unidos y sus aliados internacionales, frente a la apatía de Rusia y China.
El desarrollo de los acontecimientos, muy similar a la escalada de 2006, comenzó el pasado año con la llegada al poder en Corea del Sur del conservador Lee Myung-bak, que desplegó una línea menos abierta hacia el régimen norcoreano que la de su antecesor, Roh Moo-hyun.
Ahora la comunista Corea del Norte se enfrenta al dilema de la sucesión para encabezar el régimen de partido único con un líder; Kim Jon-il, con salud frágil, que se especula sufrió un derrame cerebral el pasado agosto.
Los analistas creen que Kim Jong-il quiere mandar un mensaje disuasorio al Gobierno de Barack Obama en Washington a la vez que rompe las relaciones con Seúl, que habían llegado a su cenit con la visita a Pyongyang de Roh Moo-hyun, en octubre de 2007.
Grupos civiles de todas las tendencias políticas y los partidos políticos surcoreanos criticaron hoy el ensayo nuclear norcoreano por no respetar el luto que vive el país tras la traumática muerte Roh Moo-hyun, informó la agencia local Yonhap.
Roh Moo-hyun, que fue presidente de Corea del Sur entre 2003 y febrero de 2008, se suicidó el sábado en medio de la investigación de un escándalo por presuntos sobornos millonarios durante su mandato.
Los surcoreanos calificaron el test nuclear de traición, debido a que el líder norcoreano Kim Jong-il había enviado condolencias a los familiares del fallecido presidente horas antes de que realizara su ensayo nuclear.
Los ciudadanos, que desde ayer han salido en masa a la calle para mostrar sus respetos al ex-presidente en capillas instaladas por todo el país, dijeron a los medios que Corea del Sur deberá afrontar con firmeza este segundo ensayo nuclear norcoreano.
Los medios han dado durante el día de hoy gran relevancia a ambos asuntos y muchos ciudadanos entrevistados en medios del país opinaron que el régimen comunista pretende aprovechar la ocasión para generar incertidumbre en Corea del Sur.
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