En medio del caos y la violencia que agitan Guatemala después de 36 años de guerra y dos décadas de inestable democracia, el asesinato de un abogado en plena calle podría haber pasado desapercibido. Pero esta vez ha sido diferente. Antes de morir, Rodrigo Rosenberg acusó al presidente del gobierno, Álvaro Colom, de su propia muerte, que aún no se había producido. "Si ustedes están viendo este mensaje es porque he sido asesinado". Con estas palabras, el letrado ha conmocionado a Guatemala y al mundo. Así, el país, ya de por sí ingobernable y considerado por muchos como un Estado fallido, se ha sumido en la peor crisis política en muchos años. Para la oposición, el caso está claro: se trata de un asesinato de Estado. Desde el Gobierno, sólo una palabra: complot. Y como ya empieza a ser habitual en América Latina, la tensión se ha disparado entre los partidarios y los detractores del Ejecutivo —que han salido a las calles para apoyar a Colom o a pedir su dimisión—, poniendo muy complicada la resolución de un caso totalmente rocambolesco.
Aunque la primera reacción ha sido la ira contra el Ejecutivo, muchos comienzan a plantearse que hay algo más. Las acusaciones de conspiración vienen desde el propio palacio presidencial, desde donde se sostiene que el escándalo es un montaje para desestabilizar el país y el Gobierno socialdemócrata de Colom. Muchos ciudadanos suscriben esta teoría. Si bien es cierto que el vídeo les ha dejado impactados, no pueden evitar ver las protestas que se han generado como una "revuelta de la oligarquía". Así lo asegura una periodista que no quiere revelar su nombre. Según ella, el caso se asemeja mucho a los problemas que tuvo el ex mandatario Alfonso Portillo, que estuvo huido de la justicia durante cuatro años, acusado de varios delitos, casi todos relacionados con la corrupción.
Eddie, profesional de clase media alta, y trabajador del entorno de presidencia es más beligerante. Indignado por la actitud que observa en algunos manifestantes contra el mandatario, casi todos de clases pudientes, que se han cebado con los más pobres a los que acusan de la situación caótica que atraviesa el país, protagoniza una encarnizada batalla dialéctica con un conciudadano.
—"Hey ricachones, cuando les matan a uno de ustedes ahí si se enojan. Ojalá así fueran de solidarios con toda la gente humilde que muere diariamente", espeta.
—"Siempre hay gente estúpida y sólo quiere ser parte del montón. Pero es una buena oportunidad para luchar por tu país porque debido a la impunidad en Guatemala, la violencia ha tomado la vida de hombres y mujeres, ricos y pobres (...). Por que esta situación se ha vuelto nuestro pan de cada día y comer mierda no es bueno", le responde su amigo.
Las movilizaciones han sido impresionantes, con internet como principal vía de movilización. Por ejemplo, en menos de tres días, en el grupo de facebook Guatemaltecos unidos pedimos la renuncia de Alvaro Colom, las filas opositoras han logrado reunir a más de 22.000 miembros. Además, ya hay iniciativas que piden firmas para derrocar al presidente y fecha y hora para las manifestaciones que tendrán lugar en los próximos días. El caso más sonado ha ocurrido esta misma tarde, cuando un joven era detenido por "promover el pánico financiero" después de hacer un llamamiento desde twitter a retirar el dinero de la entidad pública Banco de Desarrollo Rural (Banrural).
No se había visto nada igual en dos décadas. Hace dos años, un escándalo de magnitudes semejantes, lejos de sacudir el país, provocaba la indiferencia de los guatemaltecos. Se trata del asesinato de tres salvadoreños, diputados del Parlamento Centroamericano, que fueron quemados vivos cuando regresaban a El Salvador en su coche. Los asesinos resultaron ser miembros de la policía que días más tarde eran asesinados por encapuchados en una cárcel de máxima seguridad. Desde el más informado periodista hasta el más humilde ciudadano profería la misma respuesta: "Esos seguro que estaban metidos en algo de narcotráfico". Dos años más tarde y a pesar de los esfuerzos internacionales, aún no se conoce el culpable.
Y es que Guatemala es el único país para el que las Naciones Unidas se vieron obligados a crear una Comisión Internacional Contra la Impunidad (Cicig). Eso lo dice todo. Con un 98% de impunidad, es precisamente este organismo, con Carlos Castresana a la cabeza, quien se encargará de este espinoso caso. De su diligencia dependerá que este asunto forme parte del 2% de los casos resueltos. Es más, según muchos analistas, de lo que haga el Cicig depende que ese porcentaje comience a crecer y los años de caos e ingobernabilidad queden atrás.
Enrique Álvarez , director de Incidencia Democrática del Instituto de Análisis y Noticias de Guatemala y el Mundo cree que "no es posible predecir los efectos negativos que esta demoledora situación creará en el largo plazo a la ya debilitada institucionalidad del país". Esperanzado, opina que no es descabellado pensar en una remota posibilidad de que ocurra lo contrario. "Esto está condicionado a que sean exitosas las investigaciones que desarrollará la Cicig", añade. Según él, aunque el vídeo por sí mismo no constituye una prueba, para muchos "el impacto de ver a un hombre señalando la autoría de su propio asesinato, es suficiente para señalar con el dedo al culpable". Justifica así la reacción de repudio que han experimentado los ciudadanos, basada en el hastío, pero no descarta una mano negra y más dobleces detrás de todo.
Como él, muchos analistas y profesionales de los medios de comunicación desconfían de la persona que, no sólo promovió la grabación del vídeo profético y su posterior difusión, sino que también ofreció su casa como escenario. Se trata del periodista Mario David García, que antes de dedicarse a la profesión fue político y candidato presidencial a las primeras elecciones democráticas de Guatemala. Algunos colegas de profesión lo señalan como afín a posturas ultraconservadoras y antigubernamentales, e incluso hay algunos que lo tildan de personaje "oscuro". De hecho, Álvarez cree que el vídeo protagonizado por el abogado asesinado contiene las mismas acusaciones y "en el mismo tono" que muchas de las afirmaciones que lanza García cada día desde el programa de radio que conduce, "que expresan la fijación de grupos de la derecha más conservadora en contra de casi cualquier acción del Gobierno que encabeza el presidente Colom y, en particular, en contra de los programas sociales que está implementando".
El periodista del diario guatemalteco El Periódico Miguel Ángel Albizures no tiene pelos en la lengua para asegurar desde su columna que "los que han estado atrás de la publicación de la carta y el vídeo, por lo menos quienes han dado la cara, no son unos angelitos". Según él, "con sólo retroceder unas páginas de la historia, se encontrará cuál ha sido su participación en la vida política nacional y ello va, desde los intentos de golpes de Estado, hasta la participación en aparatos como la 'oficinita' ligada directamente a los intereses de los militares".
Albizurres no es el único que opina que hay intereses políticos en cada paso que se ha dado desde que se el vídeo salió a la luz. De momento, a esto se agarra Colom al afirmar tajantemente que sólo se irá de la presidencia "muerto". Sin embargo, a pesar del apoyo recibido por la mitad de su país y por una buena parte de los ejecutivos de la Organización de Estados Americanos, no es ningún secreto que el mandatario se enfrenta al descrédito y Guatemala a la ingoberabilidad —acusado además de haber gestionado muy mal la crisis— mientras no se aclare el asunto, hoy en manos de las Naciones Unidas.
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