Por fin se ha logrado la liberación de la periodista irano-estadounidense Roxana Saberi, detenida el pasado 31 de enero y condenada a ocho años de cárcel en Irán bajo la acusación de haber trabajado como espía para Estados Unidos, tras un polémico juicio a puerta cerrada y sin las mínimas garantías.
La situación de Saberi ha gozado de enorme difusión. Por un lado, el presidente estadounidense Obama defendió personalmente la inocencia de la periodista. Por otro, el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, exigió, en una reacción sorprendente, que se tratara a la periodista "con equidad" y que se le proveyera de todas las herramientas para su defensa. Y, por si esto fuera poco, se desató una intensa campaña en internet a favor de la puesta en libertad de Saberi. ¿Qué factor habrá pesado en mayor medida para la liberación de la periodista?
El hecho de que tras un largo periodo de tiranteces jurídicas y diplomáticas el tribunal de apelaciones iraní haya reducido la condena lo suficiente como para que Roxana Saberi haya recuperado su libertad plantea una serie de dudas: ¿Supone un cambio de actitud en el régimen de Ahmadineyad con respecto a los periodistas y blogueros encarcelados? ¿Abandonará Irán el lugar 166, de entre 173 países, en la clasificación 2008 de la libertad de prensa publicada por Reporteros sin Fronteras (RSF)?
Hace escasamente unos días, el pasado uno de mayo, se produjo una importante redada en la que se detuvo a ocho periodistas y blogueros, que se encuentran detenidos. Todavía no se conocen los detalles de esa operación, aunque un miembro de Reporteros Sin Fronteras se encuentra en Irán, y en estos momentos trata de recopilar información.
Esos ocho periodistas y blogueros se suman a la lista de seis personas que ya se encontraban formalmente condenadas, y que no han corrido la misma suerte que Roxana Saberi. Bahman Totonchi, Massoud Kurdpoor, Mohammad Sadegh Kabovand, Adnan Hassanpour, Kaveh Javanmard, Mohammad Hassin Falahieh Zadeh son los nombres de esos seis periodistas que siguen entre rejas.
Un leve repaso por la biografía de cada uno de ellos nos conduce a una observación, que nos confirma Mercedes Aranzibia, vocal de Reporteros Sin Fronteras en España: todos ellos son kurdos, es decir, no tienen un Estado detrás que pueda velar por su destino, como ha ocurrido en el caso de Saberi, que posee doble nacionalidad. Reflexión: ¿El acceso a la Justicia es igual para todos, independientemente de donde uno haya nacido?
Desde luego, para Mercedes Aranzibia, el juego diplomático ha tenido mucha influencia en la liberación de Saberi. "Sobre todo si tenemos en cuenta las actuales relaciones entre Estados Unidos e Irán, inmersos en un proceso de tanteo, y donde parace que hay cierto acercamiento tras la llegada de Obama, después de tres décadas de hostilidad mutua", nos dice Aranzibia.
La politóloga y escritora iraní Nazarin Amirian va un paso más allá y cree que "no hay nada que se parezca a una apertura en Irán. Lo que ocurre es que el régimen iraní está intentando canjear a la periodista por alguno de los diplomáticos y militares iraníes que están en poder de los estadounidenses".
Del mismo modo, para Amirian, Irán está esperando ver la reacción de Occidente para decidir a quién coloca al frente del país en las próximas elecciones de junio: "Según los gestos que vea el régimen iraní, éste decidirá colocar a un presidente con un perfil más duro, militar, al estilo Ahmadineyad, o colocar a alguien con un perfil más bajo, menos beligerante".
Entre las obras de Amirian se cuenta una titulada 'Los kurdos: Kurdistán, un país inexistente', un libro que trata sobre una de las etnias más castigadas por el régimen iraní, como demuestra el número de periodistas kurdos encarcelados. La escritora nos explica a qué se debe esta persecución: por un lado, porque los kurdos reciben apoyo de Israel y, por otro, porque siempre han sido una referencia de libertad dentro de Irán, ya que durante su historia nunca han llegado a doblegarse ante la hostilidad del poder iraní.
En la misma línea, nos cuenta Amirian, el régimen que preside Ahmadineyad teme que los kurdos puedan iniciar un proceso de desintegración en el Estado. Pero, en todo caso, el hecho de que la comunidad internacional se haya volcado en la situación de Roxana Saberi y haya relegado al resto de detenidos se debe, en buena medida, a que el pueblo kurdo no representa grandes intereses comerciales.
En un informe hecho público en julio de 2008, Amnistía Internacional expresaba su preocupación sobre la creciente represión que sufren los kurdos iraníes, llamando especial atención sobre la difícil situación de las mujeres kurdas, víctimas de una doble opresión, tanto en el seno de su propia cultura como por su condición de kurdas. Hace más de 28 años que las autoridades del país no permiten que Amnistía Internacional acceda a Irán para investigar los derechos humanos.
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