Ante la avalancha de noticias sobre la gripe porcina, muchas personas sienten que la OMS, las autoridades sanitarias y/o los medios de comunicación están provocando una alarma social gratuita. ¿Tenemos razones para estar tranquilos o deberíamos estar alarmados?
Ya lo advertía la conocida fábula de Esopo sobre el pastor y el lobo: Cuando avises varias veces de que viene el lobo y este no aparezca por ningún lado, la gente terminará por no creérselo.
En nuestro mundo actual, el lobo se ha transformado. Ya no posee unos fieros ojos y unos afilados colmillos, ahora se llama pandemia mundial y tiene una fiera transmisión y una afilada virulencia. El pastor ya no cuida ovejas, sino a personas. Se encarga de velar por la salud de todas ellas y/o de tenerlas informadas. El pastor es el conjunto de expertos sanitarios, OMS y medios de comunicación.
Se fue avisando de la posible llegada del lobo en varias ocasiones (con la gripe aviar, con el síndrome agudo respiratorio severo, con las vacas locas...) y éste no apareció. Mucha gente, con la sensación de estar siendo engañada, opta ya por no creerse nada y le echan la culpa al pastor por mentiroso. Sin embargo, hay una gran diferencia entre el pastor de la fábula y nuestro pastor actual. Cuando éste último avisa de la posible llegada del lobo, no está mintiendo sino preparándose ante la incertidumbre.
¿Por qué? Porque lo que el pastor ve cuando se inicia una epidemia no es el lobo como tal, es la sombra de un cánido. Podría ser un perro, un zorro... pero también un lobo. Y el pastor no lo sabe desde el principio. No hasta que pasa el tiempo suficiente para que ilumine la sombra a la luz de la ciencia y sepa de qué animal se trata en realidad.
Lo que quiero decir con esta metáfora es que al comienzo de una epidemia (con un virus u otro agente infeccioso nuevo) las autoridades sanitarias conocen muy poco del mismo. Desconocen, por ejemplo, su capacidad de transmisión y su virulencia, las principales "armas" de un agente infeccioso. De la gripe porcina aún se sigue sabiendo bastante poco porque es difícil y lento distinguir los casos reales de otros casos de gripe común. Además, tampoco se sabe cuántas personas existen que hayan pasado la gripe porcina sin apenas síntomas. Al principio de la epidemia, cuando ésta se limitaba a México y había un gran número de muertos comparado con el número de personas sospechosas de estar infectadas, muchos expertos temieron una variedad muy virulenta del virus. Ahora, conforme pasa el tiempo, estamos viendo que la mortalidad causada por el virus no es tan elevada como podría parecer en un primer momento.
Mucha gente critica que se le dé tanto bombo y platillo y se tomen tantas precauciones por la gripe porcina. "La gripe común o la malaria, por ejemplo, mata a mucha más gente al año y no es noticia." es una de las afirmaciones recurrentes. Y es verdad, al menos de momento, pero podría no serlo. Parece ser que la gripe porcina no es muy virulenta pero sí que se sabe que se transmite con facilidad. Aunque esta gripe provocara una mortalidad del 1% (o incluso menos) si se llega a expandir por todo el mundo podrían morir, aún así, entre miles o millones de personas, la mayoría, en países pobres. Es un virus nuevo, lo que significa que todos somos vulnerables de infectarnos. La mayoría pasará la gripe sin problemas, pero habrá un porcentaje de la población que no pueda hacerlo.
Por último, hay una posibilidad que da mucho miedo a los expertos. El virus es nuevo y se transmite bastante fácilmente. Lo que implica que tenemos un montón de virus circulando por el mundo. Se multiplican y crecen en número. Cuanto más extendido esté un virus más probabilidades hay de que mute o se recombine. La mayoría de esos cambios serán anodinos, pero podría existir alguno que cambiara la virulencia y creara un virus mortal. Un virus nuevo, que se transmite fácilmente y es mortal es una muy mala combinación. Y no hay manera de saber si ocurrirá o no. Lo más probable es que no, pero no lo podemos saber.
Por eso, no se trata de permanecer relajados ni de estar alarmados ante una epidemia, sino de estar atentos y preparados. La alarma social lleva a cometer desastrosas y estúpidas acciones. motivadas por la desesperación y la ignorancia. Consumir antibióticos para tratar la gripe porcina o tomar antivirales para "prevenir," estando completamente sano, son algunas de las burradas que se están haciendo ahora mismo. Ahora bien, relajarse y tomarse esta epidemia como el pito del sereno puede ser igual, o incluso más perjudicial, que dejarse llevar por el pánico.
El lobo va a venir, más tarde o más temprano. Lo hará porque se está preparando en la sombra para ello. Cantidades inconcebibles de virus mutan y se recombinan constantemente en todo el mundo. Que uno de esos virus consiga la secuencia genética "ideal" para convertirse en lobo es cuestión de tiempo. En las manos de todos está permanecer atentos al pastor hasta que nos avise de una falsa alarma o de que realmente está aquí y, así, estar preparados para hacerle frente. De no ser así, el lobo se cebará con el ganado.
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