Y si la Seguridad Social entra en déficit ¿qué?

¡Horror! ¡Pánico! No hay consenso total, pero si el gobernador del Banco de España, alias 'Mafo', el PP y algún que otro economista tienen razón, la Seguridad Social entrará en déficit a finales de este año. El ministro de Trabajo ha acusado a Mafo de "arrojar inseguridad y de jugar con la tranquilidad" de los más de ocho millones de pensionistas españoles. Y eso es lo más bonito que le han dicho. Pero, ¿Por qué tanto pánico? ¿Qué pasa si la Seguridad Social entra en déficit? ¿Nos morimos?

La respuesta a la tercera pregunta es que, a priori y por ese motivo, no. Las otras dos llevarán unas líneas más en contestar. El déficit que posiblemente alcancemos a final de este año —el Gobierno y los sindicatos niegan este extremo— no es algo nuevo para los españoles. De hecho, desde antes de 1996 el sistema que se encarga de recoger las cotizaciones de los trabajadores y de pagar las pensiones de los jubilados estuvo mucho tiempo en números rojos. ¿Qué pasó entonces para que llegara eso que suena tan bien al oído y que se llama superávit? Que los políticos, sin que sirviera de precedente, se pusieron de acuerdo.

Se creó el que ahora se conoce como el pacto de Toledo. En él se establecía, tal y como explica el economista José Barea en Cinco Días, que desde dos partidas que antes se financiaban a través de la Seguridad Social (sistema sanitario y asistencia sociales) se transfirieran al Presupuesto General del Estado y se pagaran a través de los impuestos generales. Las cotizaciones sociales se mantendrían para financiar las pensiones. "El contador del déficit de la Seguridad Social se puso a cero", y a partir de ahí el superávit que peligra hoy.

Otro de los puntos fuertes del pacto de Toledo fue la creación del Fondo de Reserva de la Seguridad Social, que trasladado a la economía doméstica viene a ser esa "huchita" con forma de cerdo que todos hemos tenido alguna vez. El fondo (que se alimenta del superávit de la Seguridad Social) nació con la idea de paliar el problema estructural español del envejecimiento de la población que se haría patente en la segunda década del siglo XXI. Ahora los españoles tenemos la hucha muy llena porque nunca la hemos tocado. Ni más ni menos que 57.233 millones de euros están ahora mismo en una cajita cerrada dispuestos a ser usados cuando se necesiten.

¿Hasta cuando? La previsión que se maneja desde Trabajo es que no se va a tocar la hucha hasta el 2023. Lo que preveían en 2005 (A.C. o antes de la crisis) fijaba el límite en 2018. ¿Cómo es posible que se consumiera antes si aún no había llegado la crisis? Pues es posible porque desde 2005 hasta finales de 2007 se creó una cantidad enorme de empleo que se juntó con una generación escasa de jubilados que fueron los jóvenes de la Guerra Civil. Ahora sin embargo, la pirámide se invierte. Las generaciones de jubilados que llegan son los del 'baby boom' de los sesenta y el número de trabajadores baja estrepitosamente día a día.

El gobernador de España no ha sido el único que ha alertado sobre la necesidad de la reforma urgente del sistema de pensiones. La OCDE y la Unión Europea llevan años pidiendo al Estado algún tipo de reformas. Las que expuso Ordoñez en su intervención (recordó al menos tres veces que lo que llevaba al Congreso no eran propuestas del Banco de España sino el consenso de varios especialistas) pasan por retrasar la edad de la jubilación —tal y como ha hecho Alemania— o ampliar los años de cotización, pero no son las únicas recetas que se barajan en el debate del Pacto de Toledo. Desde el Gobierno se viene proponiendo que el fondo de reserva, para hacerlo más rentable, se invierta en acciones, algo que cuenta con el rechazo del PP.

Aunque la hucha de pensiones parece una millonada (que lo es) no es, sin embargo, la solución a todos los males. Si todo se colapsara —si de repente todos nos volviéramos locos y no trabajáramos o dejáramos de pagar a la Seguridad Social en un acto de rebeldía— el fondo de reserva bastaría para pagar no más de un año de las pensiones de nuestros jubilados. Según coinciden varios expertos, una reforma del pacto de Toledo evitaría que se hiciera uso del fondo de reserva antes de los estimado.

El año pasado la Seguridad Social cerró con un superávit de más de 14.400 millones de euros, sin embargo pocos son ya los que creen que ese dinero se mantendrá por mucho tiempo. ¿Es el momento, entonces, de otro acuerdo entre los políticos?