SEATTLE (EEUU).- Hemos dicho muchas veces que hablar de Seattle es hablar de música. Sin embargo, la ciudad y sus alrededores ofrecen atractivos lo suficientemente interesantes como para hacer una escapada desde los tradicionales circuitos de la costa Oeste de Estados Unidos.
Seattle está enclavada en el extremo noroeste de lo que se conoce como 'lower States', siendo la ciudad más importante del estado de Washington, que no hay que confundir con Washington DC. Fue fundada por el hombre blanco hace poco más de 150 años donde antes no había más que verdes bosques, lagos de agua cristalina y una riqueza faunística sin igual. Esta riqueza natural era muy bien conocida por los nativos que habitaban estas tierras y a uno de sus líderes, el jefe indio Seattle de quien la ciudad tomó el nombre, se le atribuye el famoso manifiesto que es considerado como el primer gran manifiesto ecologista de la Historia.
Hoy, Seattle es una pujante ciudad que, incluso en el actual periodo de crisis económica, es capaz de ofrecer a propios y visitantes toda una enorme y variada oferta de ocio el cual perfilaremos hoy y seguro que fracasaremos en el intento de trasladar todo lo que aquí se esconde. Así que sin más dilación descubramos hoy el secreto mejor guardado de los estadounidenses: Seattle y su entorno.
El mejor modo de llegar a Seattle es por avión. Su aeropuerto internacional comunica con las principales ciudades de Estados Unidos, América Latina y Europa. No hay vuelo directo con España, aunque con una sola escala haces el trayecto completo.
Recomiendo buscar trayectos que hagan una primera escala en la Unión Europea (París, Ámsterdam, Copenhague, etc) y volar desde allí directos a Seattle, porque las oficinas de inmigración y aduanas de este aeropuerto están más descongestionadas que las de Chicago o Nueva York.
Seattle no es una ciudad de mochileros que tenga una amplia oferta de hostales baratos. Más bien al contrario, de hecho ofrece una oferta más que razonable de hoteles de gama media y alta.
Aunque la visita sea corta, si el presupuesto es ajustado, lo mejor es alojarse en los alrededores (Redmond, Bellevue, Fremont, Ballard, University District) y alquilar un coche para realizar escapadas y conocer de primera mano la naturaleza salvaje. Para visitantes no muy exigentes recomiendo reservar en cualquier motel (unos $70 la noche) que se puede asemejar a un hostal 3* de carretera español y utilizarlo sólo para dormir.
"Ahí me has dado", que se dice. Vas a tener la oportunidad de comprobar personalmente cómo se hunde el mito de que en Estados Unidos se come mal, como ya comentamos en su día. Sin duda, el producto estrella de esta zona es el marisco. El King Crab (cangrejo gigante), el Alaskan salmon, el hallibut (una especie de mero) y las ostras de Hood Canal son indispensables en la mesa. Por supuesto regado con caldos del Columbia Valley, una de las principales regiones productoras de vino de EEUU.
Aunque hay varios restaurantes españoles en la ciudad, y muy buenos, como los queridos Harvest Vine, el Bilbao o el recientemente abierto La Taberna del Alabardero, para no entrar en comparaciones os recomiendo dejarlos para los que desde aquí añoramos nuestra patria y os centréis en la gastronomía local. Para tomar un vino, el sitio de moda es el Purple Café. Para comer, mezclaros con los nativos a comer pescado adobado en el Ivar’s Acres of Clams o llenar una mesa de marisco fresco en el Crab Pot, en la zona de los muelles. Un lugar de ambiente, vegetariano, el Café Flora (junto al Botánico). Un imprescindible, el Pink Door (junto al Pike Place Market). Entre otras muchas más recomendaciones.
¿Has visto alguna vez ese documental donde los pescadores del mercado se lanzan los pescados al aire? Ese es el Pike Place Market, una institución nacional. Se salvó de la especulación inmobiliaria gracias a las donaciones de los seattlelitas, quienes compraron el edificio para la ciudad y cuyos nombres están reflejados en cada una de las losas que cubren el suelo del recinto. Piérdete en el mercado y transpórtate a los tiempos de la fiebre del oro del Yukón.
Si vienes un par de días, no debes perderte una visita al protagonista del skyline de Seattle: el Space Needle. Puedes aprovechar para comer en su restaurante giratorio y tanto de día como de noche las vistas son espectaculares.
Pasear por los muelles en los atardeceres de verano te permitirá fotos y momentos inimaginables hasta entonces: la silueta de los barcos recortada por el sol, el constante trajín de las gaviotas luchando por las migajas, incluso podrás ser testigo con cierta facilidad de la presencia de focas e incluso orcas.
El centro de la ciudad te cautivará por su arquitectura, sus tiendas, su animación, sus cafés, su vida nocturna. Pasadas las primeras horas es cuando te das cuenta de que necesitarás meses para vivir la ciudad. Algunos seguimos en ello. Si te gusta el grunge, aprovecha que acaban de reabrir el Crocodile, que es a Nirvana y Pearl Jam lo que The Cavern en Liverpool es a los Beatles. Si te va el ambiente de club de jazz, The Triple Door es tu sitio. Y si te va lo alternativo total, repasa The Stranger, el medio imprescindible para estar al día de las tendencias creativas de esta ciudad sin límites.
El Estado de Washington es conocido como el 'Evergreen State'. Y es verdad, interminables bosques se extienden por gran parte del Estado, acogiendo a tres grandes parques nacionales (Olympic Peninsula, North Cascades y Mount Rainier). Paraíso de senderistas, ciclistas, alpinistas, pescadores, escaladores, amantes del camping y de la vida natural en general. Encontrarás lagos de aguas azules, cascadas, humedales y bosques de centenarios árboles donde la vida salvaje habita en armonía y en paz.
Podrás visitar el siempre nevado monte Rainier, volcán activo como el St. Helens que en 1989 provocó un buen disgusto. Las cataratas de Snoqualmie Falls, donde se rodó la serie Twin Peaks o el pueblo de Roslyn, escenario natural de 'Doctor en Alaska'. La novela 'Twilight' (Crepúsculo) se inspira en el pueblo de Forks, junto al húmedo Olympic Park, donde debes vigilar cada dos pasos no tropezarte con un oso o con ciervos que se cruzan en tu camino (aparte de los vampiros, claro).
Las actividades deportivas relacionadas con la naturaleza son infinitas y tremendamente populares en la zona, tanto en verano como en invierno. Pistas mundialmente conocidas para el snowboard como Steven Pass o Mt. Baker, el avistamiento de ballenas, el rafting, kayaking, etcétera. Y si no se tiene, se inventa.
[Si te ha gustado esta aproximación a Seattle, permíteme compartir contigo la guía 'Seattle en dos tardes', publicada en mi blog y donde encontrarás más detalles de este fantástico destino vacacional para muchos y vital para otros como el que suscribe.]
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