La radio social en internet Last.fm anuncia que será de suscripción de pago (3 euros mensuales) a partir de la semana próxima fuera de Estados Unidos, Gran Bretaña y Alemania. La crisis económica lleva a CBS, propietaria de la compañía, a cambiar su plan de negocio y convertirse al pago allá donde no tiene recursos suficientes para comercializar la radio online.
El anuncio ha hecho llorar a muchos internautas enganchados a la radio social. Twitter reúne lamentos. Para enganchados a Last.fm como Mari Luz es un drama: "No he encontrado nada parecido a last.fm para escuchar música en Internet. Vale que Spotify tiene muchísima música y te permite escuchar lo que quieres en cada momento pero Last.fm te ayuda a descubrir otros grupos. La maldita página es más lista...".
Matthew Ogle, uno de los responsables de la compañía, reconoce que "hay países donde tenemos la mayoría de los recursos de comercialización de publicidad, nos concentramos en EE UU, Gran Bretaña y Alemania como mercados clave con la ayuda de CBS Interactive".
La disyuntiva gratuidad por publicidad vs. pago también amenaza la radio en internet. Es la maldición de la radio en internet. Los altos costes de los derechos de los autores y discográficas y del streaming (distribución en la web) amenazan todas las iniciativas de radio en internet. Primero fue Pandora, incapaz de pagar los derechos de autor reclamados. Last.fm inició entonces un proceso acelerado de acuerdos con las discográficas que respaldaría con su compra por la CBS. En el camino se ha quedado también Spiralfrog.
El modelo de radio en internet financiado por publicidad tiembla.
Ahora los internautas confían en Spotify, un servicio de música en streaming cuyo interfaz emula a iTunes, no permite descargar canciones y desde su aparición en 2006, fundada por los suecos Daniel Ek y Martin Lorentzon, ha conseguido sobrepasar el millón de usuarios con un modelo mixto: gratuito a cambio de publicidad o de pago sin ella (9,99 euros mensuales).
En España, uno de los países donde más música se escucha en internet, Spotify ha conseguido acercarse rápidamente a Last.fm, según datos de Google, que no recogen la escucha a través de las aplicaciones de escritorio de ambos servicios.
Pero es también el momento para otras webs de música como las españolas Yes.fm o Rockola.fm, aunque su crecimiento de los últimos meses puede llevarles a los mismos problemas con los costes. ¿Tendrán suficiente capacidad de financiarse con la publicidad y de lograr acuerdos con las discográficas?
Mientras se aclara el futuro de la radio online, los internautas deben elegir cómo quieren escuchar música y a que dan más valor. Last.fm era la líder de la radio social, con recomendaciones, grupos de amigos y afinidades musicales. Integraba como ninguna las herramientas de la web 2.0.
Para María Sánchez Díez "es una comunidad de verdaderos aficionados a la música cuyo éxito radica en la puntería y el buen gusto de sus algoritmos y estadísticas a la hora de recomendar canciones y grupos". Como tantos otros, esta fan tiene "hojas y hojas de canciones con las que me he ido encontrando en el tiempo que lo he usado y algunos de mis grupos favoritos ahora mismo aparecieron por primera vez en Last.fm".
La alternativa del resto es orientarse con las listas creadas por los propios usuarios o escuchar artistas y álbumes al estilo tradicional, buscando y fiándote de tus preferencias. Tú eliges.
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