Lo que hace unos meses era impensable, hoy es una decisión coherente. La tercera operadora del mundo, Telefónica, y la cuarta, Vodafone, han llegado a un acuerdo para compartir infraestructuras móviles en España, Alemania, Irlanda y Reino Unido y se encuentran en conversaciones para cerrar el trato en la República Checa, países en los que ambas compiten. La operadora roja británica y la azul española son rivales, pero se aliarán durante diez años para ahorrarse la una a la otra una indeterminada cifra de "cientos de millones de euros" en una decisión que han calificado como "histórica". Y no es que de repente les haya entrado conciencia ecológica por el exceso de antenas plantadas en los montes del país, ni que quieran unir fuerzas para conseguir cuanto antes que el 3G llegue a todo el país. Simplemente, y como ya se rumoreaba, han hecho cuentas.
Las dos operadoras crearán juntas nuevos emplazamientos y reducirán el número de mástiles ya existentes, reduciendo la factura de la construcción de infraestructuras y de su mantenimiento. Además, dejan la puerta abierta a "futuras áreas de cooperación". El presidente de Telefónica Europa, Matthew Key, resume el acuerdo con estas palabras en un comunicado: "Telefónica y Vodafone seguirán compitiendo intensamente en todos los mercados, pero con menos emplazamientos de antenas". Pero más allá de esas infraestructuras compartidas, el servicio y la oferta seguirá perteneciendo a cada operadora.
Aunque al usuario un acuerdo así pueda resultarle tan extraño como que Zara y H&M compartan fábricas y camiones o El País y El Mundo rotativas y distribución, este tipo de acuerdo no es nuevo en absoluto. En España, por ejemplo, amplía una alianza de 2007 por la que las dos grandes comparten 2.200 emplazamientos. Vodafone posee un acuerdo similar con Orange (en una colaboración que incluye 19 provincias y 1.500 emplazamientos, pero solo para poblaciones de menos de 25.000 habitantes), que a su vez se alía con Yoigo. De lo que no cabe duda es de la rentabilidad de compartir gastos: France Telecom (Orange) ahorró 75 millones de euros el año pasado al compartir redes móviles con Vodafone, una cifra que calculan que llegará a los 150 millones para 2011.
El hecho de que las dos grandes operadoras del mercado nacional se alíen tampoco es necesariamente malo para el consumidor. Además de las colaterales ventajas medioambientales y al hecho de que puede acelerar el despliegue de las redes de nueva generación en todo el territorio —básico para una buena banda ancha móvil— puede mejorar la cobertura, ofreciendo la opción de dos compañías telefónicas (cada una con sus servicios, oferta y calidad propios) donde antes sólo existía una. En el comunicado, las dos empresas insisten en el hecho de que al reducir los costes de las redes "ambas compañías podrán continuar invirtiendo en el desarrollo de productos y servicios" para sus clientes.
Sí que puede ser menos ventajoso para terceros implicados, como Orange en España. Si el acuerdo funciona tan bien como para reducir considerablemente los costes de las operadoras aliadas, el tercero en discordia se encontraría frente a una desventaja competitiva. De momento, quienes tienen que decidirlo (las autoridades de la competencia) no han encontrado ningún problema: la Comisión Europea ha afirmado que el acuerdo es compatible con la legislación comunitaria siempre que se respeten las normas de competencia, a falta de más detalles sobre el pacto y de la plasmación legal que adoptará. También los reguladores nacionales (en el caso de España, la Comisión Nacional de la Competencia) deberán examinar el pacto.
Y no parece que miren con muy malos ojos el movimiento, o quizá como algo inevitable en este mundo en crisis donde hasta el pensamiento de las grandes empresas puede cambiar de un día para otro. Martin Selmayr, portavoz comunitario de Telecomunicaciones, ha declarado que este tipo de acuerdos pueden servir para "reducir costes", y recordó que en las conclusiones de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno celebrada el pasado viernes en Bruselas se subrayó que "deben permitirse diversos acuerdos de cooperación" entre operadores con objeto de "diversificar el riesgo de la inversión, garantizando a la vez que se mantengan la estructura competitiva del mercado en su conjunto y el principio de no discriminación", informa Efe.
En Alemania, el acuerdo contempla la compartición de los emplazamientos 2G y 3G ya existentes. En Irlanda, las dos compañías abrirán todos los emplazamientos de red para que sean usados conjuntamente, y las nuevas construcciones también se llevarán a cabo de forma compartida en los lugares donde coincidan los planes de ambas empresas. Y en Reino Unido, la alianza se orientará a la "construcción conjunta de nuevos emplazamientos y la consolidación de los ya existentes tanto 2G como 3G".
Si quieres firmar tus comentarios puedes iniciar sesión »
En este espacio aparecerán los comentarios a los que hagas referencia. Por ejemplo, si escribes "comentario nº 3" en la caja de la izquierda, podrás ver el contenido de ese comentario aquí. Así te aseguras de que tu referencia es la correcta. No se permite código HTML en los comentarios.
Lo sentimos, no puedes comentar esta noticia si no eres un usuario registrado y has iniciado sesión.
Si ya lo estás registrado puedes iniciar sesión ahora.