Un laboratorio clona cerezos para garantizar una madera de alta calidad

Valladolid.-  Un laboratorio de Castilla y León aplica desde hace casi tres años un sistema de cultivo "in vitro" de cerezos, que obtiene clones exactamente iguales de ejemplares seleccionados por sus especiales características, y que proporciona madera de calidad a aquellos que quieran repoblar sus tierras.

La responsable de este espacio, Inés Villamediana, explica que el primer paso para la obtención de estas plantas pasa por la búsqueda en el medio natural de los ejemplares que tengan "a simple vista" las mejores características.

Tras localizarlos, se cogen las partes más interesantes o susceptibles de ser reproducidas mediante la técnica "in vitro", bien sean hojas, ramas, yemas o raíces, entre otras.

Una vez allí, este material se divide en fragmentos "lo más pequeños posibles" y se pone en marcha el trabajo de multiplicación, que Villamediana resume en que "es como cortar un todo en varias partes, y plantar cada una por separado".

Esta técnica de cultivo permite obtener infinidad de clones "exactamente iguales unos de otros", que poseen las mismas "buenas características" del primer ejemplar seleccionado, incide.

Afirma, no obstante, que hay investigaciones que desprenden que cuando se reproduce en abundancia una especie a partir de clones de iguales características, pueden llegar a producirse mutaciones.

Aún así, la científica reconoce que es casi imposible que esto ocurra en este laboratorio, debido a que cada cierto tiempo se realizan expediciones al campo para buscar nuevos ejemplares destacados para garantizar una producción con los mismos buenos resultados.

Las instalaciones, situadas en el Vivero Forestal de la Junta de Castilla y León en Valladolid, están divididas dos salas, una donde tiene lugar el proceso reproductivo, y otra denominada "sala de autoclaves", donde se encuentran los medios de cultivo y el instrumental a altas temperaturas, lo que favorece su germinación.

Villamediana subraya que una vez realizada la multiplicación, dentro de la fase denominada de enraizamiento, en la que se esterilizan todos los cultivos resultantes, "ya que de lo contrario se corre el riesgo de contaminación por hongos o bacterias".

Una vez finaliza este proceso, que aproximadamente tarda un mes en completarse, se pasa a una fase de aclimatación, donde se colocan las plantas en unos tarros para que allí tomen forma y se desarrollen.

Estos ejemplares se protegen de las condiciones exteriores con una bolsa "para que su salida del recipiente que hasta entonces la ha contenido no sea tan brusco", asegura.

Esa bolsa se va agujereando semanalmente, hasta que se retira aproximadamente veinte días después, tras lo que la planta sale a un umbráculo o invernadero.

Con todo esto, la Junta de Castilla y León, responsable del proyecto, pretende repoblar la Comunidad con especies autóctonas, especialmente fortalecidas y que posean una mayor capacidad de adaptarse al medio y a sus condicionantes.

Según incide Villamediana, en el futuro se espera que el laboratorio comience a trabajar con otras especies autóctonas, "lo que requerirá modificar el proceso actual y adaptar el trabajo a las exigencias de la nueva planta.

Las ocho personas que trabajan en este laboratorio consiguen una producción de 20.000 ejemplares al año, los cuales son vendidos "a un precio más alto a una serie de agricultores y particulares" para repoblar sus tierras con estas plantas seleccionadas.

"El proceso es lento, pues un cerezo se estima que tarda aproximadamente treinta años en desarrollarse, pero con este proceso productivo, el que se lleva la semilla sabe que va a tener una producción de calidad allí donde la plante", concluye.