Piedras en Pakistán en medio de arrestos preventivos a opositores

El arresto domiciliario del principal líder de la oposición y ex primer ministro paquistaní, Nawaz Sharif, no ha sido suficiente para parar los pies a las revueltas antigubernamentales en Pakistán. Sharif ha desafiado al Ejecutivo de su país abandonando su casa para dirigir una manifestación en la ciudad oriental de Lahore en contra del presidente Asif Alí Zardari. Allí, frente a la sede del Tribunal Supremo, varios centenares de simpatizantes de la Liga Musulmana-N (PML-N) que él dirige han protagonizado violentos enfrentamientos con la policía, que les ha respondido disparando gas lacrimógeno.

Precisamente era esto lo que pretendían evitar las autoridades paquistaníes, que horas antes habían ordenado el arresto domiciliario durante tres días de Sharif, su hermano Shahbaz y otros líderes políticos. En los últimos días se han realizado centenares de arrestos preventivos de abogados y opositores —entre ellos el de Jawed Hashmi, otro de los líderes de la Liga, hoy mismo— y se ha prohibido el transcurso de la "larga marcha" que comenzó el miércoles y que terminará mañana en Islamabad. La capital se encuentra sellada para impedir la protesta.

Sharif, que ha llamado a los paquistaníes a "cambiar el destino" de su nación, ha acusado al Gobierno dirigido por Zardari, viudo de la asesinada Benazir Bhutto, de haber convertido Pakistán en un estado policial. La reivindicación que marca estas movilizaciones es la restauración de los jueces a los que Musharraf expulsó durante el estado de excepción de noviembre a diciembre de 2007, entre ellos el presidente del Supremo Iftikhar Chaudhry. Sin embargo, existe otra razón más profunda que está motivando las protestas: el reciente veredicto del Supremo que inhabilita a Sharif y su hermano para ocupar cargos públicos y expulsa a éste de la jefatura del Gobierno en Punjab, provincia de la que Lahore es la principal ciudad y de donde procede la mayoría de votantes de la Liga.