¿Mi banco es un zombie?

Alaska cantaba 'Mi novio es un zombie' en 1989 sin saber que 20 años después, en lugar de novio, algunos podrían tener un banco zombie absolutamente enganchado a su cuenta corriente. El mismísmo Paul Krugman, último nobel de Economía, ha alertado desde su blog del peligro de mantener artificialmente con vida a entidades que en la práctica están en bancarrota.

Cuando el pasivo de un banco supera al activo, y en consecuencia su patrimonio es menor que cero, algo muy, muy milagroso debe suceder para que vuelva a la vida. Hoy en día la providencia no interviene ya en ese hecho de naturaleza inexplicable. Son los Gobiernos quienes sustituyen la acción divina, inyectando capital público y garantizando que todavía le queda aliento para evitar que los inversores privados huyan despavoridos.

En Estados Unidos, son numerosos los expertos que consideran que el Gobierno de Obama debería dejar de andarse por las ramas y, por mucho que le duela, nacionalizar los bancos zombies. Desde Alan Greenspan, ex presidente de la Reserva Federal, defensor a ultranza de permitir que el mercado imponga sus normas sin injerencias públicas, al gurú Krugman, adalid de la intervención en los insolventes: "Los bancos zombies necesitan más capital. Pero no pueden recaudar más de los inversores privados. Por lo tanto, el Gobierno tiene que proporcionar los fondos necesarios", insiste el Nobel. Los casos de Citi, cuya capitalización ha caído un 92,5%, y de Bank of America, con una pérdida de un 86,7%, son los que más asustan por su capacidad para provocar una sangría de enormes dimensiones, ya nadie quiere que la quiebra de Lehman se repita. Aún con el desplome de sus acciones, Citi parece que empieza a dar síntomas de recuperación: hoy mismo ha anunciado que vuelve a ser rentable.

La situación de la Bolsa española, en la que las acciones de las entidades financieras están en mínimos —lo que supone una notable pérdida de capitalización aunque sea "una situación ficticia porque el valor es muy superior al que están cotizando", tal y como apuntan los expertos—, lleva a inquietarse a algunos inversores particulares por la seguridad de su patrimonio. Sin embargo, el presidente del Banco de España repite cada vez que se le pregunta que el Estado no permitirá que ningún banco español naufrague. Antes, se fusionarán.

Por lo pronto la CNMV está pensando en cómo cortar las alas a los bajistas —inversores que apuestan a la baja— para frenar las caídas. "Una de las medidas podría ser limitar las compras al descubierto porque están contribuyendo a hundir el precio de la acción", explica un asesor bursatil.

En la Bolsa de Madrid, la definición de este tipo de operaciones está clara: "Se denomina venta al descubierto a la operación que consiste en vender a plazo valores que no se tienen, con la esperanza de poder comprarlos en un momento más cercano a un precio inferior. El descubierto es el conjunto de ventas a plazo efectuadas por especuladores que carecen de títulos para entregarlos". Sólo los brokers o los traidings están autorizados para realizar este tipo de operaciones especulativas a corto plazo en las que se vende una acción antes de comprarla.

Se supone que en el panorama patrio no hay bancos zombies deambulando entre los vivos. Pero como estamos en una época en que la que todo lo que antes imaginábamos que nunca sucedería está pasando, los guardianes de la solvencia nacional tienen los mecanismos a punto para intervenir en cuanto haga falta.

Te dejamos un fragmento de la letra de la canción que Alaska vampirizó a los Vegetales —con su permiso, claro—, por si quieres ir ambientándote.

Mi novio es un zombi

es un muerto viviente

que volvió del otro mundo

para estar conmigo

mi vida ya tiene sentido

recuperé el amor perdido

intacto pero podrido.

Sus ojos amarillos me hacen enloquecer

tiene algo ese chico y yo no sé qué es.

A veces pienso que no puede ser

pero yo sé que nadie me separará de él,

está muerto, aunque lo niegue,

él es un zombi pero me quiere.