"Si las menores de entre 16 y 18 años pueden decidir si se casan o tienen hijos, pueden hacerlo también sobre la interrupción voluntaria del embarazo". Lo ha dicho Bibiana Aído tras el Consejo de Ministros de hoy porque la ministra de Igualdad cree que es "incoherente" que los jóvenes puedan tener responsabilidades como trabajar y casarse pero no la capacidad de decidir por sí solos si continúan con un embarazo no deseado. Y es que, en España, con 16 y 17 años sólo se es mayor para algunas cosas.
La posibilidad de abortar para las mayores de 16 años sin la necesidad del consentimiento paterno ha reabierto el debate sobre la capacidad de la toma de decisiones de los menores de edad. Aunque legalmente la mayoría de edad en España está fijada a los 18 años, cada vez se reconocen más derechos y obligaciones —desde el punto de vista legal— para aquellos que tienen 16 y 17 años lo que, por otra parte, plantea algunas situaciones un tanto absurdas. ¿Es normal que puedas trabajar 40 horas a la semana y que no puedas hacerte un piercing?
"El problema es que hay que establecer fronteras de edad para cada situación y eso siempre acarrea situaciones extrañas, pero es necesario. ¿Es más maduro un chico de 16 años que trabaja o uno de 19 que está en casa de sus padres y tripite 4º de la ESO? Pues probablemente el primero, pero no puedes retirarle el voto al de los 18", comenta Antonio López Peláez, profesor de Sociología de la UNED.
Tan sólo son dos años (o menos) pero, independientemente de los aspectos psicológicos, hay mucha diferencia de facto entre tener 17 años y medio y 18 años en España. Éstas son algunas de ellas:
El principal argumento de aquellos que se han mostrado en contra de la posibilidad de que las mayores de 16 años aborten sin autorización paterna ha sido que "se trata de una decisión demasiado importante que afecta no sólo a la protagonista sino también a su familia y que no puede tomar sola una niña de 16 años", como explica Arturo Canalda, defensor del menor de la Comunidad de Madrid. "No se puede decir que, como no se necesita consentimiento paterno para tener relaciones, no se necesita para abortar. Son hechos muy distintos y, se necesitan grados de madurez diferentes".
En general, la idea es que, entre los jóvenes de 16 y 18 años no existe mucha diferencia en lo que a madurez se refiere. "Supuestamente, a los 16 se acaba la educación obligatoria, por lo que se considera que están lo suficientemente formados como para poder tomar decisiones adultas como, por ejemplo, el voto", explicaba el profesor universitario Jaime Pastor. Pero esta idea contrasta con otra tendencia a la que asistimos en los últimos años. "Casi podríamos decir que tiene lugar un proceso de infantilización de los jóvenes", explica el profesor Antonio López Peláez, "se alargan los comportamientos adolescentes y eso conlleva que las responsabilidades recaen en los padres. Y la sociedad es muy contradictoria: no se les exigen responsabilidades hasta más tarde pero su comportamiento se adelanta y tienen acceso a un consumo que antes se producía a edades más avanzadas, como el consumo sexual".
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