Ha sido una de las armas más utilizadas durante la campaña electoral gallega y, por eso, los votantes de Núñez Feijóo esperaban que el próximo presidente de la Xunta incluyera entre sus prioridades, una vez que tomara posesión, alguna medida para respecto al uso del gallego en la enseñanza. Hoy, cuatro días después de haber recibido el apoyo de las urnas, Feijóo ha reiterado la idea de derogar el decreto de junio de 2007 que regula la presencia de esta lengua en las aulas. La guerra por el uso del gallego se aviva, si es que alguna vez estuvo muerta.
"Queremos hablar con los nuevos responsables para ver claramente cuál es su postura pero vamos a convocar una gran manifestación en defensa del gallego", comenta Carlos Callón, presidente de la Mesa pola Normalización Lingüística, una de las asociaciones más activas a la hora de promover el uso de esta lengua. La tortilla se ha dado la vuelta en tan solo unos días. El pasado 8 de febrero, la manifestación la protagonizaban aquellos que se muestran en contra del texto que regula la enseñanza. Una manifestación que acabó a tortas y a la que el propio Feijóo animó a acudir.
"Acabar con el decreto es lo mínimo que podía hacer. Muchas personas acudieron a votar motivadas por el tema de la lengua y no esperábamos otra cosa. Feijóo se comprometió a acabar con la imposición del gallego y, por el momento, los anuncios que ha hecho son muy positivos", explica Gloria Lago, presidenta de Galicia Bilingüe. Su asociación era la que encabezaba la manifestación del día 8 y la que más se ha movido en contra del decreto.
Por el momento, la propuesta del que será el nuevo presidente de la Xunta pasa por eliminar la norma que hace obligatoria la enseñanza en gallego de, al menos, el 50% de las asignaturas. Y, para ejemplificarlo, ha afirmado con rotundidad esta mañana en una entrevista en la Cope: "Las galescolas han muerto". De su propuesta alternativa para la educación, Feijóo sólo ha dejado entrever algunos puntos que ya han servido para despertar las bajas pasiones de unos y para satisfacer a otros.
Entre sus propuestas está la posibilidad de que los padres elijan en qué lengua estudiarán sus hijos las asignaturas troncales (hasta ahora era decisión del centro educativo, siempre que se cumpliera el mínimo del 50% en gallego), de escoger libros de texto en cualquiera de las dos lenguas y de utilizar indistintamente el gallego o el castellano tanto para realizar los exámenes como para expresarse dentro del aula. Hasta ahora, la lengua en la que se impartían las asignaturas era la que debía utilizarse en los libros de texto y la que "con carácter general" (según el decreto) debía promoverse entre los alumnos.
Pero, el tono un tanto ambiguo que ha usado Alberto Núñez Feijóo para anunciar sus propuestas ["Vamos a intentar seguir promocionando el uso del gallego en marco de libertad lingüística"/ "hay una pérdida del uso del idioma gallego atribuible probablemente a una mala política lingüística y a la imposición del idioma"] no ha sido suficiente para evitar la avalancha de críticas, 'peros' y reproches que conlleva una medida de este tipo: "Hay que recordar que este decreto se consensuó de manera mayoritaria con docentes, padres y partidos políticos. Y que se basa en el Plan General de Normalización, que se aprobó en 2004, cuando Feijóo era vicepresidente de la Xunta", contraataca Carlos Callón.
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