El País Vasco huele a cambio histórico. Tras 30 años de gobierno nacionalista, puede que al frente de la Comunidad Autónoma Vasca se sitúe por primera vez un socialista. Patxi López "no renuncia" a presentar su candidatura para ser el próximo lehendakari, pues podría ser investido con los votos del PP y UPD.
Aunque el PSE-PSOE no ha logrado ser la fuerza política más votada, ha sido en su sede donde más se ha cantado victoria esta noche. El rostro de Patxi López y de sus compañeros era de plena felicidad, con lágrimas en los ojos y el 'Working on a Dream' de Bruce Springsteen retumbando en el Gran Hotel Domine de Bilbao. Con sus 315.000 votos y 24 escaños (que podrían ser 25 si recupera los ocho votos que tiene de diferencia con EA en Álava gracias al electorado en el extranjero) Patxi López se siente "legitimado para liderar el cambio", lo que supone presentar su candidatura como lehendakari.
¿Pero con qué votos? El nuevo Parlamento vasco tendrá mayoría no nacionalista, y los votos del Partido Popular (13 escaños) y Unión Progreso y Democracia (1) podrían darle mayoría absoluta en su investidura, aunque no formaran parte de un Gobierno de coalición. El candidato 'popular', Antonio Basagoiti, ha asegurado que "los vascos han votado por el cambio y, si el PSOE no ha engañado durante la campaña electoral, habrá cambio". Pero cabe la hipótesis de que López pueda llegar a un entendimiento con un PNV renovado, sin Ibarretxe al frente, en una opción que tendría mayor apoyo social, según todas las encuestas.
Si los socialistas eran la viva imagen de la euforia y felicidad, las imágenes que se veían por televisión de los dirigentes y seguidores del PNV en su sede de Bilbao no se correspondían con la de un partido que ha conseguido sus mejores resultados desde 1984. Cuenta ahora con 30 escaños y casi 400.000 votos, por lo que Ibarretxe y Urkullu no renuncian a "construir y liderar un gobierno coherente, fuerte y estable", pero todo indica que no podrá reeditar una coalición con una clara apuesta soberanista, como en las dos últimas legislaturas.
Sus socios del 'tripartito' han sufrido un duro batacazo. Eusko Alkartasuna ha pasado de 7 a 2 escaños y su líder, Unai Ziarreta, ha puesto a disposición del partido su cargo. Peor le han ido las cosas a Ezker Batua-Berdeak (la Izquierda Unida vasca), que se queda con un sólo diputado y con su líder, Javier Madrazo, fuera del Parlamento. Es la misma representación que UPD, formación liderada por Rosa Díez, que consigue estrenarse en una Cámara autonómica.
Quien también esta noche puede estar más que contenta es Aralar. La formación 'abertzale', que apuesta por la independencia pero desde la condena al terrorismo de ETA, ha pasado de uno a cuatro diputados y de 28.000 a 62.000 votos. En parte, ha sido la apuesta de un electorado cansado de la justificación de la violencia que hacen Batasuna y todos sus sucedáneos.
Esa izquierda 'abertzale' —ligada a las candidaturas anuladas de D3M y Askatasuna— apostó por el voto nulo. En estas elecciones ha subido al 8,84%, casi ocho puntos más que en 2005. En aquella ocasión el PCTV-EHAK —formación ilegalizada— obtuvo el 12,5% de los apoyos. Feudos tradicionales del 'abertzalismo' han apostado por las candidaturas del PNV y PSE por encima de las papeletas anuladas, como Arrasate-Mondrágon o Hernani.
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