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Comienza el Año Nuevo Tibetano, entre llamadas al boicot por parte del exilio

EFE
Actualizado 25-02-2009 14:42 CET

Pekín.-  Tíbet vuelve a ser escenario hoy de tensiones con el inicio de las festividades del Año Nuevo Tibetano (Losar), entre llamamientos del exilio para que las celebraciones sean boicoteadas y presiones de Pekín para que la fiesta siga con normalidad en la región, que continúa cerrada a la prensa foránea.

Organizaciones independentistas tibetanas e incluso el entorno del Dalai Lama, líder espiritual y político en el exilio, han llamado a los tibetanos a que no celebren este año esta festividad en protesta por los incidentes de marzo de 2008, en los que unas violentas revueltas en Lhasa, la capital regional, fueron reprimidas por la policía china.

También por respeto a las víctimas del terremoto de mayo del año pasado, en el que murieron miles de personas de etnias china, tibetana y qiang, entre otras.

"Este año (el Losar) debe ser considerado como un día de rezo en memoria de los tibetanos que murieron y aquellos que todavía sufren bajo el dominio chino", declaró en el exilio de la India a la prensa extranjera uno de los portavoces del Dalai, Tenzin Takhla.

Los Estudiantes por un Tíbet Libre, por su parte, anunciaron hoy la celebración de vigilias y protestas en ciudades de todo el mundo para mostrar solidaridad "con los tibetanos que han cancelado las celebraciones para homenajear a las víctimas".

En el otro bando, el régimen comunista chino se esfuerza por dar una imagen de normalidad en la meseta tibetana y su televisión estatal muestra en los últimos días imágenes de la población de Lhasa "haciendo preparativos para dar la bienvenida al Año Nuevo tibetano con alegría".

El canal estatal CCTV, uno de los pocos medios que estos días tiene acceso al Tíbet, muestran imágenes del mercado cercano al monasterio de Jokhang, en donde se venden adornos con forma de toros y bueyes, ya que para los tibetanos, como para los chinos, este nuevo año está marcado por este animal.

Incluso se ha preparado una gran gala televisiva en la capital tibetana, mientras en Pekín se han organizado exposiciones fotográficas, y actuaciones de música y danza, para recordar el inicio del año.

"Depende de cada uno celebrar o no la fiesta. En algunas familias, si un pariente ha muerto, es tradicional no hacerlo, pero creo que la mayoría sí va a conmemorarlo", aseguró hoy en Pekín en una rueda de prensa Luorong Zhandui, experto del Centro de Tibetología de China (cercano a la postura del Gobierno comunista).

Un turista español que hoy visitó el distrito tibetano de Shangri-la, en la provincia suroccidental china de Yunnan y vecino al Tíbet, destacó a Efe que algunos de los tibetanos han decidido festejar el nuevo año "en la intimidad", y subrayó que no se nota un especial despliegue de fuerzas de seguridad chinas.

El origen de las diferencias de ambos bandos a la hora de celebrar o no el Losar se encuentra en los incidentes del año pasado, cuando unas marchas de monjes tibetanos para conmemorar el levantamiento fallido del Dalai Lama contra el poder chino (1959) se tornaron violentas el día 14 de marzo.

El exilio tibetano asegura que las protestas fueron en principio "pacíficas" y que la represión policial posterior produjo al menos 140 muertos (otras fuentes hablan de 200), por lo que piden la liberación del alrededor de un millar de detenidos.

El Gobierno chino defiende que los participantes en la revuelta causaron 19 muertos (18 civiles y un policía) y no hablan de fallecidos por la acción policial y militar posterior, aunque sí admiten que unos 80 participantes en las protestas fueron detenidos, juzgados y condenados.

El Tíbet y otras zonas chinas con población tibetana están estos días cerradas a cal y canto a la prensa extranjera, aunque este mes el Gobierno chino invitó a un selecto grupo de reporteros foráneos a visitar Lhasa.

Los independentistas tibetanos aseguran que China ocupa militarmente el Tíbet desde 1950 y que antes esa región era una entidad independiente de facto, mientras que Pekín sostiene que su soberanía sobre esa región del Himalaya data del siglo XIII.

El próximo mes de marzo coinciden el aniversario de las protestas de Lhasa con el cincuentenario de la huida a la India del Dalai Lama, por lo que las autoridades chinas, a través de circulares del Ministerio de Seguridad Pública, han ordenado que se extreme la vigilancia.

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