Pekín.- Con una ceremonia en Lhasa, capital del Tíbet, el Gobierno chino inició hoy la conmemoración del "Día de la Emancipación de los Siervos", una fiesta con la que Pekín quiere reivindicar su papel "liberador" en la región autónoma pero que el exilio tibetano califica de "celebración de 50 años de opresión".
El presidente de la región autónoma, el tibetano Champa Phuntsok, miembro del Partido Comunista de China, presidió hoy la ceremonia de inauguración de la fiesta, instaurada a principios de este año, informó la agencia oficial Xinhua.
Según esa fuente, asistieron unas 13.000 personas, y aunque los medios chinos dieron amplia cobertura a la celebración, la prensa extranjera, que continúa teniendo vetado el acceso al Tíbet, no fue invitada a la ceremonia.
En el acto inaugural, "representantes de antiguos siervos, soldados del Ejército de Liberación Popular y estudiantes leyeron discursos", mientras la bandera nacional china era izada frente al Palacio Potala, símbolo de Lhasa y antigua residencia del Dalai Lama (huido precisamente hace 50 años).
Un día antes, el presidente chino, Hu Jintao, aseguró que los últimos 50 años han marcado "la transformación social más extensa, profunda y progresista en el Tíbet", en un discurso citado por Xinhua.
La fiesta comunista es una respuesta a la celebración por parte de los exiliados tibetanos, el pasado 10 de marzo, del 50 aniversario de la rebelión de la población del Tíbet contra el régimen comunista.
Por ello, organizaciones tibetanas en el extranjero y el entorno del Dalai Lama consideran la fiesta de hoy una provocación de Pekín:
"Se trata de una fiesta altamente provocativa" que "celebra 50 años de opresión", aseguró en un comunicado Estudiantes por un Tíbet Libre, una de las organizaciones que hoy ha convocado protestas en ciudades como Nueva York, París, Londres y Dharamsala (residencia actual del Dalai Lama en la India).
El 28 de marzo de 1959, ocho años después de que el Ejército Popular de Liberación comunista entrara en el Tíbet, y una vez huido el Dalai Lama, Pekín ordenó la disolución del gobierno local tibetano para reemplazarlo con uno afín al régimen comunista.
Los tibetanos en el exilio defienden que la región era independiente en la primera mitad del siglo XX hasta que el Ejército comunista la invadió en 1951, mientras que China sostiene que su soberanía sobre el "Techo del Mundo" se remonta a la dinastía Yuan (siglo XIII).
La celebración de hoy es la culminación a un mes de altas tensiones en el Tíbet y entre Pekín y Dharamsala.
China defiende que el Tíbet era antes de 1959 una sociedad feudal, gobernada por líderes religiosos y que la imposición del comunismo en la región ha traído, 50 años después, desarrollo y estabilidad a la zona, pese a que aún es una de las áreas más pobres del gigante asiático.
Los tibetanos en el exilio en cambio opinan que la imposición del comunismo en la región se saldó con la destrucción de monasterios y de gran parte de la cultura del Tíbet, además de la muerte de miles de personas -algunas organizaciones incluso hablan de un millón de muertos- en épocas como la Revolución Cultural o tras la represión de las revueltas de 1959, 1989 y 2008 en Lhasa.
Durante este mes de marzo, el Gobierno chino ha combatido estas acusaciones y las llamadas a reivindicar la independencia del Tíbet con una fuerte presencia de fuerzas de seguridad en la región y aumentando la prohibición de periodistas foráneos también a zonas de etnia tibetana fuera de la región autónoma.
Además, la propaganda china ha emitido todos los días en los medios de comunicación nacionales informaciones que destacaban la estabilidad en la región y la permanencia de su cultura.
Pese a ello, el mes no ha estado exento de incidentes, y la propia prensa oficial china informó de enfrentamientos entre policía y monjes tibetanos en un monasterio -que acabó con el intento de inmolación de un religioso- o la colocación de dos artefactos explosivos en zonas de población tibetana.
También, la semana pasada, se informó del ataque de una multitud de tibetanos a una comisaría donde un monje permanecía detenido.
La jornada de hoy también estuvo marcada por la intervención en el II Foro Budista Mundial de Wuxi (este de China) del Panchen Lama, "número dos" del budismo tibetano y cuya identidad también genera tensiones entre Pekín y Dharamsala.
Los tibetanos en el exilio lo consideran un "títere de Pekín" y reconocen como su Panchen Lama a otro joven, de 20 años, nombrado por el Dalai Lama en los años 90 y en paradero desconocido.
El Panchen Lama "pro Pekín" aseguró en el acto de hoy que China disfruta de libertad religiosa.
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