Penélope sólo quiere bailar

LOS ÁNGELES.-  Tengo que confesar que acudía con grandes expectativas al último encuentro con Penélope Cruz. La actriz había citado a la prensa española, sólo si ganaba, en la misma sala del hotel Mondrian de Los Ángeles, donde ayer nos contaba que estaba muy nerviosa. No miento si digo que esperaba una gran celebración. En mi cabeza la escena era muy 'almodovariana': Moët et Chandon a raudales, los periodistas eufóricos, su equipo de 'locazas' fuera de control, ella muy diva... En definitiva, todos celebrando que la presión se ha esfumado y que Penélope es, desde esta noche, la primera española en ganar un Óscar.

Nada más lejos de la realidad. Unos 30 periodistas reciben a la actriz con un tímido aplauso. El mismo que le habrían dado si hubiera perdido. Ella posa con el Óscar. Está muy guapa. Comienzan las preguntas. Al contrario que en el encuentro de ayer, no hay champán.

En un momento de la rueda de prensa, Penélope me transmite una gran sensación de soledad. En el 'lobby' del hotel hay una gran fiesta, pero no es para ella. Woody Allen no la ha llamado para felicitarla "porque en Nueva York es tres horas más tarde." Almodóvar lo ha hecho por email y Javier Bardem ni siquiera se ha dignado a aparecer. La actriz parece haberse acordado de todos en el discurso y, sin embargo, no parece que ellos hayan hecho grandes esfuerzos para compartir con ella el día más importante de su vida. "Sí, por supuesto, Javier me ha llamado. Pero ya sabéis que de esas cosas no hablo".

A pesar de que ya han pasado 12 horas desde que empezó a arreglarse, Penélope está radiante. El vestido, un modelo vintage diseñado por Pierre Balmain hace 60 años, es mucho más bonito de cerca y el cansancio se ha esfumado de su cara. "Me enamoré de este vestido hace ocho años y me dije a mí misma que algún día volvería a por él; lo volví a ver la semana pasada y me quedaba bien, así que pensé que era una buena señal". La actriz adquirió el modelo de sus sueños en la glamourosa tienda vintage de Beverly Hills Lily et Cie.

"Aún no me lo creo. Esto es muy fuerte para mí", dice mientras sostiene un Óscar que "pesa", pero que no suelta. "He pasado muchos nervios en las presentaciones, lo de las cinco actrices ha sido precioso, pero me iba el corazón a mil por hora y cuando Tilda Swinton me ha mirado al abrir el sobre, pensaba que me caía redonda". Al salir del escenario asegura que se quedó 15 minutos sola en un pasillo llorando. "Lo necesitaba para poder seguir".

Respecto a la gala nos cuenta que se le ha pasado volando y que no la ha podido ver entera. "La ceremonia me ha parecido preciosa, muchos de los cambios funcionan muy bien; Hugh Jackman ha estado genial".

Llega el momento de recordar sus comienzos. Por primera vez habla de Javier Bardem, el único actor español que junto con ella ha logrado un Óscar. "El año pasado, Javier, y este año, yo, los dos empezamos a la vez con 'Jamón, Jamón', cuando yo tenía 16 años y él 21, ha sido una casualidad increíble."

Última pregunta, grita su representante, Antonio Rubial. ¿Crees en 'la fuerza del destino'? "Destino y trabajo, creo en las dos cosas. Me han ocurrido tantas casualidades a lo largo de mi vida... pero es como uno quiera interpretar esas señales", dice Penélope, que se despide pidiéndonos que nos "emborrachemos".

Al salir del ascensor me encuentro a Isabel Coixet, que espera pacientemente a la galardonada. "Hombre, me hubiese gustado que se lo hubieran dado por 'Elegy', pero estoy muy feliz por ella", sostiene. Penélope se prepara para ir a la fiesta de Vanity Fair. "Lo único que quiere es bailar".