Nada de "consulta popular", 'plan Ibarretxe' o "derecho a decidir del pueblo vasco" —bueno, esto sí, pero con un matiz importante: "sujeto al pacto" entre todos—. El presidente del Euzkadi Buru Batzar (EBB) del PNV, Iñigo Urkullu, ha querido esta mañana en una conferencia en Madrid trasladar un patriotismo —"yo sólo me siento vasco"— que toque más el bolsillo terrenal que el alma identitaria, a la que tanto han apelado muchos dirigentes de su formación.
"No he venido a hacer campaña electoral". En varias ocasiones ha repetido la misma frase, aunque sonara poco creíble, a la vista de que su partido se la juega —y él como presidente tendrá alguna responsabilidad en el resultado final— en menos de un mes en unas decisivas elecciones autonómicas en el País Vasco.
Los sondeos electorales dibujan un marco sin precedentes. El último Euskobarómetro sitúa a nacionalistas y socialistas casi empatados. Aunque Urkullu afirmara hoy que "sólo la combinación estrambótica" entre el 'popular' Basagoiti —"uno que ya desde pequeño quería ser lehendakari"— y el socialista Patxi López —"otro que ni siquiera de mayor se imagina a sí mismo como lehendakari"— puede desalojar a Ibarretxe del poder.
Y aunque no venía a hacer campaña, el tono electoralista sí que se ha hecho presente en gran parte de su discurso. Pero a diferencia de la tradición peneuvista, cuyos máximos dirigentes han apelado siempre al "pueblo milenario" o al "rh negativo", Urkullu ha recurrido a la cartera. Coincidencia o no, esta mañana aparecía un artículo donde se ponía de manifiesto que la crisis alienta el nacionalismo en Europa. En su discurso ha estado más presente el patriotismo económico que el identitario y ha insistido mucho en contraponer dos modelos: el español y el vasco. El primero, "reflejado en la proyección de un partido de gobierno resignado ante una crisis que amenaza con engullirse toda una década de desarrollo basado en España en pies de barro"; el segundo, "que ha mimado la economía productiva y el tejido industrial, la economía real, la excelencia en la gestión y la competitividad".
Para avalar este panorama, Urkullu ha echado mano de dos datos. El primero llega de la oficina de desarrollo de la ONU, que confirmó hace meses que la Comunidad Autónoma Vasca ocupa el tercer puesto mundial —por detrás de Islandia y Noruega— en cuanto a nivel de desarrollo humano per cápita. El otro dato es más reciente. Hace dos días, la agencia Standar & Poors mantenía su máxima recomendación para la economía vasca (la AAA), mientras rebajaba la española (AA+). "Es la primera vez que esta entidad mantiene una calificación de una región y baja la del Estado a la que pertenece", ha insistido el dirigente.
Tras dar cuenta de las excelencias de la economía y el desarrollo de Euskadi, de medidas puestas en marcha y de algunas que incluye el "proyecto de diseño de país" del PNV para la próxima década —bautizado de forma exótica como 'Think Gaur-Euskadi 2002'—, Urkullu, que "no ha venido a hacer campaña", se ha sumergido en el 'problema vasco'. Y es que, "pase lo que pase el 1 de marzo, el día 2 estará esperándonos, con toda su complejidad".
En este sentido, el discurso de Urkullu se ha alejado del tono identitario que vienen utilizando dirigentes destacados de su formación, como Xavier Arzalluz, Joseba Egibar o el mismo Juan José Ibarretxe. Las decisiones unilaterales —como la famosa consulta o los planes con nombre de lehendakari— no han aparecido en ningún momento. Sí lo ha hecho el Estatuto de Guernika y la defensa de su espíritu: "sigue viva la exigencia de pacto que en él se formula". Por ello, apuesta por un "derecho de decisión", sí, pero "sujeto a pacto" entre todos.
La letra de esta música recordaba a muchos asistentes a la de su antecesor, Josu Jon Imaz, presente en el acto en calidad de presidente de Petronor. Imaz sigue granjeándose efusivos abrazos y muestras de cariño entre empresarios, políticos —de distinto color— y periodistas. No acabó bien con los pesos pesados de su partido y tuvo que abandonar su cargo , después de manifestar discrepancias con la línea más soberanista.
Un sentimiento parecido al que al parecer mantiene también su sucesor, quien no mantiene fluidas relaciones con Ibarretxe, según desvela en su último libro la periodista María Antonia Iglesias. Ni la fecha de publicación, ni el contendido han sido del agrado del presidente del PNV. La autora le calificó de "ingenuo" en una entrevista promocional, lo que le ha servido al dirigente vasco para asegura que "esa respuesta refleja la profesionalidad y la objetividad con la que se quieren tratar ciertos temas".
¿Y el terrorismo? ¿Y ETA? Para el último minuto de su intervención. Y de forma intencionada. "A ETA, lo he dicho muchas veces, nuestro mayor desprecio, contra ETA, más democracia". Alguien en el turno de preguntas le ha recordado al presidente del EBB si no era éste el principal problema de Euskadi, al que más tiempo y esfuerzo hay que dedicar. "Lecciones, a nosotros, pocas", ha contestado el dirigente, quien recuerda que "fuimos los primeros en montar una manifestación contra los violentos", lo que generó, en su opinión, "mucha incomprensión" en la sociedad de entonces. De esto hace ya 30 años.
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