El rostro muchas veces dice más que las palabras. Y si ayer Patxi López mostraba una cara de triunfador, la actitud de hoy de Íñigo Urkullu, presidente del PNV, no transmitía precisamente la del partido ganador. Los nacionalistas vascos tienen muy difícil renovar por cuatro años más sus tres décadas en el poder. Incluso esta mañana han repetido en muchas ocasiones que un rechazo de la mayoría del Parlamento surgido de las urnas a Ibarretxe "sería un golpe institucional". Palabras mayores.
Urkullu —presidente del Euzkadi Buru Batzar (EBB)— ha repetido por activa y por pasiva que el Partido Nacionalista Vasco ha sido la formación más votada en las elecciones del 1 de marzo. No le falta razón: 396.557 votos (38,56% —a la falta del voto emigrante—) y 30 diputados, uno más de lo que consiguió en las pasadas elecciones en coalición con EA. "Somos el partido ganador, el más votado y nos corresponde liderar un Gobierno estable", aseguró esta mañana el dirigente nacionalista en rueda de prensa.
Sin embargo, lo que no parece que tenga garantizado es un apoyo mayoritario en el Parlamento —que es el órgano que elige a los presidentes—. Los socios que han sustentado los Gobiernos de Ibarretxe han sufrido un duro batacazo (EA se queda con dos o un diputado y EB con uno). Otro posible socio es Aralar, que ha subido a cuatro diputados, al recoger el voto de la izquierda 'abertzale'. Pero no es suficiente para sumar los 38 diputados que dan la mayoría absoluta. Por contra, el otro candidato que ha anunciado su intención de participar en la investidura, el socialista Patxi López, sí que podría contar con esa mayoría parlamentaria (sus 24-25 diputados, más los 13 del PP y el escaño de UPyD).
Esa posible coalición 'constitucionalista' para desbancar al PNV de la Lehendakaritza supondría "un golpe institucional" fruto de un "acuerdo de Estado" entre formaciones nacionales, que llevaría a la "irresponsabilidad de someter a la arquitectura institucional a la inestabilidad", a juicio de Urkullu. Ante la insistencia de los periodistas para que aclara a qué se refería con la "inestabilidad", la respuesta del 'peneuvista' no ha sido la más diplomática: "eso está contestado", "eso está contestado", "¿alguien tiene alguna pregunta que no esté contestada ya?".
Al presidente del EBB se le ha recordado que su formación preside las diputaciones de Álava y Guipúzcoa sin ser la formación más votada. También que en las elecciones autonómicas de 1986 fue elegido 'lehendakari' su candidato, José Antonio Ardanza, a pesar de que el PSE fue la formación más votada (19 escaños frente a 17). "Son cuestiones muy diferentes", ha sido la respuesta de Urkullu.
Por todo ello, el PNV no renuncia a presentar a su candidato Ibarretxe, y no contempla la hipótesis de pasar a la oposición o jubilar al 'lehendakari' de los últimos once años. "Él será el que lidere un Gobierno que evite el frentismo, trabaje por salir de la crisis y asiente el autogobierno". La formación iniciará mañana mismo la ronda de contactos con todas las formaciones, comenzando por el PSE.
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