Santander.- La presencia de osas con crías en la zona oriental de la Cordillera Cantábrica indica que, en los últimos años, la especie tiende a estabilizarse, aunque todavía aparece catalogada como especie en peligro de extinción.
Así lo demuestran los resultados de un estudio realizado a través de un convenio de colaboración entre la Consejería de Desarrollo Rural, Ganadería y Pesca y la Fundación Oso Pardo, para el desarrollo de actividades contempladas en el Plan de Recuperación del Oso Pardo, aprobado en 1989.
El presidente de la Fundación Oso Pardo, Guillermo Palomero, ha afirmado en rueda de prensa que "todo lo que se haga por el bien del oso pardo tiene su efecto positivo en el resto de la fauna y flora".
Palomero ha explicado que así como en la zona occidental de la Cordillera Cantábrica existe un núcleo de población más denso de osos pardos, en la oriental, que comprende Palencia, León y Cantabria, "se tienen controlados unos 30 ejemplares", y es junto con el oso de los Pirineos, "la especie más amenazada de Europa", ha añadido.
En Cantabria no se ha registrado ninguna baja en la población de osos, pero el presidente de la Fundación Oso Pardo ha insistido en la importancia de las medidas de "educación ambiental" para poder conservar la especie.
Palomero ha destacado el comportamiento de los vecinos de Pesaguero con la osa "Caloca" y ha señalado que este año se han visto más ejemplares en Cantabria (205 localizaciones), ya que ha habido más alimento en la región que en Palencia y León.
El consejero Jesús Oria ha explicado que a principios de 2008 ambas entidades suscribieron un convenio bianual, por un importe total de 323.243 euros, con cuatro líneas de actuación: el desarrollo del "Proyecto Huella", para sensibilizar a los escolares de la problemática del oso pardo en Cantabria; la instalación de sistemas de protección de cultivos y colmenas; la identificación de las características de los hábitats de la especie y el apoyo a la vigilancia y seguimiento de la población osera.
Además del convenio, la Dirección General de Biodiversidad de la Consejería ha desarrollado otras medidas en aplicación al Plan de Recuperación, como cursos de formación para guardias o la redacción de un programa operativo de inversiones para priorizar las actuaciones de restauración de la especie en los próximos 10 años.
Otras medidas adoptadas han consistido en la regulación del tránsito de vehículos por las pistas donde se avistan los ejemplares, el traslado de fecha y ubicación de cacerías de jabalí y el pago de indemnizaciones por los daños producidos por los osos (2.837,63 en 2008).
Oria ha destacado el comportamiento de los vecinos afectados y los cazadores, que "han asumido su parte de responsabilidad" en la conservación de los osos.
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