Tres días antes de la inauguración de los Juegos Olímpicos de Pekín, el juez Pedraz decidió abrir una investigación contra dos ministros y cinco altos funcionarios chinos por la represión que tuvo lugar contra el Tíbet durante el mes de marzo de 2008. Ahora que muchas organizaciones se habían manifestado para pedir la apertura de un proceso contra las autoridades israelíes por el bombardeo de las últimas semanas contra Gaza —en los que más de 1.300 palestinos perdieron la vida—, el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu ha decidido aceptar a trámite una querella por los ataques israelíes que se produjeron sobre Gaza en el año 2002 y que mataron a 14 personas (un presunto líder de Hamás y el resto civiles), imputando al ex ministro de Defensa Benjamín Ben-Eliezer junto a seis militares israelíes.
De este modo, la Justicia española ha vuelto a situarse en el centro de la atención mundial, y echarse a las espaldas una nueva investigación sobre presuntos crímenes contra la humanidad. Tal es así, que hasta la edición digital del diario israelí Haaretz coloca en primera plana la información sobre la decisión de Andreu. El diario israelí, además, recoge las declaraciones del ministro de Defensa Ehud Barak, quien ha calificado la decisión como "alucinante", y ha añadido que "cualquiera que califique el asesinato de un terrorista como 'crimen contra la humanidad' está viviendo en un mundo al revés". Además, ha reconocido estar dispuesto a "hacer todo" lo necesario para anular la querella. Por su parte, el líder ultraconservador de la oposición, Benjamin Netanyahu, creee que se trata de algo "absurdo".
Tras el reciente bombardeo contra Gaza los propios dirigentes israelíes mostraron abiertamente sus temores a verse presionados por la comunidad internacional o a que algunos países decidieran abrir sus propios procesos. Por esta razón, el primer ministro israelí, Ehud Olmert, aseguró que cualquier soldado israelí acusado de crímenes de guerra sería protegido por su propio país, ya que actuaron para defender a su país. El ministro español de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, ha tratado de rebajar la tensión, y le ha asegurado a su homóloga de Israel, Tzipi Livni, que el Gobierno va a tratar de que la decisión de la Audiencia tenga el "menor impacto" posible y una "solución satisfactoria", unas declaraciones que arrojan muchas dudas sobre su verdadero significado.
Sin embargo, el abogado Manuel Ollé, presidente de la Asociación Pro Derechos Humanos de España y que presentó este semana su libro 'Justicia Universal para Crímenes Internacionales', mantiene una postura bien diferente: "Creo que la decisión es satisfactoria, y que España tiene las competencias necesarias para llevar a cabo la investigación en base al principio de justicia universal", nos ha comentado. Ollé ha sido el impulsor de algunos de los procesos que ha situado a España como un referente en la persecución de crímenes contra la humanidad, un movimiento que, tras el procesamiento a Pinochet, ha ido creciendo poco a poco. En estos procesos, por lo general, debe contarse con una buena disposición de los otros países para lograr agilidad en el proceso, algo a lo que Israel no parece muy dispuesto.
Los hitos más relevante de la justicia española en este campo, junto al de Pinochet, fueron los procesos contra los militares argentinos Scilingo y Cavallo. A continuación se ofrece un listado con las principales causas que se encuentra tramitando, en estos momentos, la Audiencia Nacional.
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