La estilosa calvicie y los agresivos abdominales del 'machoibérico' inglés Jason Statham no tienen que ver tan sólo con el gimnasio, la pechuga de pollo y los batidos de proteínas. Son fruto de un proceso evolutivo tan antiguo como la existencia del cine mismo. Dicen los poco originales que es el heredero de Bruce Willis, pero eso es limitarse demasiado, por más que compartan corte de pelo y una tendencia natural a acabar descamisados. Debido a sus cualidades natatorias (doce años en el equipo nacional inglés de salto, con unos JJ.OO. incluidos, le avalan) podría emparentarse con Johnny Weissmuller, el gran Tarzán sepia. Además, su pasado como modelo tiene que ver con el de Brad Pitt. No en vano ambos sirvieron de maniquíes a una marca de vaqueros judía muy famosa.
Treinta y seis años, londinense, de padres artistas y residentes en Canarias, es famoso desde que Guy Ritchie le hiciera una prueba para encarnar al Bacon de 'Lock and Stock', el debut de ambos, aconsejado por uno de los buscadores de talentos de la agencia French Connection para la que Jason hacía sesiones fotográficas. Luego, el ex de Madonna le llamaría dos veces más.
Los pasos pormenorizados que ha dado un renacentista de este calado —más fan de Bruce Lee ("Lee es mi héroe y nadie ha superado lo que él hizo hace más de 30 años") que de Laurence Olivier— hasta convertirse en una estrella de la serie B sólo interesan a los iniciados, a los que no teman meterse entre pecho y espalada las fantasías acrobáticas de Jet Li ('El único', 'El asesino') o los desvaríos megalómanos de Luc Besson (guionista y productor de la saga 'Transporter') en busca de asentar en Francia una subdivisión garrafonera del Hollywood más palomitero y menos artísticamente ambicioso.
Lo que no se puede rebatir a aquellos que se empeñan en sacar parecidos razonables es que el protagonista de 'Luz de Luna' y el actor británico han sido catapultados a la fama por interpretar a sendos personajes protagonistas en dos importantes trilogías de acción. 'La jungla de cristal', reivindicadísima hoy como una de las mejores películas de acción de todos los tiempos, tiene en 'Transporter', de la que esta semana se estrena la tercera parte, su espejo posmoderno. El héroe discreto (policía/conductor) que no se quiere meter en problemas, y sí cumplir puntualmente con su deber, se encuentra por arte de magia metido en fregados descomunales, en los que, claro, tira de músculo mientras su rostro esculpido en cemento esboza un gesto burlón.
No ha afrontado Statham grandes retos dramáticos por el momento. 'Revolver' —thriller cabalístico pajamentalista que por fin pudo estrenar Ritchie la semana pasada en nuestro país gracias al tirón de 'RocknRolla'—, en la que sufría brotes severos de esquizofrenia durante su ininteligible segmento final, puede tomarse como la excepción que confirma la regla. Pero eso no le quita el sueño: "Nunca vas a ganar un Óscar por hacer 'Crank' (cuya segunda parte está pendiente de estreno)... ni tampoco por ninguna otra de las películas que he hecho". ¿Cómo criticar a quien no se toma en serio a sí mismo? Como los personajes a los que interpreta (hasta las últimas consecuencias: casi nunca tira de dobles), es difícil pillarle en un renuncio.
Y en caso de que algún día quiera convertirse en un actor respetable, siempre hay tiempo para el viraje. Tuvieron que pasar muchos años de carrera para que Arnie se encontrara con Verhoeven o James Cameron y unos cuantos más hasta que James Mangold se decidiera a someter a Sly a una dieta hipercalórica en 'Copland'. A todo bruto le llega su sanmartín. De lo que no hay duda es de que en su registro no hay otro mejor que Statham, ni ningún chófer más pirado e indestructible que su tres veces Frank Martin.
Cabe diferenciar a los que son sólo duros de los que son duros y reparten estopa en formato balas o patadas voladoras. En el primer saco se podría introducir a todos los fumadores listillos del cine negro (Fred McMurray, Humphrey Bogart, James Cagney, padres de los ulteriores Dean y Brando) y a los aventureros del cine coloreado (y del que estaba por colorear). La lista es infinita y obviamente discutible. Lo único cierto es que mejor no tener altercados con ninguno de ellos. De todos y cada uno de los que se plantean a continuación toma apuntes Frank Martin para conformarse como el mejor antihéroe de la cartelera.
Años 30: Errol Flynn ('El capitán Blood') tomó el digno relevo del patriarca descafeinado Douglas Fairbanks (que diera vida al El Zorro y también a Robin Hood). Los héroes de aquella época eran tan ligeros que parecía que se iban a romper y en ocasiones se maquillaban mucho más que las mujeres a las que solían cortejar. No se encamaban con ellas todavía (al menos dentro de plano). Quien dude de la hombría de Flynn, sólo tiene que revisar en DVD el duelo final a espada que le enfrenta a Basil Rathbone en 'Robin de los Bosques'.
Años 40: Más de tres películas por año rodó John Wayne en esta década, entre ellas 'Fort Apache', 'Río Rojo' y 'Tres padrinos'. Cuando John Ford se dio cuenta del gran potencial dramático que atesoraba, le regaló 'El hombre tranquilo' en el año 52. Su cumbre, 'Río Bravo' (Howard Hawks), no llegaría hasta el 59, otra vez haciendo de sheriff inquebrantable. Vio cómo otros grandes quisieron calzarse las botas de tío más famoso del 'far west', pero nunca sería lo mismo. Fue el referente de su amanerado sucesor James Stewart, quien tuvo a su pequeño Ford en miniatura en Anthony Mann. Más en la corriente de Wayne se situaría Gary Cooper en la claustrofóbica 'Sólo ante el peligro' (1952).
Años 50: Una carrera repartida entre los años 30 y 80 fue la que tuvo William Holden, pero su cumbre macarra (en 'El crepúsculo de los dioses' era más víctima que otra cosa) tuvo lugar en estos 50. 'Traidor en el infierno', rodada en el 53, fue la peli de presos que nunca sobra en la filmografía de todo 'hostiador'. El Dardo al que interpretó Burt Lancaster en 'El halcón y la flecha' estuvo más en sintonía con Flynn que con un matón de gimnasio, pero el cinismo y la flema McClane se encontraban ya presentes.
Años 60: En esta década los buenos modales se perdieron y se tendió hacia un ensuciamiento que alcanzaría sus máximas cotas en los 70. En esta franja temporal se gestó el histórico carisma de Lee Marvin ('A quemarropa', 'Doce del patíbulo', ambas de 1967) y surgieron dos grupos de angelitos que no dejaron títere con cabeza: 'Los Siete Magníficos' (formados por Charles Bronson ('Yo soy la justicia'), James Coburn, Yul Brynner y Steve McQueen ('Bullitt'), entre otros) y el 'Grupo Salvaje' de Peckinpah, con Holden de nuevo a bordo. Tampoco nos olvidemos de Sean Connery, el único James Bond que no ha sido un fiasco travesti hasta la aparición de Daniel Craig. El doctor No fue el primero en inflarle las narices; corría el año 62
Años 70: Diez años que llevan la impronta de Clint Eastwood marcada a fuego. Antes de convertirse en uno de los directores (o el director) más respetados de toda la industria, empezó repartiendo tiros en el oeste del spaghetti y después alcanzó su mayor gloria pop descargando su calibre 44 contra todo aquel que desafiara su autoridad en la trilogía del malhumorado Harry Callahan. Quizá sea el más peligroso de toda la galería que os proponemos, el tipo en el que debían estar pensando cuando diseñaron la billetera de Jules Winnfield. No os aturdimos con más nombre en este epígrafe porque sólo sobreviviría uno de ellos, y sería Harry.
Años 80: "Chuck Norris tiene dos velocidades: Caminar y Matar". Puros 80. La bravuconería de 'Walker Texas Ranger' en estado de máxima efervescencia recuerda a una década que ha envejecido cruelmente para las grandes audiencias pero que se reivindica como pocas para los amantes de la serie B. No podemos perder el tiempo diciendo qué tal o cuál título encumbró a cada uno de los Van Damme (la elasticidad), Stallone (el autofustigamiento), Mickey Rourke (los demonios internos), Bruce Willis (la socarronería), Schwarzenegger (la hipertrofia) o Michael Paré (la caspa), porque nos quedamos sin scroll. Si hasta tiroteadores de pacotilla metidos a superdetectives había.
Años 90: La década del grunge vivió de las rentas y de la madurez de quienes resistían en activo del periodo anterior, esta vez ya totalmente integrados en la industria. Fue hasta que en el año 98 irrumpiera discretamente quien sería muy importante en el presente: Vin Diesel. Tras ver su película 'Strays', en la que hacía de actor, director y guionista, Spielberg le fichó para hacer de francotirador con cuerpo de armario ropero en 'Salvar al soldad Ryan'. El musculado actor sería cabeza de cartel de títulos de referencia como 'xXx', 'Diablo', 'Pitch Black' o 'Babylon A.D.'
Años 00: 'Transporter' se rodó en el 2002; en el 2005 vendría la secuela y esta semana se cierra el triángulo... por el momento. Compañeros de promoción de Jason son su más duro competidor (Diesel al poder), Dwayne Johnson ('El rey Escorpión', 'Tesoro del Amazonas' y 'Doom') o Hugh Jackman ('Operación Swordfish', 'Lobezno'). Pero si por algo hemos decidido darle a 'El Turco' el título de farruco por excelencia de esta categoría es porque, fiel a sus principios, es el único que se siente totalmente a gusto con la etiqueta sin intentar hacerse el tierno (Diesel perpetró 'Un canguro superduro'; Johnson, 'Papá por sorpresa' y Jackman, 'Kate & Leopold'). Imperdonables.
¿Cuál es tu favorito? ¿Cuál te falta?
Si quieres firmar tus comentarios puedes iniciar sesión »
En este espacio aparecerán los comentarios a los que hagas referencia. Por ejemplo, si escribes "comentario nº 3" en la caja de la izquierda, podrás ver el contenido de ese comentario aquí. Así te aseguras de que tu referencia es la correcta. No se permite código HTML en los comentarios.
Lo sentimos, no puedes comentar esta noticia si no eres un usuario registrado y has iniciado sesión.
Si ya lo estás registrado puedes iniciar sesión ahora.