Como si de un título nobiliario se tratase así se ha decidido llamar al cine dirigido por Guy Ritchie. Un cine de excesos, callejero, lúcido en ocasiones, repleto de personajes histriónicos, que ha pecado de ingenuo y no ha sabido reformularse. Descanse en paz. O quizá no...
Creo que la mejor manera de hacerme entender es trazar la misma línea que seguí a la hora de abordar la filmografía del director británico. Encontré 'Lock & Stock' por casualidad sobre 1999 ó 2000 en un videoclub. La alquilé por aquello que siempre dicen que no deben juzgarse los productos culturales: la portada. No demuestra mucho pero siempre me han jodido las personas que utilizan el canon "nunca juzgues un libro por la portada". Ésta es mi pequeña venganza.
Recuerdo que la disfruté muchísimo; resultó ser una película vibrante, eléctrica, de situaciones disparatadas y banda sonora perfecta. La historia se organiza en base a tramas que transcurren en función de los personajes (o equipos de personajes) que las protagonizan; así van avanzando azarosamente hacia un final común, que las une o las destruye. No están muy resultas y son algo facilonas pero ¡qué más da!, forman parte de la que fue la película más divertida del año junto con 'Very Bad Things' y 'El gran Lebowski'. Además, cuenta con la primera incursión en cine de mi admirado Vinnie Jones, ex futbolista rompepiernas galés.
"Es un tipo que ha tenido demasiada suerte". Corre el año 2001 y, otra vez con retraso, cae en mis manos 'Snatch. Cerdos y diamantes', una cinta del año anterior. La sombra de 'Lock & Stock' se alarga poderosamente durante toda la película con dos diferencias fundamentales: una presentación de personajes tan desordenada como acertada y Brad Pitt en el papel de un gitano irlandés que a base de peleas callejeras intenta comprarle una caravana nueva a su madre: inconmensurable. Guy Ritchie se vale de las mismas armas que nos divirtieron en su anterior película, ¿nos encontramos ante una fórmula infalible? Sus películas contenían todas esas cosas que nos gustan de las películas de acción: diálogos frescos e infalibles, una buena banda sonora y gitanos irlandeses dándose de hostias envueltos en llamas.
Tres películas más tarde todo parece más difuso, como si no hubiera existido nunca. Y se me cayó el mito al suelo. Les cuento: en el año 2000 tras el rodaje de 'Snatch' el director británico contrae matrimonio con Madonna, a quien dirige en un video musical ('What It Feels Like for a Girl'), en un anuncio/cortometraje de BMW y en 'Barridos por la Marea'. El resultado no pudo ser más infame.
A los veinte minutos de ‘Barridos por la Marea’ la única esperanza es que el director nos regale un desnudo de la actriz, aunque sea parcial. Y ni siquiera se recuerda. Lo que quiero decir, un film para olvidar en todos los sentidos. Las colaboraciones entre Ritchie y su esposa se cuentan como verdaderos desastres, como aburridos actos de obscenidad. Para alegría de muchos, acabaron por divorciarse el pasado otoño.
El próximo mes de enero el director inglés estrena sus dos últimas películas 'RocknRolla' (1 de enero) y 'Revolver' (16 de enero), donde ha vuelto en cierta manera a sus orígenes. Por un lado, 'Revolver' representa el sinsentido de la distribución española. Estrenada en las islas en 2005 llega ahora a nuestras pantallas. Es una película retorcida que abusa de sí misma, que se estira hasta corromperse, traicionarse y convertirse en una caricatura que cuesta entender del todo. Una fábula sobre la obsesión desmedida tan loca como arbitraria.
Por el contrario, 'RocknRolla' (2008) es fiel a sí misma y a las raíces de su director: en ella reconocemos lo que nos había gustado en 'Lock & Stock'. Aún no tengo claro si se trata de una película para los que nos divertimos a comienzos del 2000 o para los que quieren divertirse ahora. Les digo lo que me dijo un amigo cuando la comentamos: "¿En 2008, te has divertido tanto con otra película?". No supe qué responder.
Quizá el disléxico Ritchie haya vuelto a hacer lo único que sabe hacer bien: Cine británico de 'goodfellas'.
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